28 de septiembre, 12:16 PM
Afuera de la Preparatoria Itan
El Detective Fulbright condujo su auto dentro del estacionamiento de la Preparatoria Itan. La tormenta seguía arreciando e inundando la escuela, formando charcos que llegaban hasta los tobillos en la parte superior del estacionamiento. En cuanto Fulbright llegó a un espacio vacío para estacionarse, pasó por encima de uno de estos charcos, levantando torrentes de agua debido al impacto de sus llantas.
Una vez que logró estacionarse, apagó la ignición de su auto y miró hacia la entrada, esperando a que Jeanne apareciera. Aunque intentó mantener el mismo paso que ella, se separaron en un semáforo rojo, lo que provocó que él se adelantara más. Por un momento consideró esperar a que lo alcanzara, pero finalmente decidió no hacerlo, ya que no quería perder el tiempo y suponiendo que ella sería capaz de llegar por su cuenta a la escuela de su hijo.
Unos momentos después, encendió la radio del auto para escuchar lo que decía el resto de la policía. Aunque estaba ocupado escoltando a Jeanne por el campus, quería seguir al tanto de los eventos que estaban ocurriendo entre sus colegas.
<¿Alguna unidad disponible en la Preparatoria Itan? Tenemos una situación...>
<... ¿De qué se trata ahora?>
<Algunos estudiantes se quedaron atrapados en la azotea de la escuela...>
<Diablos... yo iría, pero... tengo... cosas que hacer en la escena del crimen...>
<... Yo estoy buscando al Sr. Honshoku, pero no he tenido suerte, amigo... supongo que podría pasarme y ver qué sucede en la azotea...>
– Cielos, esta escuela ha sido un desastre tras otro. Blackquill no estaba bromeando al llamar a este lugar una casa de locos. – Fulbright sacudió su cabeza al escuchar los mensajes por la radio. Por mucho que su sentido de la justicia le dijera que ayudara a esos estudiantes, sabía que tenía que esperar a Jeanne y ayudarla con el casillero de su hijo.
Unos diez minutos después, Fulbright vio el auto de Jeanne ingresando al estacionamiento. Inmediatamente apagó su radio de policía, agarró su paraguas, y salió del auto, dirigiéndose hacia donde Jeanne había aparcado para saludarla.
– ¡Perdón por dejarla atrás, Sra. Tadano! – le dijo Fulbright a Jeanne una vez que abrió la puerta para salir de su auto.
– Está bien, detective. Puedo encontrar mi camino a la escuela de mi hijo sin problemas... – replicó Jeanne mientras sacaba su propio paraguas de su bolso y lo abría. Salió del auto y cerró la puerta.
– Ah jaja, por supuesto que puede... – replicó él, rascándose la nuca algo nervioso.
– Ohh, uh, disculpe si eso sonó grosero... – se disculpó Jeanne, extendiéndole la mano al detective.
– No, no, no, está bien. Lo importante es que ambos llegamos aquí a salvo, ¿correcto? – preguntó Fulbright.
– Sí... – replicó Jeanne, antes de sacar las llaves de su auto de su bolso para asegurar la puerta. – ¿Está listo, detective?
– ¡Cuando usted lo esté! ¡Vamos a buscar la evidencia! ¡En la justicia confiamos! – vociferó Fulbright haciendo su saludo característico y sonriente.
Jeanne no pudo evitar sonreír al ver al detective. («Sin duda es un poco raro, pero es mucho más agradable que esos horribles detectives que torturaron a mi Hito-chan...») pensó mientras caminaban por el estacionamiento hacia el edificio, esquivando los charcos por el camino.
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El Caso de la Comunicación
FanfictionDesde que fue secuestrado por Ren Yamai, Hitohito Tadano ha estado sufriendo pesadillas recurrentes sobre el incidente, junto con los intentos de ella por hacerlo romper su amistad con Shouko Komi. Tras otro encuentro con ella, Hitohito se desmaya y...