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En los pasillos de la UA se rumoreaba sobre la aparición de un nuevo profesor, pero nada era seguro.
Algunos alumnos comentaban que podría ser el por Hero número 2, Shoto; o tal vez Red Riot, el número 3, pues habían sido estudiantes de la academia tiempo atrás y ocupaban de los puestos más altos en la encuesta de popularidad anual.
Un porcentaje minimo tenía la osadía de decir que sería el héroe más grande de Japón, pero todos se reían después de decirlo, pues luego de la guerra parecía que el pro Hero Deku había desaparecido entre las cenizas y muchos creían que incluso era solo un mito.

Un lunes cualquiera los alumnos corrían por los pasillos expectantes luego de que se corriera la voz, el rumor se confirmó.
Un héroe se integraría como nuevo docente.

La multitud se acumuló en la puerta principal, los chicos se empujaban entre sí deseosos de poder observar y darle la bienvenida a su nuevo profesor y pronto entre los bullicios el silencio se fue haciendo presente y los rostros que antes expresaban emoción ahora parecían haber visto algún espectro.

—¡Vamos Bakugo!, yo también quiero saber quién será el nuevo profesor.— Se quejó la pelirosa mientras jalaba al chico por la manga de su saco escolar haciéndolo arrastrar los pies.

—Tch, ¿A quien le importa? lo tendremos dándonos clase dos jodidos años hasta que nos graduemos.— Mina giró su rostro hacia él mostrando un gesto irritado mientras seguían caminando, el rubio se limitó a rodar los ojos y suspirar.

Ambos llegaron a la entrada donde los chicos parecían estar más calmados de lo que esperaban. Mina los miró confundida tratando de ponerse de puntillas para poder ver algo, pero su visión estaba completamente cubierta.

—Bakugo, súbeme a tus hombros.— Dijo emocionada mirando algo rubio.

—¡No haré eso!¡Jodet...— El sonido de las suelas de hierro de sus botas golpeteaba con el piso haciéndolo callar; un camino se abrió entre la ola de adolescentes permitiéndole el paso a la capa amarilla que ondeaba detrás de su espalda imponiendo respeto y autoridad.

El hombre se detuvo delante de Bakugo ofreciéndole una mirada profunda, tanto que pudo notar los diferentes subtonos del rojo en los ojos del estudiante.
Su expresión era dura y su postura firme, el joven se forzó a aguantar la mirada del héroe, pues a pesar de que lo intimidaba, no se mostraría débil ante nadie.

— Bakugo...¿Verdad?— Preguntó y luego esbozó una sonrisa encantadora que mostraba sus dientes de porcelana.
—Lo siento chicos, no intentaba asustarlos.— Pronunció esta vez levantando la mirada hacia los estudiantes que seguían en silencio.—Soy Deku, un gusto estar con ustedes. Seré su profesor.

Y luego de eso la actitud por la que alguna vez se le conoció salió a flote, pues siempre se supo que la bondad y el gran corazón que cargaba el pro Hero número 1 de Japón eran lo que lo hacía ser un verdadero héroe.

El bullicio regresó, los chicos y chicas esperaban poder conocer al hombre que creían una leyenda hasta ese momento, se abalanzaban sobre él creando un ambiente animado y aunque trataba de esconderlo, un poco irritante; Deku nunca fue fan de la fama o los aplausos y aunque con el tiempo se haya acostumbrado, todavía no sabía cómo lidiar con aquello.

Bakugo miró la escena confundido mientras algunos chicos lo empujaban hacia atrás dejándolo lejos del campo de visión de héroe, quien gentilmente platicaba con algunos de sus fans y firmaba algunos autógrafos.
El adolescente conocía bastante bien a aquel hombre de traje verde esmeralda, no por nada podría decirse que era su fan número uno, pues, al igual que sus compañeros, pudo observarlo en acción años atrás cuando la guerra estaba acabando con todo a su paso.
Algunos canales de noticias transmitían en vivo los enfrentamientos que los héroes y los villanos tenían, con la intención de que la población no perdiera la esperanza y entonces el apareció a lo lejos, enfocado por las cámaras que seguramente sostenían unas manos temblorosas.

Aquel chico de en ese entonces 16 años de edad luchando contra los villanos con el objetivo proteger la sonrisa del mundo, pero para Katsuki, un niño de 9 años, fue más profundo que eso. Aquello tocó su corazón de una manera inimaginable llevándolo a querer seguir su ejemplo, aunque le fuera difícil por su personalidad explosiva, quería ser como él; lo admiraba más que a nadie, incluso más que a All Might.
Cuando fue momento, se inscribió a la academia de héroes UA, pasando el examen de admisión con el promedio más alto tanto en el campo de batalla, como en el examen escrito.
Y ahora en su segundo año de estudios, uno de sus docentes sería Deku, quien además lo había reconocido minutos antes y no podía evitarlo, estaba emocionado, más de lo que él quisiera. Sin embargo su comportamiento brusco escondió todos esos sentimientos en una caja que guardaba bajo llave.

Chasqueó la lengua con el entrecejo fruncido, se dio la vuelta y volvió al aula, después de todo el admirarlo no significaba estar sobre el todo el día; Katsuki comprendía lo que era el espacio personal para un héroe.

Luego de un anuncio del director en las bocinas de la academia todos volvieron a sus salones, expectantes y emocionados de quienes serían los primeros en tener el privilegio de tener clase con el pro Héroe.
El rubio suspiró descansando el rostro en la palma de su mano mientras escuchaba los murmuros y gritos de sus compañeros.

—¿Pueden hacer algo de puto silencio?¿A quien le importa quienes sean los primeros?—Habló tajante siendo interrumpido, está vez por el sonido de la puerta corrediza; parecía que tenía un poder especial que lo hacía aparecer cada vez que abría la boca.

Todos se sentaron en silencio con sonrisas en sus rostros esperando la presentación del peliverde, este caminó hacia el podio frente a los estudiantes recargándose en sus codos sobre la madera.

—Bueno chicos, como lo mencioné antes, soy su nuevo profesor, es un gusto conocerlos. Espero podamos llevarnos bien.— Dijo soltando una leve carcajada para luego barrer el salón con la mirada.
—Bien, para los que no me conozcan, Mi nombre real el Izuku Midoriya, mi nombre de Héroe es Deku, son libres de llamarme como se sientan más cómodos, sin embargo no olviden el respeto que hay entre nosotros. Sigo siendo su Sensei.— Los miro a todos asentir, era extraño para el mirarlos desde el lugar donde alguna vez estuvo enseñándole Aizawa o Present Mic.
—El día de hoy solo nos presentaremos para conocernos un poco, pero mañana tendremos entrenamiento, así que prepárense.— Caminó hacia el escritorio y recorrió la silla dejándose caer sobre ella mientras ajustaba sus guantes.—Por ahora háblenme de ustedes, sus nombres y sus quirks.

Chicos y chicas levantaron sus manos emocionados de ser los primeros en empezar; luego de algunas risas Izuku escogió a alguien al azar y así sucesivamente.

—Mmm... veamos, ahora sigue...— Sabía exactamente a quien quería escuchar.
Sus ojos recorrieron el aula de una esquina a otra encontrándose con la mirada rasgada del joven, quien se mostraba indiferente ante el tema.
—Ah, Bakugo...¿Verdad?— Preguntó cómo lo había hecho antes en el pasillo.
Katsuki se removió un poco en su asiento y se puso de pie rascando la parte trasera de su nuca.

Suspiró.
—Katsuki Bakugo, 17. Mi quirk es explosión, mi sudor funciona como nitroglicerina.—Habló claro y preciso, no titubeó ni alardeó como lo había visto hacer en el festival deportivo de primer año. Había madurado.

—En realidad ya sabía todo eso de ti.— Respondió Izuku mirándolo con los codos apoyados en el escritorio y una sonrisa que no se despedía de sus labios. Aclaró su garganta y volvió su mirada al resto del grupo. —En realidad ya sabía eso de todos ustedes.—Se corrigió.
—Estudié a mis alumnos antes de venir aquí, por su puesto. Quiero analizar cómo utilizan sus debilidades y fortalezas a su favor. Los veo mañana.

Sin más que decir observo a todos los jóvenes salir del salón, Katsuki salió casi al final junto con Mina, le ofrecieron una última mirada al peliverde.

—Ah, Bakugo.— El rubio se soltó del agarre de la pelirosa dejándola que se adelantara, volviendo su rostro al pecoso.— Ten un buen día.—Seguido de una sonrisa de oreja a oreja que hacía que sus ojos se achicaran. Bakugo asintió suavemente y siguió su camino.

Your power - DekubakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora