Sin Querer Dejé De Odiarte [NICK & CHARLIE]

Capitulo 14

Nick

Es un dios frente al volante, llegue a la carrera en el momento en que la chica bajó las banderas blancas, Charlie iba en un auto negros, con rines color azul rey, sentí la ráfaga de viento en mi rostro apenas salió disparado cómo flecha de la línea de inicio.

Cuando la carrera finalizó a los casi cuatro minutos, o quizás menos, lo veo llevarse la gloria, me siento eufórico, emocionado, a mis costados estaban dos hombres de unos casi cuarenta años, decían conocer ser amigos de Charlie.

Eran divertidos, me hicieron reír en todo el tiempo que esperamos que los corredores dieran la última vuelta, parecian genuinos pero mis ojos estaban clavados en su auto, el no salió a recibir su dinero por su victoria.

El chico rubio que siempre lo ha buscado se acerca con otro hombre, calvo, usaba un camisa de tiras color negro, ambos miran hacia donde estoy, le están diciendo a Charlie que estoy aquí pero el sigue sin salir.

― ¿Por qué no sale del auto?.― pregunté preocupado, quería verlo, Scott se encargó de cubrirme con mis padres y dejarme su auto para venir aquí.

― Charlie ha estado de mal humor toda la noche solo porque no había podido verte, así que supongo que cree que no has venido.

― Roman, pero ve ahí y saca a ese chico de ese auto, su amigo vino a verlo y está ahí sin hacer nada.

Aunque me incomoda la palabra amigo, es lo que debemos aceptar que somos ante las personas, no podemos mostrarnos cómo somos, alguien nos puede ver, no es que no somos personas desconocidas.

Charlie sigue sin salir del auto por unos dos minutos más pero veo que esos dos hombres lo convencen de salir y es ahí cuando lo veo, mi corazón se acelera a velocidades similares a los de estos autos.

«Joder, cada día está más guapo.»

― Toma, aquí tienes un pañuelo para que limpies la baba que te escurre por la boca.― el otro chico, Tej, así dijo que se llama, bromea junto con Roman, una risa se escapa de mi y golpeo su hombro antes de volver a mirarlo.

La sonrisa que se dibuja en su rostro, ilumina el mío después de varios días sin saber de él, no le doy saludo con la mano, me lo devuelve antes de que reciba un par de burlas de los hombres que lo acompañan.

― Me disculpa un segundo, voy a bajar a saludarlo.

Ambos guiñan el ojo izquierdo como si tuvieran alguna sospecha de nosotros, trato de pasar lo más rápido que puedo por el montón de gente que hay en las gradas, solo está a unos pasos de mi pero me hace una seña de que debemos irnos a un lugar más privado.

Caminamos unos minutos más hasta sentir que estamos lejos de las personas, mis brazos se deslizan en su cintura, lo cargo mientras el se sostiene con sus brazos en mi cuello, lo escucho reír y juro que esa risa me devuelve la vida.

― ¡Nicky, viniste!.― su dulce voz me derrite el corazón, lo bajo para poder mirarlo a los ojos, pero cuando sus manos se posan en mi rostro acerco mi boca a la suya para besarlo con tanto anhelo y delicadeza.

Sus labios se mueven lentamente, su sabor se cuela en mi boca, pego su cuerpo más cerca de mi, profundizo ese beso metiendo mi lengua en su boca peleando por el control, lo he extrañado como un loco.

Jadea en medio de nuestros besos y tira de mi cabello con sutileza.― Aquí estoy mi amor, te he extrañado tanto.

Reparto pequeños besos por su frente y su rostro, nos quedamos abrazados por varios minutos, tiene su cabeza recostada en mi pecho y yo me dedico a oler su aroma, cerezas y limón.