Mentiras y engaños

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Tras estar tumbada durante un rato más Sarai intentó levantarse un poco. Aarón estaba junto a la camilla en la que ella estaba recostada. La habitación parecía pertenecer a un hospital muy antiguo debido al manifiesto deterioro de las maquinas que rodeaban a la joven. Él parecía no darse cuenta de que ella estaba despierta solo estaba mirando el suelo muy concentrado hasta que un pequeño walkie sonó cerca suya.

- Dirección a Cuervo, el comandante Travis solicita informe de la reclusa.

¿Porque llamaban Cuervo a Aarón? Pero un momento...¿Reclusa?¿Ella?
¿Que estaba pasando ahí?
Giró un poco el cuello y empezó a dolerle la cabeza tanto que ahogo un pequeño grito. Aarón se dio cuenta de ello y se detuvo antes de responder al walkie para acercarse a ella y acariciarle la mejilla. Se había quitado el uniforme de los Ridders y vestía igual que cuando lo conoció.

- Samanta, ¿que tal estas?

Ella le miró un poco aturdida y antes de que pudiera responder él volvió a hablar.

- Te dije que dejaras de meterte tantas drogas ¿cuando aprenderás a escucharme?

Aarón hablaba como antes. Como si nunca se hubieran separado. Como si no hubiesen pasado 2 largos años y ella no se hubiese convertido en una asesina de demonios. Como si esos largos entrenamientos con Travis y las largas torturas en el gimnasio jamás hubiesen ocurrido.

- Si, lo siento.-fue lo único que pudo decir ella ¿qué estaba pasando?¿había sido todo un simple sueño donde existían demonios y Ridders?
Se miró a si misma. Llevaba puesta la camiseta de fútbol americano que le regalo Aarón en su cumpleaños 17 y unos pantalones y zapatillas que creía haber dejado atrás junto a su antigua vida.
Nada había sido real y eso debería hacerla sentir major y mas segura sin embargo solo sentía vacío porque si todo había sido producto de su imaginación significaba que Gemma no existía. Y Travis tampoco.
Sarai tendría que volver a su rutina habitual pero tendría que dejar las drogas. Causaban alucinaciones demasiado reales. Fue a levantarse de la camilla cuando perdió el equilibrio y Aarón tuvo que sujetarla antes de que llegase a besar el suelo. Nada había cambiado porque si nada había sido real ¿que hacía él llevandola en brazos hasta una silla de ruedas. Sarai miraba a su amigo con expresión interrogante en el rostro pero el parecía ignorarla.

- ¿Aarón?-llamó ella un poco desconfiada.

- ¿Si?

- ¿Por qué tengo que usar una silla de ruedas?

Él la miró sorprendido y asustado al mismo tiempo. Parecía incrédulo al oirla hacer esa pregunta.

-¿Cómo? El doctor dijo que debido al golpe que te has dado no recordarias algunas cosas pero ¿de verdad no sabes lo que te ha pasado?

Sarai negó con la cabeza. Esto se estaba pareciendo a una de aquellas telenovelas de mala calidad que tanto le gustaban a Gemma. Pero su mejor amiga, a la que consideraba su hermana pequeña, no era real. Tenía que hacerse a la idea ya. Estaba tan drogada que se imaginó como llamaban a su mejor amigo Cuervo por un walkie. Era patética.
Aarón se agachó a su lado y le tomó ambas manos mientras la miraba directamente a los ojos.

- Tuviste un accidente de coche. Ibas conduciendo tan colocada que te estrellaste contra la puerta de cristal de un supermercado y no llevabas cinturón de seguridad por lo que....saliste disparada por el parabrisas y al caer te diste un buen golpe en la cabeza y casi te partes la columna vertebral.

Sarai se puso muy tensa mientras asentía y no pudo volver a hablar más mientras él la conducía fuera de la habitación. Había un oficial de policía parado junto a la puerta que según le contó Aarón quería tomar su declaración. El pasillo del hospital estaba desierto y antes de que Aarón comenzara a avanzar ella le pidió que soltara la silla de ruedas.

- Prefiero hacerlo yo pero gracias de todas formas.

Aarón le sonrió cálidamente a medida que soltaba la silla y caminaba junto a ella. De repente Sarai giró las ruedas hacia atrás para retroceder y se inclinó junto al agente de policía agarrando la pistola que él llevaba sujeta al cinturón y golpeandole en la nuca cuando el se agachó a recuperarla. El hombre cayó inconsciente y ella se giró para apuntar a un Aarón que la miraba atónito.

-¿Sam?

- Deje de llamarme así hace ya mucho tiempo.

- ¿De qué hablas?

- Oh vamos Aarón me conoces mucho mejor que eso. Sabes que ni en un millón de años sería capaz de arrancar un coche ¿o acaso olvidaste todas las veces que quisiste enseñarme?

Consiguió ver la sonrisa triste que el le dirigió justo antes de que unos hombres con el uniforme que había creído no volver a ver aparecieran y se lo llevaran mientras otros intentaban detenerla a ella. Hizo que su silla de ruedas pasase sobre el pie de uno de ellos mientras le daba un puñetazo en la entrepierna a otro. Recordó entonces la pistola que llevaba y empezó a disparar a puntos no vitales pues aunque todos ellos llevaban chalecos antibalas no quería cargar con la muerte de más Ridders a sus espaldas. Bastante tenía con no haber llegado a tiempo para ayudar a Rayleigh y Scott. Seguía disparando cuando descubrió a una mujer pelirrojas mirandola sorprendida al final del pasillo. No hacía nada para ayudarla pero tampoco para atacarla entonces ¿debería considerarla un peligro?

Vive para morir #Wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora