Chapter seven: 𝗔𝗶𝗻𝘁 𝗶𝘁 𝗳𝘂𝗻𝗻𝘆?! (𝘄𝗶𝘁𝗵 𝗱𝗿𝘂𝗴𝘀)

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Llegué a casa con cansancio de caminar y de hablar, pero ese cansancio parece que desapareció cuando me di cuenta de que por suerte mis padres no estaban en casa esa tarde. Así que dejé la mochila donde ellos no me dejaban dejarla (al lado de la zapatera de la entrada) y me dirigí directo a mi habitación con prisa porque no sabía cuánto tiempo me quedaba hasta que mis padres vinieran porque aunque no tenía reloj, sabía que ya eran pasadas las cinco porque la verdad; me había pasado más de dos horas hablando con aquel chico.

Sinceramente, me parece un chico muy tonto pero interesante a la vez, porque a pesar de que no quiera hacer las paces porque tiene el ego muy alto y se cree que perdonarme le hará menos hombre pero por otra parte, es un chico serio y centrado en sus cosas. Inmaduro pero serio.

Mientras subía las escaleras, pensaba en quién llamaría para ir a aquella fiesta que tendría Rachel esta tarde. Pero pensé en algo mejor. Llamarla a ella para pasar un tiempo juntos.
Desde principios de las vacaciones no la veo ni la llamo, porque tuvimos una estúpida pelea sobre que supuestamente no me importaba ella ni sus sentimientos y que solo me importaba "mis malditas pastillas" como lo llamaba ella.

Cuando por fin llegué a mi habitación, miré a todos lados por si alguien me estaba vigilando, hasta bajé otra vez las escaleras por si mis padres ya habían llegado y revisé hasta por los rincones más pequeños de mi casa por si había alguien. No lo había.
Subí otra vez, abrí el cajón donde tenía las pastillas y fui al baño al lado de mi habitación para encerrarme allí con llave, coger algunas cuatro o cinco pastillas de las migrañas, las partí con el puño y comencé a ordenarla con una tarjeta que tenía guardada para estas ocaciones.
Cuando vi que las pastillas ya habían perdido su forma inicial y habían formado un polvo similar a la harina tamizada. Cogí una bolsita de plástico resistente al fuego, que también tenía en el cajón de las pastillas; puse toda esa mezcla en la bolsita, saqué el mechero que tenía el bolsillo derecho del pantalón y quemé aquella sustancia hasta que formó un líquido que podría poner en una jeringa e inyectármela.
Y eso hice.

Me senté en el suelo del baño a esperar que aquel líquido hiciera efecto mientras llamaba a Rachel.
Cerré los ojos con fuerza y estiré mis dos piernas de modo que esté completamente cómodo y así coger un poco de sueño.
Cuando por fin podía decir que estaba prácticamente dormido, mi teléfono empezó a vibrar de forma pertinente. Me giré a mirar porqué vibraba, y me di cuenta que era Rachel que me estaba devolviendo las llamadas.

— Hola preciosa — Respondí cuando la droga ya estaba empezando a hacer efecto.

— ¿Qué quieres Stu? Me has llamado diez veces seguidas — Exclamó preocupada.

— Lo siento. Pero me preguntaba si podías pasarte por mi casa, me siento solo.

— No puedo Stu, sabes que hoy tengo que preparar la fiesta, por cierto ¿Vendrás, verdad?

— ¡Claro!

— ¡Genial! Te espero aquí entonces.

— Venga Rachel, tengo casa sola y además quiero hablar contigo sobre lo que pasó antes de las vacaciones — Volví a insistir, solo haría eso cuando estoy drogado, sin las drogas no podría ser tan valiente como lo era hoy

— Ahg... — Resopló — Vale pero solo será una hora, después me tengo que ir de nuevo ¿Vale?

— Te espero aquí.

— Nos vemos.

Dicho eso, me colgó y no me volvió a hablar más hasta que nos vimos esa tarde. Cuando me colgó, me levanté del suelo rápido, escondí lo de las pastillas, lo del mechero, lo limpié todo bien y me preparé para ver a mi novia.

𝘽𝙀𝙀𝙏𝙇𝙀𝘽𝙐𝙈 (Studoc fanfict)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora