UNA PASION INFERNAL

CAPITULO 1

Azul.

Estoy sentada frente a un semáforo, con un pie sobre la vereda y el otro en la pista. Mis manos sobre los bolsillos de mi shorts jeans, y el sol de verano cae con una fuerza sobrenatural sobre mi; ver cómo helados se derretían sin piedad sobre las manos de pequeños niños. Los negocios sacaban sombrillas y hielera para aquellos transeúntes que estén al borde de un desmayo precoz. Aburrida de esperar que los carros no se detengan para poder cruzar.

No debí mirar.

Mi mirada son testigos de una vista inusual, de unos ojos azules enigmáticos que te calaba hasta los vellos de la piel en una erizacion prolongada, estaba dentro de aquel auto de tonos negros, un auto ultimo modelo. Una Mercedes-Benz CLA 2019, es uno de los más pedidos de este año; el chófer era un hombre de pelidurazno de unos ojos grises lavanda, un bonito color, pero mi atención se fue completamente en el copiloto un zafiro profundo que se desvanece a un azul más claro y sus pupilas son de un negro azulado. : azules enigmáticos, podía sentir claramente como su mirada estaba clavada en mi. Gire ligeramente la cabeza para verlo frente a frente; nuestras miradas se encuentran fijamente como dos destellos que estaban destinados a unirse. No sé que me motiva a caminar frente a su auto pero estaba frente a frente con la muerte : impulsividad. Podria ver cómo el ladeaba su cabeza para decirle a su conductor que arrancará aún si yo estaba frente, solo seguí mi camino cruzando la pista y observando como se alejaba de mi.

No debí retarlo...

El ruido que provenía de los autos que habían seguido su curso me marea de gran manera, la piel de gallina se me pone por la inquietud de tan solo pensar por aquella tremenda estupidez, casi me cuesta mi propia vida; definitivamente estaba loca. Debía encontrarlo para retarlo aún no se en que pero se lo merecía por querer pasar sobre mi. Caminaba a ese pequeño local en dónde soy una simple mesera de comida rapida. Y todos me miraban como si hubieran visto al mismo diablo, que me miraban ¿Se les había perdido algo?.

No, miraban como refunfuñaba como una loca desquiciada pero como no seré una loca si casi me atropellan.

Mi imprudencia.

Morado.

Apenas los clientes llegaban debía poner mi mejor cara : sonrisa y más sonrisa, coquetea con los clientes para que vuelvan más seguido. Estúpidas leyes de atención al cliente, si gustaban que vengan y si no, no se les puede rogar pero no debo darme el lujo de tratar a las personas como poca cosa. Llevaba  una taza de café a un cliente habitual; ojos carmesí, cabello blanco y era un hombre de un porte. Tengen uzui, un atlético hombre que toda mujer sueña tener en su cama, aclaro, todas menos yo. El cada vez que llega, me sienta en sus piernas y siempre que lo hace termina golpeado.

Es peligroso siempre acercarme tanto a los clientes pero el dinero debe poder un poco más; sin dinero no hay comida y sin comida no hay vida.

Atiendo a otro cliente de unos hermosos verdes mentas con su cabello largo y lacio, de color negro que se degrada a verde menta a medida que se acerca a su cintura. Admito, era el cabello que yo desearía tener, la comisura de sus labios de aquel joven hombre eran suaves y la unión de nuestros labios era producto por su compra.

Admito es peligroso, porque mi jefe idiota; muzan kibutsuji. Nos ofrece por cada compra extra que ordenen pero no puedo negar que se siente bien.

Los hombres vienen exclusivamente a este restaurante a tocar, besar o incluso algunos han llegado a follar con las trabajadoras de mi lado solo han llegado a los besos, y el atrevimiento de muichiro tokito sobre tomar mi cintura me gustaba como un descontrol total: limites.

Solo me aleje de el;suavemente.

Al salir del negocio para traer unas papas que no llegaron , podía ver los autos ir y venir ; adrenalina pura. Me deslice tranquilamente a una de las tiendas cercanas en dónde compre unas cuantas bolsas de papas, volví a ver al hombre de la mañana, admito senti un pequeño hormigueo al solo verlo.