Kim Namjoon un hombre egolatra, presuncioso y el CEO más atractivo de Seúl.
Carolina una chica dulce y tierna.
En estas historias no los personajes tienen nombres propios aquí no existe la T/N por que no son historias de imagina. Así que si ustedes...
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Capítulo 8
...
Como puedo controlarme, si su cuerpo también grita exigiéndome que la haga mía. Mientras seguimos con este beso ardiente y apasionado. Abro la puerta de mi oficina y nos adentramos a ella. No la dejaré ni un segundo, no importa quien llame ella tiene que ser mía hoy mismo.
Cierro la puerta con seguro, y avanzamos lentamente hacia el sofá, no me ha dicho nada, no me ha detenido. Me siento y la traigo hacia mí, ella sonríe y se muerde el labio. Esa puta acción ne vuelve loco de deseo.
Se sube sobre mi regazo, con sus manos hundidas en mi cabello, masajea mi nuna. Exploro cada centímetro de se cuerpo, poco a poco subo su vestido dejando descubierto sus glúteos, esos glúteos que tanto me gustan. Huele tan bien, que es casi incontrolable el deseo que siento por ella.
Jadea, su respiración es igual de agitada que la mía. Lo está pidiendo a gritos, lo sé, lo puedo percibir.
No puedo más - Carolina, la deseo... quiero hacerla mía.
- ¿Aquí? - pregunta con sus ojitos cerrados y su boca entreabierta.
- Por favor, ya no quiero esperar, usted me vuelve loco.
Y entonces se detiene y me observa.
- ¿Y esa mujer, también lo vuelve loco? - pregunta con un rastro de celos en sus ojos.
- Min-a, Carolina no sé que está pensando, pero Min-a es solo una amiga - respondo.
- Su hermano no dijo eso.
"Puta madre Jhope"
No puede cerrar su puto hocico, tenía que dejarle la duda a Carolina.
- ¿Carolina, usted cree que si entre Min-a y yo pasara algo vendría aquí a la oficina a buscarla con estas inmensas ganas que siento por ti? - frunce el ceño.
Niego con cabeza, ella baja la vista un poco, tal vez apenada.
- No sienta pena, no se avergüence.
- Es que yo... - titubea un poco.
La tomo del rostro para besarla, ella cierra los ojos y se deja llevar. Nos hundimos en el beso más ardiente, tiemblo de la necesidad que tengo por poseerla.
- Lo deseo - musita.
- Yo más Carolina, yo más - digo.
Como puedo me abro paso para liberarme del pantalón, desabotono y bajo el zíper. Carolina quien aun se encuentra encima de mí, sube su vestido dejando al descubierto sus caderas.
Esa tanguita me vuelve loco. Cuando finalmente mi miembro escapa de la pesada tela, no puedo evitar gemir al sentir a Carolina moverse encima de el.
Deslizo su tanguita hacia a un lado y entonces ella misma toma mi miembro con su manos tibias y comienza a masturbarme antes de introducirlo. Sonríe al verlo lo grande y grueso que es. Respiro hondo, cierro los ojos y disfruto de lo que está haciendo con sus majestuosas manos. Se inclina un poco sobre mi oído y susurra algo.
