SEBASTHIAN PETROV

6 2 0
                                    

Luego de que termine el trabajo que me encomendó Víctor, me dieron la oportunidad de decidir que trabajo quería tomar, Víctor me ofreció ser parte de su cuadrilla, al igual que Nikolay y Sergei, Yuri me ofreció un trabajo muy importante que era cuidar a sus hijas, me sentía muy honrado de tener la oportunidad de tomar el trabajo que quisiera, podría ser la mano derecha de Pazhan, pero sabía donde estaba mi corazón, no podía ignorar ese hecho, así que tomé el trabajo de Yuri y todos estuvieron de acuerdo con mi decisión.

Ver crecer a Stasy, fue toda una aventura, la pequeña era muy traviesa y se metia en cuento problema podía y obviamente donde estaba Jade estaba ella, así que era de alguna forma se volvio fácil cuidarlas a pesar de que Jade era más silenciosa y Stasy mucho más eufórica.

Intentaba encontrar algo de Sasha en ella pero nunca pude encontrar el parecido, siempre veía cosas de Nala en ella al igual que en Jade, lo único que veía diferente entre Jade y Stasy era la altura, Stasy siempre era mas alta que Jade, ah y el color de los ojos, Jade tenía los ojos cafés iguales a los de Nala y Stasy tenía los ojos verdes esmeralda.

Catorce años después...

Miro el techo de mi habitación, levanto mi brazo y miro el reloj en mi muñeca, es hora de levantarme e ir a ejercitar me, pero mis pensamientos inundan mi cabeza, gimo y me levanto de la cama, me doy una pequeña ducha y salgo del baño rápidamente, me pongo una sudadera y una camisilla, la casa es calidad, así que me pongo solo unas zapatilla deportivas y salgo de mi habitación, la casa está silenciosa y oscura, aun es de madrugada, así que camino por la casa silenciosamente, miro por las ventanas y veo a los chicos de Alek hacer ronda, la seguridad desde que esta Alek a cargo mejoró un cien por ciento, lo que me dejaba a mi con las chicas, suspiro y sigo mi camino hacia el gimnasio.

Siento que alguien me sigue todo el camino hasta el gimnasio, se quien es, pero solo la dejo estar, ya he tratado en otras ocasiones de que no me siga pero lo sigue haciendo ya prefiero no perder el tiempo, Stasy tomo un mal habito de seguirme en las noches, esa chica de catorce años parece un maldito vampiro, le gusta salir de noche o en las madrugadas.

Entro al gimnasio y empiezo mi entrenamiento, desde que cuido a las chicas comencé a entrenar de todas formas necesitaba algo de musculo en mi cuerpo para cargar a las chicas revoltosas cuando fuera necesario.

- Se que estas ahí, deberias estar durmiendo y no buscando problemas - digo mientras levanto una pesa y veo a Stasy salir de la esquina en su pequeña pijama una camisa que corto ella misma donde se le ve el vientre y una pantalones que no se que función cumple si le queda tan corta que se le ve todo maldito trasero y no puedo mentir sabiendo que la he mirado una que otra vez.

- Eres un agua fiesta - dice y yo niego.

- Te he dicho varías veces que no debes seguirme hasta aquí - explicó mientras ella suspira y se acerca lentamente, la miró por el espejo y puedo ver que su cabello castaño oscuro está recogido en una moña desordena.

- No podía dormir - dejo caer las pesas y me doy la vuelta y la miro.

- Alguien te hizo daño o te molesto en el colegio? -

- No! - Calma papá oso - dice y yo gruñó, odio cuando dice papá, si supiera...

- Lo siento - A veces lo olvido... - dice y yo me doy la vuelta y trato de continuar con mi ejercicio.

- Si no es eso lo que no te deja dormir, entonces que es? - Pregunto y ella se acerca a mí.

- Tu _ dice con esa seguridad y la miro inmediatamente, abro mis ojos con sorpresa y ella me mira fijamente.

- Te sorprende - dice y yo dejo la pesa en el suelo y me alejo de Stasy.

- Mmm - no se que decir - porque te preocupa? - Pregunto lo mas tranquilo que puedo, aunque por dentro estoy ansioso y nervioso, ella se mira las manos, luego se levanta y camina por el lugar.

- Te haz alejado de mí - Solias jugar conmigo en el jardín - Te acuerdas? - Pregunta y yo parpadeo, trago duro y asiento, como no acordarme, ella sonríe y hace que me duela el pecho por ella.

- Porque te estas alejando de mi? - Pregunta y yo la miro.

- Stasy... - Todo cambia - Ya no eres un niña - Ya no podemos jugar como antes - digo y ella resopla, su nariz se arruga de una forma tierna y frunce los labios.

- Nada a cambiado - Sigo siendo yo pero más grande - la veo caminar hacia mi.

- Joder... - Digo y ella me frena cuando levanto mi mano.

- Solo... - No me alejes de ti - Nada tiene que cambiar - No te considero un empleado mas como los hombres de mi padre - dice y yo la miro, sonríe y comienza a alejarse.

- Ah- Se me olvidaba anoche llamó una chica preguntando por ti y le dije que tenías novia - Le pedí que no volviera a llamar - mis labios se abren con sorpresa, Stasy se da la vuelta y comienza a alejarse del gimnasio.

- Joder - susurro y creo saber quien llamó, pero no puedo creer que Stasy hiciera eso, termino el circuito de ejercicios y voy a mi habitación, me quito la ropa y me ducho, enjabono mi cuerpo y luego dejo que el agua corra por mi cuerpo libremente.

Salgo del baño y noto que la luz del sol se empieza a filtrar por las cortinas, así que decido ponerme unos jeans y una camiseta negra, me pongo unas botas y paso la toalla por mi cabeza secando la, no hay cabello que peinar, mi corte militar no deja mucho de cabello, me aplicó algo de loción, tomó el arma de la mesa de noche y la guardo detras de mi espalda, salgo de la habitación y voy a la cocina encuentro a Ruth y a María, ellas me dan café y miro por la ventana el jardín donde jugaba con Stasy.

- Los recuerdos son un tesoro muchacho - escucho a Ruth y me doy vuelta para mirarla y noto que no esta mirándome.

- Me asustas Ruth - ella se ríe como si fuera divertido, siempre he sido muy sincero, nunca me quedó con nada.

- Tranquilo muchacho - Solo que tienes una venda en los ojos - No ves las cosas importantes - Si no cambias la actitud con Stasy sufrirás lo que no haz sufrido - Lo que crees que ha sido doloroso no se podrá comparar con lo que te sucederá - Ten mucho cuidado muchacho - las palabras de Ruth me hacen erisar los vellos de la nuca.

No sabía que decir, por primera vez en mi vida me había quedado sin palabras, esperaba de verdad... Que no sucediera lo que ella decía.

No podía perderla.

Por primera vez en mi vida tenía miedo mucho miedo.

SERIE LA MUÑECA DEL BRATVA - SEBASTHIAN - LIBRO 5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora