Shisui observaba fijamente a través de los cristales de su oficina, donde la vista se reducía únicamente a Konoha. Había enviado a sus cuervos a monitorear la misión de rescate de Menma. Gracias a ellos, supo del fracaso. La frustración lo embargaba; sabía que podría haber intervenido personalmente, pero el peso de Konoha recaía sobre sus hombros. Además, Otogakure acechaba desde las sombras, buscando el momento perfecto para atacar. Aunque podía con todos ellos, prefería no desgastarse innecesariamente. Lo prioritario era el rescate de Menma y la derrota de Akatsuki. Oto e Iwa, aunque peligrosos, no representaban un riesgo considerable por sí solos. Sin embargo, aliados con Akatsuki, se volvían una amenaza real. Aun así, sus intentos previos de atacar habían fracasado, lo que le daba algo de tranquilidad.
A pesar de eso, dos aldeas y una organización iban tras ellos... y también una cuarta fuerza que permanecía en el anonimato.
Una punzada atravesó el corazón de Shisui, la misma que lo acompañaba desde que asumió el título de Hokage. Todos los días, al mirar la foto del Cuarto Hokage, sentía esa opresión, como si intentara advertirle de algo, aunque no sabía con certeza qué era.
Recordó las veces que Kushina describía al hombre contra quien habían luchado: un joven de cabello oscuro, máscara en espiral, un sharingan y un estilo de pelea único. Desde entonces, aquel hombre no había vuelto a aparecer... o al menos, eso creían.
—Kakashi, si algo llega a suceder, te dejaré el mando a ti.
Kakashi, quien apenas entraba a la oficina, escuchó aquellas palabras. Una pequeña sonrisa curvó sus labios. Siempre había deseado ser Hokage, aunque fingiera desinterés. Había creído que sería elegido, pero Shisui era más fuerte y más inteligente, o al menos, eso decían.
—Se lo agradezco, Hokage-sama —respondió con su característica formalidad.
De repente, un rayo iluminó la oficina, seguido de una cortina de humo. Cuando la visibilidad volvió, los ninjas de rescate estaban allí. Orochimaru fue el primero en hablar.
—Hokage-sama, lamentamos informar que la misión ha fallado. Cuatro ninjas nos enfrentaron. Además, traemos noticias.
—Habla —ordenó Shisui, dándole la palabra.
—Han y Roshi fueron los primeros en enfrentarnos, pero Naruto supo cómo derrotarlos. Sin embargo, dos personas más aparecieron. Lamento informar que Danzo Shimura sigue vivo, y Obito Uchiha está aliado con Oonoki.
Itachi continuó tras Orochimaru.
—Además, dijo textualmente: "Menma nos pertenece". Creo que han hecho algo, tal vez relacionado con el ojo que te robaron, Shisui. Mi teoría es que usaron el Kotoamatsukami en Menma.
—Eso es imposible —interrumpió Kakashi—. Hokage-sama destruyó a Danzo. Recuerdo que nunca recuperamos el ojo, se dio por perdido.
—Mi teoría —añadió Orochimaru— es que, antes de aparecer Danzo, Kabuto pudo haberlo recuperado. Aunque estoy seguro de que Danzo tenía ese ojo y lo usó contra Menma.
Itachi reflexionó con cuidado antes de hablar.
—Cuando entregamos el mensaje a Iwagakure, noté cómo Ōnoki miraba a Menma con odio y ambición. Sabe de su fuerza y lo prefiere como aliado que como enemigo. Si yo estuviera en su lugar, buscaría la manera de controlarlo, y qué conveniente que Danzo aparezca mágicamente con el Kotoamatsukami.
—Pero todos vimos morir a Danzo —afirmó Kakashi, cruzándose de brazos.
—No hay explicación lógica para esto —susurró Itachi.
Naruto, quien había permanecido en silencio, habló finalmente.
—Hay dos opciones —dijo en voz baja.
—¿Cuáles? —inquirió Kakashi.
—Ero-jiji siempre me cuenta sus viajes. Durante una misión en la Aldea de la Lluvia, descubrió información sobre un supuesto "Dios", el líder de Akatsuki.
Itachi abrió los ojos sorprendido.
—Lo recuerdo. Hace un año llegó gravemente herido y nos habló de él y de los Seis Caminos.
Naruto asintió.
—Se hace llamar Pain y posee el Rinnegan. Una de las habilidades del Rinnegan es el Jutsu de Vida Celestial de Samsara. La otra opción es el Edo Tensei.
Orochimaru frunció el ceño.
—Ambos son jutsus prohibidos —gruñó.
—Kabuto fue su pupilo, Orochimaru-sensei. Era lógico que aprendiera esos jutsus. Esa es la explicación más probable para el regreso de Danzo.
—¿Iwa, Oto, Akatsuki, Danzo y Obito están aliados? —preguntó Kakashi.
—Conectando todo, parece que sí —respondió Shisui, tamborileando los dedos sobre la mesa.
—¿Qué buscan? —preguntó Itachi.
—Destrucción —concluyó Shisui con calma inquietante—. Iwa y Oto quieren acabar con Konoha. Akatsuki busca a Naruto, y Danzo y Obito desean venganza.
Tras una pausa, añadió:
—Mañana seguiremos con esto. Descansen.
Todos se retiraron. Naruto caminaba por las calles con angustia reflejada en su rostro. Itachi llegó a su lado y tomó su mano con ternura.
—Sé que es mucho. Sé que, en parte, te sientes culpable, pero nada de esto es tu culpa. No te dieron la opción de no ser jinchūriki. Tampoco se la dieron a Menma de no ser hijo de Minato Namikaze. Ambos cargan con responsabilidades que nunca eligieron.
Naruto soltó un suspiro tembloroso, sus ojos azules llenos de lágrimas.
—La muerte de papá aún me persigue... y no pude evitar el secuestro de Anikii. Me siento tan inútil. Debería haber ido en su lugar.
Itachi lo abrazó con fuerza, permitiéndole desahogarse.
—Tu existencia no es un problema. Tu madre, Menma... yo. Todos te necesitamos. Recuerda lo que te dije en la cascada.
Naruto, sorprendido, recordó el momento.
—No importa lo que pase, siempre estaré contigo. Eres mi refugio, mi razón... y nunca dejaré que te lastimen.
—¿Lo prometes?
Itachi lo abrazó aún más fuerte.
—Más que prometerlo, lo haré. Te amo con cada parte de mí. Nunca estarás solo mientras yo respire.
Naruto lloró en sus brazos, vulnerable pero reconfortado.
—Gracias, ttebayo.
—Vamos a casa. Tu madre debe estar preocupada —susurró Itachi antes de besar su frente. Tomándolo de la mano, caminaron juntos hacia la residencia Namikaze-Uzumaki.
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Cicatrices (Itanaru)
FanficNaruto Namikaze siempre había amado a su hermano mayor con todo su ser. Su hogar estaba lleno de risas, cariño y una armonía que parecía inquebrantable, especialmente con el amor incondicional de su madre. Eran una familia perfecta, hasta que los co...