capitulo 3

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El tiempo en la prisión del palacio había dejado a Jungkook en un estado de constante alerta, pero también de resistencia. Los días, aunque largos y cargados de incertidumbre, le daban espacio para reflexionar. Sabía que el rey, Jimin, era peligroso, no solo por su poder físico, sino por la manera en que jugaba con las mentes de los demás. Quería ver hasta dónde llegaba la voluntad de Jungkook, hasta qué punto podía quebrarlo. Pero Jungkook había aprendido a ser más fuerte en la adversidad.

El sonido de las puertas del salón resonó en el aire cuando fue llamado nuevamente. Los pasos de los guardias a su alrededor marcaban el ritmo de su destino, como si estuviera siendo llevado a una ejecución, pero él no iba a ceder tan fácilmente. En su interior, la rabia crecía, y con ella, su determinación. Aquel día, Jimin no lo vería quebrarse.

Al llegar al gran salón, la atmósfera se sentía aún más pesada de lo usual. La silueta del rey, sentado en su trono, destacaba en medio de la penumbra. Su mirada, siempre fría y calculadora, tenía un brillo extraño, como si hubiera una satisfacción oculta en lo que estaba por hacer. Jungkook sabía que no iba a ser un enfrentamiento físico, pero algo mucho más peligroso estaba en juego.

"¿Estás listo para la siguiente parte de la prueba?" La voz de Jimin rompió el silencio, suave, pero profunda, como un eco de lo que estaba por venir.

Jungkook no respondió de inmediato. Los ojos del rey lo analizaban, como si estuviera buscando algo dentro de él, una grieta por donde pudiera colarse y manipularlo.

"¿Qué quieres de mí?" Jungkook preguntó finalmente, su tono frío, controlado. Si Jimin pensaba que podía doblegarlo con juegos mentales, iba a ser una lección difícil.

"Quiero que te sometas a mí, Jungkook", dijo Jimin, levantándose del trono con una lentitud calculada, como si estuviera disfrutando cada palabra. "Pero no en el sentido físico que piensas. Esta vez, quiero que te enfrentes a tu propia oscuridad."

Jungkook frunció el ceño. ¿Su oscuridad? No comprendía. Jimin, como siempre, hablaba en metáforas. Pero algo en su tono sugería que aquello no era solo un juego más. "¿Mi oscuridad?", repitió, con incredulidad.

"Sí." Jimin sonrió, un destello frío en sus ojos. "Quiero que me muestres el rostro que ocultas. Todos ven al doncel amable, al dulce Jungkook, pero yo sé que hay algo más en ti. Algo que tienes miedo de enfrentar. Quiero que me lo enseñes."

La sensación de incomodidad aumentó en el pecho de Jungkook. ¿Qué quería decir con eso? ¿Acaso pensaba que había algo oscuro en él, algún deseo o impulso reprimido que él mismo no sabía que existía? La pregunta lo torturaba, pero no iba a permitir que Jimin lo viera titubear.

"¿Y qué harás si me niego?", preguntó, con firmeza, su mirada desafiando a Jimin a intentar manipularlo.

Jimin avanzó hacia él, la presión de su presencia era asfixiante. "Si te niegas", dijo suavemente, "te quedarás aquí para siempre. Esta prueba no es solo sobre resistencia física, Jungkook. Es sobre mostrarme tu alma. Si no me enseñas quién eres realmente, quedarás atrapado en este palacio, sin salida."

Las palabras del rey eran afiladas, como cuchillos que cortaban a través de su voluntad. La amenaza era clara: si no cedía, quedaría atrapado en ese lugar, aislado de todo lo que conocía. Pero Jungkook no tenía miedo. Sabía que no podía rendirse, no podía dejarse destruir por las sombras que Jimin quería que enfrentara.

"No voy a ser tu marioneta", dijo con voz firme, sin vacilar ni un instante. "Puedes intentar manipularme, pero jamás seré lo que tú quieras que sea."

Jimin lo observó en silencio, una ligera sonrisa dibujada en sus labios. Luego, dio una orden a uno de los guardias. Un sirviente apareció con un pequeño cuenco de madera en las manos, y lo acercó al rey.

Obsesión Real/jikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora