Donde Max y Checo se encuentran en una fiesta, y terminan rezándole a un dios falso...
Ay bye me saqué la idea de la cola a las 3:00 am, probablemente ni sentido tenga, chau.
*Son las tres de la mañana y me acabo de inventar esto, probablemente no tenga sentido la historia pero pues estoy más dormida que despierta así que Chau, espero que la disfruten.*
Advertencia: Checo bottom. Escenas y lenguaje explícito.
Espero que disfruten. Si es así no olviden comentar y dejar su voto. <3
PD: perdonen si la historia es corta, pero pues estaba escuchando una canción y se me vino la idea a la mente y me puse a escribir lo primero que se me ocurrió.
PD 2: Ya se que el nombre no tiene nada que ver, déjenme.
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—Apúrate Char, que nos van a cachar —dijo Checo trata de de apurar a su amigo, quien se había quedado arriba del muro.
—Es que me da miedo saltar. ¿Y si me lastimo?
—Yo se que tú puedes. Apúrate o si no, te voy a dejar aquí.
—¡No te atrevas! Ya bajo. Es que me da mucho miedo.
—No te pasa nada. ¿No que muy chingón? Apúrate o me voy.
—Pero...
—Charles, si no bajas de ahí juro que me voy y te dejo aquí.
—¡¿Quien anda ahí?! Salga o será arrestado.
Ambos hombres se vieron asustados. Tenían que correr por su vida o si no irían a la cárcel, y en la situación que se encontraban, no sería tan fácil.
Ahora bien, ¿que estaban haciendo y como habían terminado en esa situación?
Checo y Charles eran dos amigos que siempre se la de fiesta en fiesta (casi siempre colándose, ya que nunca conseguían invitaciones). Todavía no salían bien de una y ya se encontraban en otra.
Había escuchado que iban a organizar una en uno de los antros más lujosos de Mónaco, donde habría invitados de todo tipo. Al parecer, iba a ser el after party del Gran Premio de Mónaco. Obviamente no podían faltar.
No era la primera vez que hacían esto, pero si la primera vez que lo cachaban. No tenían experiencia huyendo de la policía y tampoco la condición física necesaria para hacerlo.
Apenas los dos amigos escucharon a los oficiales, salieron corriendo hacia el pequeño patio que tenía el antro. Pero no llevaban ni diez metros cuando ambos ya estaban hiperventilando.
—No... no puedo correr mas, Checo. Tienes que irte y dejarme. Por favor, nunca me olvides.
—Ni seas idiota, no te voy a dejar aquí. Y aunque así fuera, no vas a pasar mas de veinticuatro horas en la cárcel.
