Narra Israel: Después de que me dijo que necesitaba unos días, me quedé en silencio, observando la pantalla del celular. No quería presionarla, pero había algo en la forma en que me lo dijo que me dejó intranquilo. Había vuelto a México, estaba aquí, y sin embargo, sentía que todavía estaba a kilómetros de distancia, emocionalmente hablando.
La mañana pasó lenta, después de despertarte fui al club. Necesitaba despejarme, sacar toda esa tensión acumulada, y el fútbol siempre había sido la mejor forma de hacerlo. Al llegar, algunos de los chicos notaron que estaba más callado de lo normal.
Cristian: ¿Todo bien, Isra?
Henry: Hoy estás más callado que de costumbre.
Asentí, pero no pude ocultar la verdad.
Israel: Más o menos... es complicado
Crisrtian: ¿Tiene que ver con ___?
Suspiré. No era fácil hablar de eso, pero necesitaba sacarlo de mi sistema.
Israel: Sí. No sé, las cosas están raras.
Henry: ¿Siguen sin poder hablar como les gustaría?
Israel: Algo así, la siento distante
En ese momento no supe si debía contarles que ella estaba de vuelta en México, así que opté por mantenerlo como un secreto hasta saber que es lo que ____ quería. Cristian asintió, escuchando atentamente.
Cristian: Es normal, ¿no? Estar a distancia ni a sido fácil para ninguno de los dos. Dale tiempo, cuando vuelva a México seguro las cosas mejorarán.
Israel: Lo sé, pero es difícil. No quiero perderla...
Cristian: Dale espacio, pero también recordale que estás acá, que puede contar contigo cuando lo necesite. No tienes que estar siempre encima para demostrar que te importa
Israel: Es que no sé cómo ayudarla.
Henry: Con hacerle saber que cuando te necesite estarás ahí.
Asentí, sabiendo que tenían razón, con la información que tenía sabía perfectamente que no podía obligarla a abrirse si no estaba lista, pero podía estar presente, hacerle saber que no tenía que enfrentar todo esto sola.
Después del entrenamiento, me quedé un rato más en el campo, pateando el balón en silencio. La tarde se fue apagando, y con cada gol que metía en la portería vacía, intentaba calmar esa sensación de incertidumbre que me carcomía por dentro.
Al llegar a casa, revisé el teléfono una vez más. Aún nada de ___. No sabía qué hacer así que le envié un mensaje.
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TN 💘Israel: Espero que estés mejor. En verdad necesito hablar contigo, podemos vernos mañana.
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Me tiré en el sofá, mirando el techo, intentando no pensar demasiado. Sabía que estos días iban a ser largos. Sabía que tendría que esperar, confiar en que ella encontraría la forma de hablar conmigo cuando estuviera lista. Pero lo que más me asustaba era no saber cuánto tiempo más podría soportar esta distancia emocional entre nosotros.
Esa noche me quedé dormido tarde, con el teléfono al lado, esperando por una señal, por una respuesta que me asegurara que, aunque todo se sintiera caótico, las cosas eventualmente volverían a estar bien.