Una chica fragil, a penas podía salir a la calle sin que un rayo del sol le hiciera daño, piel de porcela- Espera, ¿de verdad te lo estás creyendo? eso es lo que piensan las personas que no la conocen, si no han recibido una de sus patadas a la cara...
Mi gente, intenté hacer gráficos y eso xd aunque obvi eso no es lo mío, pero me gusta, los usaré después pq el bendito Wattpad no me dejaba ponerlo, que cosas, en fin, disfruten de estos capítulos de relleno pq no tendré piedad después. :3
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El despertador sonó, un ruido que la chica odiaba tanto, era un horrible recordatorio de lo que le deparaba el día. Con pereza, se levantó de la cama, achicando los ojos al no poder ver correctamente, tomando los lentes que se encontraban sobre la mesita de noche, voltea, volviendo a mirar la cama, luchando contra las ansias de volver a acostarse y olvidarse de la escuela, pero sus pensamientos se vieron interrumpidos por el sonido de la puerta siendo tocada.
"Señorita Kiana, levantese, es hora de ir a la escuela." El sonido de esa suave voz le levanta los ánimos, no era más ni nada menos que la sirvienta de la casa, aunque no le gustaba usar ese nombre en ella, así que la llamaba por su nombre, Rita, es una señora mayor que se ha encargado de cuidarla desde pequeña, debido a que su madre se la pasaba la mayoría del tiempo en el extranjero.
"Ya voy, Rita." Bosteza, estirando sus brazos hacia arriba para deshacerse de la pequeña tensión, dirigiéndose hacia el baño mientras la señora mayor entraba a la habitación para prepararle el uniforme sobre la cama.
Entró al baño, dándose una fría ducha para despertarse por completo, al terminar, cepilló sus dientes y limpió sus lentes algo empañados y salió del baño.
"Buenos días, señorita Kiana." Saluda la amable señora.
"Buenos días, abuelita Rita." El apodo provoca una linda carcajada de parte de la anciana. Le había tomado cariño.
"Ay mi hijita, ya te he dicho que puedes llamarme por mi puesto." En realidad, a la señora no le molestaba, es solo que sabía como era su madre.
"Solo cuando ella está aquí, mientras tanto, usted es como una abuelita para mí, después de todo, usted fue quien me crío." Dice mientras se cambiaba, terminando de colocarse la camisa y la falda, toma la chaqueta azulada y se la coloca.
"Tienes razón, ven, déjame ayudarte con la corbata." La albina sonrió y fue hacia ella, la señora tomó la corbata y se la coloca, haciéndole un nudo perfecto.
"Gracias abuela Rita." Sonríe, se sienta en una silla, y como todas las mañanas, la señora se propone a cepillar su pelo, ayudándola a definir los hermosos rizos de su cabello.
Luego de prepararse, toma el vento que Rita le había preparado, junto con su mochila y emprende camino hacia fuera de la casa, encontrándose con el jardinero, un señor mayor llamado Kim.
"Buenos dias señorita Kiana."
"Buenos días señor Kim." Le sonríe amablemente, y llega hacia las afueras de la casa, encontrándose con su chófer quién la esperaba.
"Buenos días Tae-Suk." Saluda, chocando puños con el hombre.
"Buen día, señorita Kiana." Ambos sonríen y él le abre la puerta del auto, luego de que entra la cierra, rodeando el auto y entra, sentándose en el asiento conductor.
