Cadentibus Astris [TRADUCCIÓN]

Capítulo 22: La mañana siguiente

George era un excelente sirviente, eso era para lo que lo habían entrenado desde que nació. Por eso le irritaba que, si bien hacía su trabajo a la perfección, otros ascendieran antes que él. Otros que eran claramente incompetentes. Como ese tipo Merlín. ¡Completamente inútil, era el hijo bastardo de una campesina de los países fronterizos!

Hervía en silencio mientras llevaba la comida de la mañana de Lord Ravenel a los aposentos del Señor. El hombre no había salido de su habitación desde la tarde anterior. Por supuesto, George rápidamente se dio cuenta de que el Señor querría privacidad mientras él estaba deprimido. No estaba seguro de por qué el Señor estaba deprimido; sin embargo, no era su trabajo como siervo preocuparse o saberlo. Pero su trabajo era llevarle un desayuno abundante con una ración extra de fruta confitada para animar al hombre.

Con mucho cuidado dejó la bandeja y abrió la puerta con la llave. Moviendo la bandeja a la mesa justo dentro de la puerta, se giró y cerró la puerta suavemente para no hacer ningún sonido. Después de todo, a los nobles nunca les gustaron los despertares incómodos o repentinos. Al volverse, recogió la bandeja. Internamente notó la cantidad de ropa en el piso y decidió hacer un trabajo extra de limpieza para ayudar a alegrar el lugar.

Dejó la bandeja en la larga mesa a los pies de la cama y luego se dedicó a abrir las cortinas. George sintió una sensación familiar de alegría ante la luz que entraba por los grandes ventanales. Girándose bruscamente sobre sus talones, estaba a punto de aclararse la garganta para despertar a su cargo cuando sus ojos notaron algo que no debería estar en la habitación. Allí, junto al fuego, había un vestido morado. Un vestido morado muy bonito.

Una gota de sudor le recorrió la espalda cuando notó que había dos juegos de ropa desechada en el suelo junto al fuego, así como una manta. Oh no... George miró hacia la cama y sintió que se le secaba la boca y que su mente se congelaba de terror.

Allí, acostadas en la cama estaban dos personas. Boca abajo, con la espalda desnuda claramente visible y el cabello revuelto como una mata de rizos rubios, estaba Lord Ravenel. A su lado, usando su hombro como almohada, estaba la inconfundible, también lamentablemente desnuda, Lady Morgana. Parecía bastante pacífica, aunque George sabía que el Rey le arrancaría los ojos si descubría que había visto gran parte de la forma de su pupilo.

Girando sobre sus talones, George miró la pared y pensó qué hacer. Como hombre de Camelot, era su deber informar a su superior, el Stewert, de cualquier cosa de importancia relacionada con el pupilo del rey. Sin embargo... sus órdenes actualmente eran atender cada necesidad y seguir cada orden de Lord Ravenel mientras estuviera dentro de Camelot. Entonces, ¿qué debería hacer?

¿Realmente serviría a los intereses de Camelot que el pupilo del Rey cayera en desgracia? No, ciertamente no lo sería. Los dos se iban a casar en poco más de un mes, ¿realmente era algo que valía la pena mencionar? Durante un largo momento estuvo en conflicto. Pero finalmente tomó una decisión. Ayudar a ocultar esto protegería a Camelot y cumpliría sus órdenes, por lo que era claramente la opción correcta.

Eso decidió que salió lo más silenciosamente posible. Mientras recorría los pasillos de los sirvientes lo más rápido posible, deseó que hubiera sido una prostituta. A nadie le habría importado si así fuera, su vida sería mucho más fácil. Sacudiendo la cabeza, se recordó a sí mismo que era el mejor sirviente de Camelot y que no se resistiría a situaciones difíciles.

Le tomó una desafortunada cantidad de tiempo, pero finalmente llegó a las habitaciones de Lady Morgana y entró sabiendo que no había necesidad de llamar. Apenas logró esquivar el pisapapeles volador.

"¿George?" -Preguntó Gwen.

Abrió los ojos con cautela. "Sí, me sorprende que estés aquí. Ya que mi Lady no está aquí y por eso sus servicios son innecesarios".