|| Academia ||→pjm

4- [<Primer día>]

Desde que entró comenzó a explicarme todo lo que debía saber sobre éste sitio. Lugares prohibidos, toque de queda e incluso los maestros a los que debía hacer de todo para agradarles.

Era una chica parlanchina para lo hermosa que es. Se empeñó en que me veía mejor al natural y terminé borrando el poco maquillaje que traía dejándome solo el gloss.

— ¿Por qué traes baba en los labios? –me señaló y reí mientras le tendía el lip gloss para que lo inspeccionara.

— Es un gloss, o un brillo natural, como quieras llamarlo –ella parecía encantada, y rápidamente cogió un espejo pequeño que tenía en su escritorio para untarse un poco.

— ¿Y para qué sirve? –admiraba su reflejo mientras me devolvía el labial.

— Para que tus labios no se sequen, y para que brillen –me encojo de hombros–. Que raro que nunca hayas visto uno.

— No todos tienen permitido visitar a los humanos, en mi caso, si un humano me ve podría volverse loco, soy una ninfa, las criaturas más bellas de todas –asiento un poco confundida–. Hablando de criaturas, ¿Qué eres tú? No te había preguntado.

Me inspeccioné y negué—. Soy una humana.

Ella simplemente se rió y dejó el espejo en su lugar. Se sentó en la mesa de mi escritorio a mirarme fijamente estando a unos centímetros de mi rostro.

— Los humanos que no nacieron aquí no pueden pasar los portales ni la barrera protectora de la academia –niega–. Quizás aún no lo sepas, pero no todos saben su poder y por eso están aquí –asiento.

— Osea que aquí me van a convertir en una cosa de las que vi afuera ¿No? –ella vuelve a reírse y me palmea el hombro mientras se levanta del escritorio.

— No te van a convertir, ya eres una cosa de esas, solo debes transformarte y formar un vínculo –ladeo la cabeza.

— ¿Formar un vínculo? ¿También vamos a montar dragones? –se sentó en la litera de abajo y cruzó las piernas.

— Los dragones no son criaturas que se dejen montar, los vínculos son con los espadachines y los que tenemos poderes –agitó su mano y la flor que se estaba  marchitando en su escritorio volvió a florecer.

— Increíble –asintió en mi dirección y suspiró–. ¿Tú tienes un vínculo?

— Aún no, es mi primer año también, pero conozco bastante de la academia, mi hermana se graduó este curso y venía a hacerle visitas ocasionales a veces –susurró lo último como si fuera un secreto.

Nos quedamos en silencio mientras leía por encima los libros que habían en mi escritorio. No entendía nada pero supongo que ya aprendería ciertas cosas en este lugar.

Sonó un timbre, Yi Jin me tomó de la mano y me arrastró fuera de la habitación. Todos los estudiantes estaban haciendo lo mismo, salían de sus cuartos y caminaban en tranquilidad hasta algún lado.

Llegamos a lo que parecía ser un salón de ceremonias con largas mesas repletas de comida. Mi estómago rugió altísimo y me sonrojé pensando en que alguien pudo haberme escuchado.

Seguía a Yi Jin por todos lados sin despegarme de ella, no conocía a nadie y algunos me miraban recordando lo que ocurrió cuando llegué hasta aquí.

Una vez nos sentamos todos permanecimos en silencio, era hostigante tanta tranquilidad. Cuando la larga mesa que se encontraba en horizontal encabezando todas las demás se comenzó a llenar de los que supongo, son los maestros.

— Buenas tardes para todos los alumnos, es un placer ver caras nuevas en nuestras mesas y espero que la academia cumpla con sus expectativas, soy la directora Lee Hyu Na. Este año algunas reglas van a cambiar y se implementarán más, pero no afectará a sus clases.