Capítulo 2: La llamada del destino

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El viaje de regreso al palacio fue silencioso, aunque su mente estaba todo menos tranquila. A medida que las palabras de la voz resuenan en su mente, Scarlett se siente extraña, como si estuviera caminando entre dos mundos: el tangible, el de la misión y el deber, y el intangible, el de las voces y los secretos ocultos.
La bolsa con las hierbas reposaba en su regazo, pero el grimorio... ese permanecía bien sujeto bajo su brazo, como si temiera que alguien se lo arrebatara. "Noah sabrá qué hacer con esto", se repetía una y otra vez, tratando de convencerse a sí misma de que su maestro tendrá respuestas para todo lo que le está sucediendo.

Cuando cruzó las imponentes puertas del palacio, el ajetreo de sirvientes y guardias no tardó en envolverla. Los pasillos resonaban con las pisadas apresuradas y los susurros preocupados por los aldeanos enfermos. Scarlett no perdió tiempo y se dirigió a la sala de estudios de Noah.

El maestro estaba inclinado sobre una mesa llena de frascos y pergaminos, su rostro serio mientras revolvía una mezcla en un cuenco de plata. Al escuchar los pasos de Scarlett, levantó la vista.

- Ah, por fin llegas. ¿Conseguiste todo lo necesario?

Su tono era firme, pero sus ojos mostraban alivio.Scarlett dejó la bolsa sobre la mesa y sacó cuidadosamente las hierbas y raíces.

-Sí, maestro. Estas deberían ser suficientes para las pociones. Pero... encontré algo más. Hace un tiempo ya, no pretendía tener que abordar una situación así...pero últimamente me han estado sucediendo cosas extrañas.

Vaciló un momento antes de mostrar el grimorio.

Noah alzó una ceja, acercándose para inspeccionar el libro con interés. Sus dedos lo tocaron apenas unos segundos antes de retroceder, como si una corriente invisible lo hubiera atravesado.

-¿Dónde encontraste esto?

Preguntó con la voz grave, su mirada clavada en Scarlett. Ella tragó saliva.

-En una tienda de amuletos y antigüedades. Me llamó la atención... pero desde que lo tengo...

Hiizo una pausa, intentando encontrar las palabras adecuadas.

-He estado oyendo cosas.

Noah frunció el ceño, pero no dijo nada al principio. Tomó el libro de nuevo, esta vez con más cuidado, y lo abrió. Sus ojos recorrieron las páginas amarillentas y los símbolos que decoraban los márgenes.

-Esto no es un libro común, Scarlett. Contiene magia antigua, magia que podría estar conectada con los espíritus que acechan al pueblo.

Antes de que pudiera decir más, las velas que iluminaban la sala parpadearon, y una ráfaga de aire frío recorrió el lugar. Scarlett sintió un escalofrío familiar, el mismo que había sentido en el bosque.

"No deberías confiarle mis secretos."

La voz resonó en su mente, clara y firme. Scarlett dio un paso atrás, su mirada buscando instintivamente a Noah.

-¿Lo has escuchado?
Susurró Scarlett, con los ojos muy abiertos.

-Escuchar el qué.
Noah la miró confundido. Las palabras escuchadas seguían latentes en la mente de Scarlett pero ella sabía que esto era solo el principio. El grimorio, la voz, los espíritus... Todo estaba conectado, y ahora más que nunca necesitaba respuestas.

La sala de estudios de Noah se llenó de un leve aroma a hierbas frescas y pociones en preparación. Scarlett seguía sus instrucciones para preparar ungüentos y elixires destinados a aliviar los síntomas de la enfermedad que asolaba el reino. Sin embargo, mientras vertía un polvo verdoso en un caldero burbujeante, no podía apartar su mente del grimorio.

"Esto no funcionará."

La voz de la mujer irrumpió con fuerza en su cabeza, haciendo que soltara la cuchara de madera en el caldero. El sonido del impacto llamó la atención de Noah.

-¿Estás bien?

Preguntó él, con una mezcla de preocupación e impaciencia. Scarlett asintió rápidamente, evitando su mirada.

-Sí, estoy bien. Solo... algo de cansancio.

-Descansa un poco si lo necesitas, pero no pierdas la concentración. Estas pociones son nuestra mayor esperanza.

Scarlett asintió nuevamente, pero en su interior, las palabras resonaban como un eco ineludible. "¿Qué quieres decir?" pensó, esperando que la voz respondiera.

"El conocimiento que usáis está incompleto. Esta enfermedad no es algo que podáis tratar con simples hierbas."

-¿Qué se supone que haga entonces? Susurró Scarlett para sí misma, asegurándose de que Noah no la escuchara.

"Ven a mí. Hay algo que debo mostrarte."

La voz era firme, pero no amenazante, como si estuviera tratando de guiarla. Scarlett tragó saliva, mirando de reojo a Noah, quien estaba absorto en sus propios preparativos.

-Voy a traer más agua

Dijo rápidamente, tomando una jarra y el grimorio y saliendo de la sala antes de que él pudiera decir nada.

El castillo estaba en silencio, salvo por el sonido de sus pasos resonando en los pasillos de piedra. A medida que avanzaba, un leve susurro parecía guiarla, llevándola hacia una sección del castillo que apenas recordaba haber visto. Las paredes estaban cubiertas de tapices antiguos, y el aire se sentía más frío.

Finalmente, llegó a una puerta de madera envejecida, con un símbolo grabado en su superficie: el mismo que decoraba la tapa del grimorio. Scarlett extendió la mano, dudando un instante antes de girar el pomo.

La habitación al otro lado era como entrar en otro mundo. Una suave luz azul iluminaba las paredes, que estaban cubiertas de estanterías llenas de libros polvorientos y frascos de cristal. Un escritorio de madera oscura ocupaba el centro, cubierto de pergaminos y herramientas mágicas. Todo parecía intacto, como si quien estuviera trabajando aquí no hubiera tenido tiempo de recoger antes de irse hace muchos años.

"Esta era mi cámara de estudio, en los días en que mi vida era tan tangible como la tuya ahora."

Scarlett miró a su alrededor, sus ojos llenos de asombro.

-¿Esta era tuya?

Preguntó en voz baja, como si temiera que su voz rompiera el hechizo del lugar.

"Sí. Aquí aprendí a dominar las artes arcanas, a conectar con el mundo espiritual. Y aquí... también cometí mi error."

Las palabras de la mujer estaban cargadas de una emoción que Scarlett no había sentido antes. Arrepentimiento.

-¿Por qué me has traído aquí?
Preguntó acercándose al escritorio.

"Porque si deseas salvar a tu pueblo necesitas más que hiervas y fórmulas simples. Necesitarás entender el origen de esta enfermedad...y el precio de enfrentarte a ello."

Scarlett extendió la mano hacia uno de los pergaminos que se encontraban en el escritorio, pero antes de que pudiera tocarlo la voz interrumpió su acción.

" No actúes precipitadamente, este lugar guarda tanto poder como peligro. Si decides usar lo que se encuentra aquí, tendrás que estar preparada para lo que vendrá "

- Si eso es lo que hace falta para salvar el reino, estoy preparada.
Un leve susurro, casi como una risa suave llenó la habitación.

"Valiente y obstinada, me recuerdas tanto a mí..."

Scarlett corrió hacia su maestro, con el pergamino y el grimorio en mano y una leve idea de lo que podría estar sucediéndole al reino.

En el pergamino estaría escrita toda la información sobre el grimorio mencionando también un amuleto perdido, los dos objetos más poderosos que el reino pudo custodiar en su día. Al final del escrito, encontraría dos nombres Athena y Aedric.

En el pergamino también se advertiría de las consecuencias que traería el hecho de que esos objetos fueran profanados.

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