Recuerdos
São Paulo / Brasil
2005
Desde que tengo memoria, mi vida en Brasil estuvo marcada por el sufrimiento y la lucha constante por sobrevivir. Mi madre y yo vivíamos en una pequeña casa en las afueras de São Paulo, en un barrio donde la esperanza parecía haberse desvanecido hace mucho tiempo. Mi padre nos abandonó cuando yo era muy pequeña, dejándonos a mi madre y a mí para enfrentar solas las adversidades de la vida.
Recuerdo las noches en las que el hambre nos acechaba y mi madre hacía lo imposible para poner algo de comida en la mesa. Trabajaba largas horas en una fábrica de textiles, sus manos siempre estaban ásperas y llenas de cicatrices. A pesar de todo, nunca perdió su sonrisa ni su fe en que algún día las cosas mejorarían.
Cuando tenía ocho años, un incidente marcó mi vida para siempre. Estaba jugando en la calle con otros niños del barrio cuando un grupo de hombres armados apareció de la nada. Eran miembros de una pandilla local, y comenzaron a disparar sin piedad. Recuerdo el sonido ensordecedor de los disparos y los gritos de terror de mis amigos. Corrí tan rápido como pude hacia nuestra casa, con el corazón latiendo desbocado y las lágrimas nublando mi visión. Esa noche, mientras me acurrucaba en los brazos de mi madre, supe que nuestra vida en Brasil nunca sería segura.
A medida que crecí, me refugié en los libros y en mis estudios. La escuela era mi escape, un lugar donde podía soñar con un futuro mejor. Mi madre siempre me alentó a seguir adelante, a no dejar que las circunstancias nos definieran. Fue ella quien, un día, me habló de la posibilidad de emigrar a Canadá. "Allí tendrás una oportunidad, Diana", me dijo con una mezcla de esperanza y tristeza en sus ojos. "Podrás ser lo que quieras ser".
La decisión de dejar Brasil no fue fácil. Dejábamos atrás todo lo que conocíamos, pero también dejábamos atrás el miedo y la incertidumbre. Llegar a Canadá fue como respirar aire fresco por primera vez. Nos instalamos en Toronto, una ciudad vibrante y llena de oportunidades. Mi madre encontró trabajo como limpiadora en un hotel, y yo me inscribí en la Universidad de Toronto para estudiar Periodismo y Comunicación Social.
La universidad fue un mundo nuevo para mí. Me sumergí en mis estudios con una determinación inquebrantable, decidida a aprovechar cada oportunidad que se me presentaba. En este nuevo entorno, mi apariencia física destacaba: unos ojos únicos debido a la heterocromía, uno marrón y el otro verde. Mi carácter alegre y vivaz me ayudó a hacer amigos rápidamente, siempre tratando de ver el lado positivo de las cosas.
Sin embargo, no siempre fue así. En Brasil, mi físico y mis ojos diferentes eran motivo de burlas constantes. Los niños del barrio se reían de mis ojos "raros" y me llamaban "la chica de los ojos de dos colores". Esos comentarios me dolían profundamente, pero con el tiempo aprendí a ignorarlos y a enfocarme en lo que realmente importaba: mis sueños y mi futuro.
Y claro que me concentré en eso.
Decidí estudiar lo que más me gusta, qué es la comunicación social y más concretamente el periodismo.
Me pasaron siempre saber muchas cosas que aunque la cosas no son como uno lo espera, siempre tratando de salir adelante.
Mi historia no es tan interesante, aunque.
Solo por curiosidad, quién te dio que conocería a esa persona que cambiaría todo mi mundo.
Y la verdad no creí que fuera a pasarme algo así.
Que no esperaba y que al principio no es lo que buscó, por lo que buscaba.
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Bajo la piel
15/11/2024
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BAJO LA PIEL.
RomanceDaiana es una joven luchadora, que ha lidiado con adversidades en su pasado en Brasil. A pesar de los problemas a los que se enfrentaba en su tierra natal, siempre supo mantener una actitud positiva y un sueño de un futuro mejor. Tiene una personal...