Me gustaría añadir a las interrogantes de la vida: ¿qué magia encierra la noche? ¿Qué hace de su fría y profunda oscuridad algo tan romántico para los enamorados, tan intrigante para los astrólogos o tan siniestro para los delincuentes? Quisiera saberlo.
Son incontables las veces que me he dedicado a pensar en ello, pero nunca había intentado dejarlo por escrito. De pequeño, le temía a la oscuridad. Gracias a la decisión de hacerme alguien mejor, un ser querido hizo que mi miedo desapareciera. Es como tratar de ver el lado bueno de todo, incluso de las cosas malas, y créanme, funcionó. ¿Quién iba a decir que, de adolescente, la noche sería mi aliada para poder salir a escondidas de mi casa? Y mucho menos, ahora de adulto, que sería la inspiración para estas líneas. Tampoco sabía que besar a una chica en la oscuridad podía ser tan estimulante, hasta que lo hice. Poco a poco aprendí a apreciar las cosas pequeñas, esas casi insignificantes. Fue cuando conocí lo magnífica que se ve una tormenta en medio de la más oscura hora nocturna. Lejos de ser algo tenebroso, lo describo como algo fantástico que nos hace pensar en el poder de la naturaleza y en lo esporádico que puede ser un momento. Estar sumido en la más abrazante oscuridad y que de repente un relámpago ilumine los alrededores impacta. Poder apreciar por ese instante todo cuanto se escapaba a nuestra visión por la negrura de la noche enamora. ¡Qué hechizante el dueto magnífico de la tempestad y la oscuridad! Te hace querer más, porque está demostrado que siempre se desea aquello que no se puede alcanzar. Pero no solo eso: visitar un lugar apartado de toda luz y permanecer ahí hasta que el astro rey se esconde es un placer capital. Ver surgir el firmamento nocturno, con sus miles de estrellas, es amor a primera vista.
Pero más frecuente aún es durante la noche cuando, de forma más ferviente, queremos que esa persona esté a nuestro lado. ¿De ahí vendrá el místico romanticismo que posee? Por favor, si alguien sabe la respuesta, dígamela. Tal vez la escritora Excilia Saldaña, que tituló uno de sus libros más conocidos como "La noche", pueda ayudarme. O tal vez tú, con tu compañía, puedas hacerlo. De cualquier modo, quisiera que vinieras; aquí te espero. Hazte mía para que me puedas hacer tuyo y juntos poder descubrir los secretos de la noche.
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La noche
Short StoryEscrito inspirado en la maravilla que se cierne sobre nuestras cabezas todas las noches.