Capítulo 34: Un momento de cercanía

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El silencio que siguió no fue incómodo, sino lleno de significado. Emma se acercó un poco más a Charles, dejando que la brisa nocturna los envolviera. Después de un momento, habló en voz baja:

—¿Sabes? Nunca pensé que encontraría algo como esto aquí. Vine al pasado por una misión, pero... encontrarte a ti fue lo último que esperaba.—

Charles la miró, su expresión serena pero intensa. —Y yo nunca esperé encontrar a alguien como tú. Alguien que me desafía, que me entiende de una manera que nadie más lo hace.—

Emma sonrió, más relajada ahora. —No te acostumbres demasiado a eso, profesor. Todavía me gusta desafiarte de vez en cuando.—

—Lo sé—, respondió él con una sonrisa. —Y creo que no lo querría de otra manera.

Ella se rió suavemente, inclinándose hacia él y apoyando su cabeza en su hombro. Permanecieron así, en silencio, disfrutando de la tranquilidad de la noche y de la compañía mutua. Por un momento, el caos de su misión, de los Centinelas y de todo lo demás, se desvaneció.

Era solo ellos dos, bajo las estrellas.

El aire frío de la noche los envolvía, pero ni Emma ni Charles parecían notarlo. Permanecieron en silencio durante un rato, ambos inmersos en sus pensamientos. Emma seguía con la cabeza apoyada en el hombro de Charles, mientras él miraba las estrellas, como si intentara encontrar las palabras adecuadas.

—Emma...— rompió el silencio finalmente, su voz baja y cuidadosa.

—Hmm—, murmuró ella, levantando apenas la cabeza para mirarlo.

—Quiero preguntarte algo, pero no estoy seguro de cómo hacerlo sin que suene... invasivo.

Emma arqueó una ceja, un atisbo de diversión en su rostro. —Eso es curioso, viniendo de un telépata que puede leer lo que quiera cuando quiera.—

Charles esbozó una sonrisa tímida. —Eso sería cierto si no tuviera principios, pero ya sabes que no lo hago a menos que sea necesario.—

—Lo sé, lo sé—, dijo ella, rodando los ojos con un pequeño suspiro. —Bueno, adelante, dispara. ¿Qué quieres saber?—

Él tomó aire profundamente, dudando un instante antes de hablar. —¿Por qué te cuesta tanto confiar en los demás? Siento que hay algo en ti, algo... roto, pero no sé qué es.—

Emma se tensó de inmediato, su mirada perdiéndose en el horizonte. No esperaba una pregunta tan directa, pero tampoco podía decir que no era algo que él tuviera derecho a saber.

—No es que no quiera confiar—, dijo finalmente, con la voz apenas un susurro. —Es que nunca he tenido una razón para hacerlo. Antes de esto, mi vida era un desastre. No tenía a nadie, Charles. Ni familia, ni amigos, nadie. Solo yo, sobreviviendo como podía.—

Charles escuchó en silencio, su rostro reflejando empatía. —Debe haber sido muy difícil.—

—Lo fue—, admitió Emma, su tono más suave ahora. —Y cuando vine aquí, al pasado, pensé que sería igual. Pensé que haría lo que tenía que hacer y luego desaparecería de nuevo. Pero...—

—Pero algo cambió—, completó él por ella, su voz cálida y comprensiva.

Emma asintió, finalmente encontrando el valor para mirarlo directamente. —Sí, algo cambió. Tú cambiaste todo, Charles. No sé cómo, pero lo hiciste.—

Fragmentos del Futuro -- Charles Xavier--Donde viven las historias. Descúbrelo ahora