Hinata observaba su triste maleta mientras con las manos empujaba el carrito infantil que contenía a la persona más importante su vida: su hijo Boruto de ocho meses, quien dormia plácidamente totalmente ajeno al horrible día que había tenido su madre.
—Espero que no sea necesario seguir moviendo esa maleta —masculló entre dientes.
Le dijeron que no había problema, que podía traer a su niño, mientras aguardaba ser atendida por la dueña de Services and Clean, una pequeña empresa de servicios generales donde esperaba ser contratada. Habia traído una recomendación y confiaba en ella.O caso contrario ya podía catalogar el día como el más catastrófico de su vida.
Habia empezado temprano cuando su padre prácticamente la echó del piso en donde vivían en el Bronx.
Nunca tuvo huena relación con su oronenitor quien tenía abierta preferencia por su hermana menor Hanabi, pero nunca creyó que sería capaz de desalojarla aun sabiendo que ella tenía un bebé a cargo.
—Eres mi hija y te quiero, pero debes comprender que tu hermana Hanabi lleva semanas sin dormir correctamente por causa del llanto del pequeño Boruto. Te había dicho que busques un sitio privado para vosotros y no me hiciste caso. Tu hermana es modelo y actriz, precisa de horas de descanso adecuadas ¿y cómo hacerlo? Si la casa huele a pañal de niño y no hablemos que las facturas han subido estrepitosamente —le increpó su padre Hiashi esa mañana cuando Hinata salió a preparar la botella de leche para su hijo—. Ya te había dicho que ni yo ni tu hermana vamos a cargar con tus errores.
Hinata hubiera querido responderle que ella pagaba las facturas de gas y agua junto a parte del mercado, pero fiel a su carácter, no se atrevió a responder a su padre.
Hiashi estaba parado frente a ella, impecablemente vestido con su traje de dos piezas y bebiendo una taza de café a punto de salir a tomar el metro para ir al trabajo.
El padre de Hinata y Hanabi trabajaba de maître en un hotel lujoso de cinco estrellas en el corazón de Manhattan.
Hanabi seguía dormida.
La petición de Hiashi no la tomó desprevenida ya que hace meses que venía advirtiéndole de lo mismo, pero Hinata tenía la esperanza que su padre cambiara de opinión.
El turno de Hinata en el restaurante comenzaba al mediodía y no podía faltar. Ya debía demasiados favores.
—Te daré el día para que puedas preparar la mudanza y no te lleves nada de la casa —fue la última advertencia de su padre, antes de marcharse.
Ese último comentario fue lo que más le dolió a Hinata.
En un impulso, cogió su única maleta y comenzó a cargar toda su ropa y la de Boruto.
Arrojó la llave por el buzón y se marchó airosa con Boruto en brazos.
Solo al estar a bordo del taxi se dio cuenta que no tenía idea de dónde irse. Llamó a Temari, su compañera del restaurante quien le había dicho de unas habitaciones en renta en su edificio, pero lamentablemente no se desocupaba nada hasta la semana siguiente.
No tenía mucho dinero y allí tuvo la idea más arriesgada de todas.
Hinata trabajaba en un restaurante de alta cocina en el corazón de Tribeca, un barrio neoyorkino que se caracterizaba por vecinos de alto poder adquisitivo.
La joven era una de las meseras del turno tarde y noche.
Uno de los trasteros solía ser utilizado por los empleados para echar alguna siesta perdida mientras el gerente no veía.
Sólo necesitaba una noche para dormir y acomodar al bebé.
Al día siguiente se marcharían a buscar una habitación acorde a sus ingresos y llevar a Boruto a la guardería de la ciudad, un servicio que necesitaba por el horario que cumplía en el restaurante, pero hoy ya no tenía tiempo porque el horario de su turno le soplaba en la nuca.
—Definitivamente tu padre es una bruja sin corazón —fue el único comentario que le hizo Kiba, el chef de restaurante que también era su amigo. Fue el quien le ayudó a acomodar a Boruto que dormia en el trastero, prender la ventilación y prestarle un viejo móvil para filmar al niño con una app para monitorearlo mientras su madre trabajaba.
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Confusión Encantadora
FanfictionSasuke Uchiha, ese inglés arrogante fue su gran amor, pero él la engañó dejándola con un hijo y el estigma de madre soltera sobre su cabeza, y aun así Hinata Hyuga pensaba seguir adelante, pero no contaba que él volviera a aparecer de forma inespera...