PROLOGO

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La veo quitarse los lentes llevo conociéndola hace 18 años, ha sido mi psicóloga desde que me enteré de mi trastorno, ella es la que me ha ayudado a sobrevivir este mundo, conoce mis traumas y problemáticas vividas hasta la fecha pero sabe muy en el fondo que esto jamás se solucionará, he perdido la cuenta de cuantas veces fui internada y aun así nada da resultado, al contrario pienso que esto cada vez se intensifica más y que de alguna manera debería tomar las riendas para dar una conclusión rápida y pronta, me han interrumpido esta ida del mundo ya muchísimas veces pero quiero que esta sea definitiva.

- ¿Estas segura de que es lo que quieres? ¿Ni por ellos?

Sonreí, ella sabía que ellos eran mi talón de alquiles.

-Me dijiste que antes de partir quieres conocerlos, ¿por qué no lo haces? Y si por casualidad allá encuentras un poco de tu solecito, ya tú sabes a que me refiero.

Lo pensé por un momento y meditaba sus palabras.

-Hagamos algo cariño-dice tomando mis manos -realiza ese viaje, cumple ese sueño y si los llegas conocer pues sería algo estupendo también, pero si después de haber realizado todo eso, las cosas siguen igual, yo misma me encargaré de pedirte medicamente la eutanasia con todo el historial de tantos años, ¿te parece?

Abrí mis ojos, no podía creerlo, ella siempre insistía en que siguiera adelante no importando las situaciones de la vida, pero creo que sabía tanto como yo que estaba cansada de luchar, asentí con mi cabeza con mis ojos húmedos -Gracias Alicia, eres la mejor.

Vi sus ojos húmedos también, era una señora ahora de 60 años, y me vio crecer con toda esta basura -espero que encuentres un propósito allá y no tengas que regresar.

-No lo prometo, pero haré todo lo que pueda -dije abrazándola, haciendo que se sorprenda porque ella más que nadie sabe que odio el afecto físico.

Durante mis 30 años he trabajado de distintas maneras para mantener mi mente ocupada, así que con los múltiples trabajos que he tenido, he podido ahorrar una gran suma de dinero que me permitirá tener este viaje, creo que será lo último que haré antes de regresar y poder descansar al fin de toda la mierda que he tenido que atravesar. No puedo culpar al mundo, el problema se perfectamente que soy yo y mi mente que es aún más fuerte, la somatización en mi cuerpo es cada vez peor y ya las pastillas para dormir no me hacen efecto alguno.

Me dirijo al centro comercial a comprar una maleta y algo de ropa para el viaje, trato de no gastar excesivamente ya que pienso donar el dinero restante a la fundación que tiene Alicia Gracias a sus años arduos conmigo y poder realizar algo que siempre he querido hacer.

Veo la tienda frente a mis ojos, al cruzar la puerta de la tienda de tatuajes, un escalofrío de excitación recorrió mi columna. El aire estaba cargado con un aroma a tinta, alcohol y algo metálico, La luz suave, difusa, parecía bañar todo en un tono cálido, a pesar de que las paredes estaban adornadas con fotos de tatuajes, algunas de ellas en blanco y negro, otras a color, que daban la sensación de un museo de arte irreverente. El sonido del zumbido del máquina de tatuar era constante, pero no estruendoso; era más bien un murmullo que parecía provenir de las entrañas de la tienda, como si el lugar tuviera vida propia. En un rincón, un chico con las manos cubiertas de tinta estaba conversando con un cliente, su risa baja y cómplice se mezclaba con el murmullo de fondo. El ambiente no era tenso, sino acogedor.

Las paredes estaban cubiertas con ilustraciones detalladas, una calavera de estilo tradicional, un dragón, una luna llena con una estrella fugaz, cada tatuaje un relato. La tienda no solo era un lugar donde se realizaban tatuajes, sino un espacio donde las personas venían a sellar algo en su piel, algo que perduraría toda la vida. Una chica detrás del mostrador me observó con una ligera sonrisa mientras hojeaba un libro de diseños. Su mirada era tranquila, profesional.

-Tengo una cita -dije algo tímida.

-Claro, me regalas tu nombre.

Asiento y le doy toda la información

-Ya están terminando con el cliente, luego seguirás tú, toma asiento.

A medida que me acercaba a la mesa de diseño de alguna manera, el espacio se sentía a la vez íntimo y colectivo, como si compartir ese momento conmigo misma hiciera que la experiencia fuera aún más significativa, aunque pensara en que todo acabaría pronto.

- ¿Cómo va todo? -dice sonriéndome, su cuerpo esta bastante tatuado e incluso sus ojos, pero debo reconocer que tiene una hermosa sonrisa.

Le paso el papel en que esta la frase en Hangul y me decido sentar sin decir nada.

"Tus inicios parecerán humildes, pero tu futuro será prospero" - ¿De dónde sacaste esa frase? -dice desinfectando la aguja que usaría para mi primer tatto.

-Alguien que admiro la puso en dos de sus canciones para que nos aferremos a ella.

-Ya que es tu primer tatto te parece si hacemos algo de platica, así el dolor y los nervios se disiparán un poco, ¿te parece? Bien, me dijiste que necesitabas esta cita lo más pronto porque viajarías, ¿puedo saber dónde?

-Corea-dije sonriendo -es un viaje que marcara mi propósito de vida.

- ¿No tienes un propósito aun? -dice poniendo la aguja en mi piel.

-Los propósitos en la vida van y vienen. Cuando alguna vez has deseado la muerte, todo lo anterior pierde sentido y necesitas aferrarte a algo, para ser más fuerte.

Ecstasy: Far AwayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora