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Autora pov:

Suzuka volvió sobre sus pasos rápido, llegó a donde su tío y empezó a sacudirlo, a darle cachetadas.

-¡¡Despierta maldito seas!!- le dio una última cachetada, muy fuerte, y se escuchó como protestaba de dolor al mismo tiempo que abría perezosamente los ojos.

-Tú- miró con odio a su sobrina, le puso la pistola en el pecho -¿Qué mierda quieres?- él se quedó donde estaba.

-¿Qué hicieron con Moa, a dónde se la llevaron?- lo miró con profundo odio -Y será mejor que me contestes o te juro que tu nariz dejará de existir-

-¿Yo que voy a saber? tu perra me dejó inconciente, se ve que aprendió bien de ti- frunció el ceño, estaba molesto.

-¿Y las chicas, los niños?- hizo presión con el arma al ver como osaba a levantarse -Quietecito, no me importa que seas mi tío, no duraré en disparar- puso el dedo en el gatillo como advertencia.

-Están vivos y bien si tanto te preocupan- rodó los ojos -Todavía no les hicieron nada pero será mejor que te apures si es que los quieres a todos con vida, mamá tiene planes para ellos- rió como loco.

-¿Qué tipo de planes?- frunció el ceño.

-Si es que realmente tienen a tu chica, carajo, será un espectáculo medieval- volvió a reír -Y no me digas que olvidaste todo lo que mi hermano te hacía niña, sería algo de no creer si fuera así-

Lo agarró de los pelos y lo esposó al escritorio que ahí había, le propinó una serie de fuertes golpes y un tiro en cada pierna.

-A ver sino te mueres infeliz- escupió con odio, salió de ahí y echó a correr, debía llegar como sea al sótano.

Lo malo era que no recordaba cual de los pasillos era más rápido para llegar a ese lugar maldito.

-Ojalá pudieras guiarme mamá, no sé ni donde estoy- susurró alterada a la oscuridad, corriendo por un pasillo adyacente.

No sabía ni por donde iba, tratando de recordar donde estaba cada lugar que recordaba de aquí, tratando de ubicar el camino correcto. Tenía el arma en mano, atenta a cualquier ruido o posible atacante, sombras en la noche.

-Resistan, voy a llegar- susurró otra vez, tratando de convencerse de que hoy nadie moriría de los suyos.




Moa pov:

Los ojos me pesaban, sentía un dolor latente y molesto detrás de mi cabeza, el cuerpo tardaba en despertar, alguien me echaba algo frío en la cara.

-¿Y si se murió?- preguntó una voz familiar a mi derecha, estaba preocupada.

-Claro que no se murió imbécil, ¿acaso no ves como se le mueve el pecho al respirar?- otra voz familiar, sonaba irritada, más frío en mi rostro y en mi cuello -Y con como la tiraron aquí supongo que tardará más en despertar, le dio la cabeza al caer, esa bruta de Seiko es un animal-

Abrí como pude los ojos, volviendo a cerrarlos ante la luz, gimiendo de dolor y tratando de moverme, noté entre mis muñecas las cadenas.

-Carajo Moa, al fin haces muestras de conciencia- la voz de Yui, ahora más clara, sonó contra mi pecho -Estaba por exigir que te viera un médico-

-¿Qué pasó?- volví a abrir los ojos, mirando a las chicas -¿Y los niños?- miré alrededor algo alterada.

-Están bien, en las celdas del frente- Kano se acercó a mí con un pedazo pequeño de hierro -Mejor que nosotras de hecho- se acercó a mí y liberó mis muñecas de las cadenas.

Feromonas y Heroína (TEMPORADA DOS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora