Doctor Kang

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Luego de la fuerte noticia se quedó acostada en el limonero hasta que el frío hizo que sus narices se pusieran rojas.

— Deberíamos ir a calentarnos un poco –JungKook se sobó los brazos.

— Ve tú, ahora te alcanzo –el chico dudó, pero al ver la tenacidad en sus ojos se dió cuenta de que no le iban a dejar objetar.

Él se marchó mirando hacia atrás esperando verla levantarse e ir tras él. Pero sabía que no pasaría, porque para ella lo más importante era su manada, y su familia.

Una vez desapareció de la vista de Eun Na se levantó y se arrodilló frente al limonero. Xiao Ling le colocó una mano en el hombro con su sonrisa llorosa.

Permanecieron en silencio, ya no era extraño que Xiao Ling hiciera apariciones momentáneamente en cualquier lugar. Luego de un rato ella se levantó y la anciana tomó la posición que ella tenía anteriormente.

Cuando se levantó, se quedaron mirando y asintió hacia ella la Omega.

— ¿HoSeok y NamJoon lo sabían? –comenzó a hacer preguntas.

— No –negó.

Eun Na asintió y se dió media vuelta—. No quiero que me vuelvas a mentir Xiao Ling, si lo sabes pero no me puedes contar solo dilo, pero no me digas que no sabes nada.

La anciana Omega suspiró y terminó dándole la razón. La chica comenzó a andar hacia su cabaña dejando atrás a Xiao Ling.

En el camino se topó a muchas personas que le hicieron varias preguntas y le pidieron favores, los ayudó a todos aunque ella se estaba congelando.

Al llegar a su cabaña y entrar se topó con un JungKook sentado en el suelo frente a la chimenea sin camisa y sudando. Dejando a la vista todas sus cicatrices.

Se acercó hasta él y acarició su espalda haciéndolo dar un respingo por el frío de sus manos. Ella sonrió y tocó todas sus cicatrices, incluyendo la diminuta que tenía en la mejilla.

— ¿Te gustan mis cicatrices? –la chica se quita el abrigo dejándolo dónde va y se sienta frente a él, entre sus piernas para recibir calor.

— No, pero me maravillan, me hace ver que no eres de esos Alfas que mandan a su gente a la guerra mientras se quedan en la comodidad de su cabaña –el chico la abraza llenándola de sudor y besos en su rostro.

— Valoras mucho el hecho de que ayuden a la manada ¿Verdad? –Eun Na asiente–. ¿Fue difícil para tí?

Ella entendió la indirecta y suspiró con pesar, terminó asintiendo y el Alfa la abrazó más fuerte.

— Todos no lo entienden, me hice cargo de una manada siendo una niña que solo sabía dibujar y jugar con su madre, me fui a la guerra con los del Consejo, lideré la cacería de los usurpadores de Seúl, dejé la comodidad de mi manada y estudié como nadie nunca lo hará para aprender a ser una buena Alfa, pasé las festividades en vela, cuidando todos mis pasos y decisiones...

Se giró hacia JungKook sonrió con un poco de tristeza. Mientras hablaba con él su mente volaba hasta esos días donde solo quería renunciar a todo y volver a ser una niña.

— Tuve que aprender a pelear, para liderar a mi gente a las batallas que surgieran, cambié la leche fresca de desayuno por una espada en un ring, me llené de cicatrices que no se irán con el tiempo, y aunque me hayan obligado a crecer antes de tiempo no me arrepiento de haber dejado de ser yo por los de mi manada.

JungKook acarició sus mejillas y ella dejó caer su cabeza en su mano, absorbiendo de su aroma para no llorar, había recordado lo que le dolía, esa cicatriz que no dejaba de sangrar.

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⏰ Última actualización: Nov 16 ⏰

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