Primera carta

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Fue un día cuyo recuerdo es nublado. Su piel se veía fina y radiante, sus ojos parecían perlas, su corazón era dulce como miel.

Estuvimos juntos casi dos años, cuyos recuerdos son hermosos y dolorosos a la vez. Le di cada pizca de mí y de lo poco que tenía. Todo lo que tenía se lo daba, aunque estas ahora sean miserias. Aunque ella tuvo que rebajarse a recibir las miserias que le daba cuando podía darse y recibir cosas mejores. Hice tantas cosas por ella, le di mi castidad, mi tiempo, mi dinero, parte de mi vida, mis privaciones, mis desvelos, mi esfuerzo. Sin embrago; nada fue suficiente, nada sentía que era suficiente para ella, y me ahogue. Miré al abismo, y este me devolvió la mirada. Me ahogué en un vaso de agua y me vi envuelto en una espiral de emociones que solo me hicieron una mierda y un monstruo.

Si algo pudiese cambiar de mi vida, sería haberle dicho que me gustaba, el haber salido con ella. No por odio, no por rencor, no por pena, sino por ella. Porque nunca seré un hombre digno de ella, aunque vuelva a nacer, aunque los errores que cometí no los vuelva a hacer. Cuando una parte se necrosa esta se ectomiza. Si mi corazón y mente está podrida, si mi vida está podrida, si yo estoy podrido, no puedo permanecer a alguien que puede seguir floreciendo.

La gente es asquerosa, la gente es envidiosa, hay personas que no merecen las oportunidades que tienen, hay gente que por un rechazo son capaces de lastimar, emborrachar, drogar y violar a quien desean. Quienes solo por capricho o por ser imbéciles hablan de lo que no saben sin base alguna. Pero hay gente que, si bien no merece la muerte, si merece el repudio, la gente como yo. La gente que no sirve. La gente que daña sin querer, la gente egoísta que no piensa en los demás, la gente que solo vive por inercia y que no aprecia lo que tiene. Esa gente no merece la vida, pero no merece la muerte. Merecen estar en vida, más sin tener ganas de vivirla. Pues el suicidio es su escape, y vivir su castigo. Bien si llegan a cambiar y sufrimiento si siguen igual. Los demás pusilánimes que atacan a escondidas, que se hacen pasar por ovejas cuando son vulpinos, que dañan por diversión, que son felices haciendo infelices a otros, unos malditos psicópatas carentes de cualquier tipo de emoción ajena a la suya propia no merecen una vida feliz.

Me gustaría decir que merezco ser feliz, más no es así. Si puedo hacer algo bien... quiero cambiar... realmente quiero hacerlo, pero solo puedo pensar en lo mucho que la lastimé, en lo muy asustado que estoy, en mi madre y mi hermana, en mis primos más cercanos, todos ellos también sufrirán por mi culpa. Ya no sé que puedo hacer. Todo es culpa mía, y todos sufrirán por mí. Nací el día que maté a Dios, y Dios no bendice a asesinos. Si yhwh perdona, no recibí su perdón. El demonio fue quien me besó mi ahora bruno corazón y privó mis ojos de la luz. 

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⏰ Última actualización: Nov 15 ⏰

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