STASY LEVEDEV

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4 años después

Durante toda mi vida había tenido a Sebasthian cerca de mi, nos había cuidado a mi hermana y a mi cuando éramos más pequeñas, aun lo hacía y no creía que ello fuera a cambiar, miro el reloj de mesa y son las cuatro de la mañana, Sebastián se debe de estar preparando para ir al gimnasio, cuento los minutos para seguirlo esto sea convertido en un habito, es algo que no puedo dejar de hacer, me pongo las pantunflas y salgo de la habitación, cierro la puerta lo mas silenciamente posible, trato de no hacer ruido y para que mis padres no se despierten, llevo años asiendo esto y nunca se han enterado no tienen porque enterarse ahora.

Paso por el pasillo y me escondo en lo alto de las escalas, veo a Sebasthian pasar por el recibidor, va directo al pasillo hacia el gimnasio, apenas lo veo entrar al pasillo bajo las escalas y lo sigo hasta el gimnasio, me escondo en una esquina de la entrada al gimnasio, me arrodilló y veo como Sebasthian toma las mancuernas y empieza a hacer ejercicio, las venas de sus brazos sobresalen, se ha vuelto más fuerte, tiene músculos por todo su cuerpo, me deleitó bien como trabaja su cuerpo, el idiota sabe que me gusta verlo, trago saliva y pongo las manos en mis labios.

- Que haces aquí? -

Pregunta y se que me esta preguntando a mi, me quedó en silencio y miró por entre las máquinas, lo veo negar y gateo por el suelo para alejarme de la esquina, escucho los pasos de Sebasthian y me escondo entre una máquina.

- Stasy? - Pregunta y me muerdo el labio inferior para evitar reírme a carcajadas.

- Se que estas aquí - Sal... - Ahora - exige y yo me niego a hacerle todo tan fácil.

- Stasy - No me hagas buscarte - dice y yo decido ir mas lejos, gateo otro tramo, cuando siento que alguien toma mi tobillo y me arrastran por el suelo, doy un grito y luego siento unas manos en mis labios.

- Dejaré de juegos - Me meterás en problemas - susurra en mi oído y respiro agitadamente, mi pecho sube y baja rápidamente, entonces siento una nalgada en mi trasero y brinco por la sorpresa, las manos dejan mis labios y yo me doy vuelta, Sebasthian se eleva sobre mi y yo lo miro.

- Nunca me había nalgueado - susurro y puedo ver como Sebasthian sacude la cabeza en negativa como si intentara salir de sus propios pensamientos.

- Lo siento - No debía haberlo hecho - Me sobre pase - exclama y me da la espalda.

- Tienes que dejar de venir detrás de mi - dice y yo me levanto del suelo y golpeó su costado derecho y Sebasthian deja caer la pesa la cual hace un sonido sordo y miro por el pasillo.

- Stasy - Gruñe mi nombre en advertencia.

- Te dolió? - Pregunto y puedo ver como las aletas de su nariz se abren, me acerco lentamente y tocó su pecho duro con mi mano, lo escucho gruñir.

- Stasy - Por favor - pide y dejó de tocarlo porque parece que le hiciera daño.

- No te estoy haciendo daño - Solo.. - Quiero tocar - confieso.

- Si me estas haciendo daño - No sabes cuando -

Lo miro por ultima vez y me doy la vuelta, me alejo de él porque creí que las cosas mejorarían con Sebasthian pero desde que cumplí catorce años, Sebasthian empezó a alejarse de mi, me dolía, me dolía inmensamente que se comportara como si no importara, para él todo había cambiado, así que me mantenía alejada de él, había puesto una barrera invisible donde ya no podíamos tener la misma relación que antes, salgo del gimnasio y camino por el pasillo, escucho pasos detrás de mi, así que camino más rápido.

- Stasy? - escucho a Sebasthian susurrar a lo lejos y corro por el pasillo, subo las escalas de dos en dos y camino rápidamente por el pasillo hacia mi habitación, cierro la puerta con seguro, camino hacia la cama, corro las sabana y me acuesto, apago la luz de la lámpara y trato de dormirme.

- Stasy? - escucho la voz de mi madre, escucho que toca la puerta y suspiro, me tapó con las sábanas, por una vez en la vida no quiero ver a nadie.

- Amor - No haz bajado a desayunar - puedo escuchar preocupación en su voz.

- Bebe - No me preocupes y abre la puerta por favor - pide y yo me niego a ver a alguien, escucho murmullos detrás de la puerta.

- Déjame entrar - escucho la voz de Sebasthian a lo lejos y me niego a sentir que la llama de la esperanza renazca, soy solo su trabajo, nada más.

- No - Les prometí a las dos que no irrumpe ría en su privacidad - escucho que le responde mi madre y doy gracias a Dios que Jade yo les hiciéramos prometer a a mis padres que ellos no entrarían en nuestras habitaciones sin nuestra autorización a menos que fuera grave.

- Nala - Joder - Se que no debería meterme pero... - Dice Sebasthian y estoy segura que mi madre lo freno, las voces se callan y cierro los ojos, trato de dormir de nuevo.

Siento que algo camina en mi rostro y trato de quitarla con mi mano, pero vuelve algo a rozar mi rostro, gimo y pasó mi mano, entonces escucho una risita reconozco esa risa, abro un ojo y veo a Jade reírse, gimo.

- Déjame dormir - gimo y me retuerzo, recuerdo que luego de haber hecho jurar a nuestro padres no entrar a nuestras habitaciones, decidimos que cada una tendría las llaves de la habitación de la otra, así que Jade tiene mi llave y yo la de ella.

- Llevas todo el día aquí metida - Pero veo que estas trasnochada porque roncas como un león - dice Jade y le hago cosquillas.

- Pará - Grita y la dejo ir, ella se sienta en la cama y me quita las sábanas de sube a la cama y se acuesta a mi lado, me mira y la abrazo.

- Hueles mal - Deberías tomar un baño - dice y sonrió.

- Veo que quieres de nuevo un ataque de cosquillas - respondo y ella supiera.

- Olvídalo - Hueles a un campo de flores - miente y me río.

- Te amo - digo y ella se abraza a mi.

- Todos están preocupados - Aunque el que está más preocupado es Sebasthian - dice Jade y la freno de inmediato.

- Ay no - No hablemos de él - pido y ella me mira.

- Así que fue él - susurra y guardo silenció.

- Le golpeare las pelota - dice Jade y le doy un beso en la mejilla.

- Dejalo - No es para tanto - respondo y Jade resopla

- Si es para tanto porque no haz salido de esta habitación -

- Necesito tiempo - Necesito tomar fuerza para poder mirarlo a los ojos y no sentirme inofensiva -

No se que ve Jade en mi rostro y que escucha en mi voz pero me abraza.

- Bien, no te presionare - Pero... Dejame quedarme aquí -

Pide y yo asiento, como no dejarla si es mi hermana, así que dormimos juntas por un parte horas más y ella se va me deja sola en la habitación y decido que es el momento de dar la cara, tomó un baño rápido y bajo a cenar.

No me puedo esconder siempre.

SERIE LA MUÑECA DEL BRATVA - SEBASTHIAN - LIBRO 5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora