—Lo lamento —aseguró Alessandro luego de que la joven llorara un poco más, aferrada a él, y luego de que al fin se tranquilizara—, creo que fue algo instintivo. Cuando mi hija llora, siempre la abrazo, ella se parece mucho a su mamá, así que te pareces a ella, y supongo que eso despertó mi instinto paternal en esta situación. Roberta asintió. En un inicio, la joven se había sentido agradecida por ese abrazo, pero ahora necesitaba razones para no sentirse incómoda, porque avergonzada definitivamente estaba, y gracias al cielo el otro tenía una buena solución para ella. » ¿Estás bien? —preguntó el hombre que, viéndola agotada y, sobre todo, vulnerable, decidió presionar un poco para que ella hablara con él de lo que la agobiaba, y que él conocía perfectamente bien—. ¿Sigues sin poder solucionar tus problemas?—Mis problemas son ahora peor que antes —declaró la joven, sintiendo ganas de llorar otra vez de tan solo recordar el estado de la fachada de su casa—... Ay, no quería hablar de esto, pero siento que voy a explotar si no lo digo. ¿Quieres escucharme? Alessandro asintió, a pesar de que lo último que quería era ser amistoso con esa mujer, pero la necesitaba para la tranquilidad de la mujer que amaba. Entonces, sentados en la banca de un parque, en el que ambos estaban cuando habían chocado, ella comenzó a contar todo lo que le había pasado recientemente, incluyendo su más reciente descubrimiento de sus ventanas hechas pedazos y su puerta demasiado dañada. —¿Y no has hablado a la policía? —preguntó el hombre, que sabía bien que, el último destrozo de esa casa no había sido realizado por el exnovio, al que él mismo había espantado, sino por la gente que él contrató para vigilarla y asustarla. —Ya lo hice —aseguró la joven—, incluso tengo una orden de alejamiento para él; pero ese es un papel que no me servirá de nada a menos que sea la policía quien lo encuentre cerca de mí, y el papel tampoco protege mi casa, que ahora es bastante insegura, pues sin vidrios parece refugio de vagos, y seguro los veré intentando entrar a ella.Alessandro se sintió un poco apenado por hacerla hacer semejante expresión, pero, en realidad, no se sentía mal por ella, sino porque, una parte de él sentía que era su amada quien se mostraba devastada con la situación actual de esa chica.—Tal vez deberías cambiar de casa —sugirió ese hombre y Roberta suspiró—. Creo que esa es una buena solución, al menos temporal.—Sí —concordó la joven—, esa sería una buena solución temporal si yo tuviera dinero para hacerlo, pero no solo no tengo dinero para rentar otro lugar, sino que ahora ni trabajo tengo. —¿Cómo? —preguntó Alessandro, fingiendo que tampoco sabía que ella se había quedado sin trabajo cuando él, gracias a sus conexiones, logró que la sacaran de ese lugar que habría ocupado por años enteros si no fuera por su intervención—. ¿Es por su culpa? ¿Se apareció en tu lugar de trabajo y te armó un escándalo?—No —respondió Roberta, que sabía bien que Toribio Andrade no tenía nada que ver con eso—, es solo que estaba ocupando un lugar que no era mío, así que debía regresarlo en cuanto un legítimo dueño apareciera, y eso al fin sucedió.Y, sin siquiera saberlo, con esas palabras, la joven selló su destino, uno que no sabía se aproximaba a ella para, justo como había hecho Alessandro con ella, atropellarla.—¿Qué tal ir a casa de una amiga? —preguntó el hombre con la única intención de mostrarle a esa joven que no tenía muchas opciones.Y no las tenía, pues, tal como ella lo dijo, no tenía la intención de llevarle esos problemas a la gente que quería, porque Roberta estaba completamente segura de que su exnovio loco la seguiría a donde fuera, y le daría problemas en cualquier lugar, sin importarle los demás, lo había comprobado ya. » Entonces, tal vez deberías hablar con Rebecca, estoy seguro de que Rebecca tiene un trabajo para ti —declaró Alessandro y Roberta le miró confusa—. ¿Quieres que vayamos a hablar con ella? Porque, como te podrás imaginar, deberá ser también confidencial.Eso sonaba en extremo sospechoso, pero, para ser franca, Roberta sentía que era peor la idea de tener que regresar a esa casa, así que pensó en solo escucharla, pues, probablemente, conociéndolos lo poco que los conocía, no debería haber mayor compromiso que guardar silencio luego de escucharlos. **—Conviértete en mí —pidió Rebecca y a Roberta casi se le salen los ojos de las cuencas, pues, definitivamente, ni en su peor escenario, ella se imaginó que la otra le pediría eso.Aunque, si lo pensaba un poco, no era una petición tan alocada pues, con un tinte de cabello y una expresión de pocos amigos, ella, definitivamente, podría convertirse en Rebecca Morelli. Aun así, ¿qué razón debería tener para convertirse en alguien que no era? O, peor aún, ¿qué clase de razón podría tener esa mujer para necesitar a alguien que se hiciera pasar por ella? Imaginar eso ya no sonaba solo sospechoso, algo en su corazón susurraba que podría ser peligroso. » No me mires como si estuviera loca —pidió Rebecca, sonriendo desde la cama que no podía dejar—, tengo una buena razón para ello, así que solo escúchame, por favor. Roberta asintió, aunque, para ser completamente franca, no tenía ganas de escuchar nada más de ella, pues, de todas formas, su decisión ya estaba tomada. Eso sería un no.Su respuesta había sido no, porque le parecía absurdo el que le pagaran por fingir ser alguien más, pero, cuando pisó de nuevo su realidad, tras salir de lo que parecía un sueño absurdo, se dio cuenta de que el sueño, aunque absurdo, era mucho mejor que su vida real.Roberta encontró su casa hecha un desastre. Estaba segura de que, su exnovio, de nuevo había ido ahí y, al no encontrarla, decidió acabar con sus cosas, con todas sus cosas, al punto de que no comprendía cómo sus vecinos no se habían dado cuenta de ese desastre y no habían llamado a la policía. Sus sillas, mesas y hasta los sillones estaban destrozados y desgarrados, ya ni hablar de todas las decoraciones de su casa, incluso su colchón estaba hecho trizas, así que, sin ganas de dar un paso más adentro, tal vez por miedo, tal vez por negación, decidió salir corriendo, de nuevo.
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LA FALSA SE VOLVIÓ LA VERDADERA
ChickLitElla no era ella, simplemente se veían iguales, tan iguales que se convirtió en la mejor solución a los problemas de esa pequeña familia y, al final, después de mucho, LA FALSA SE VOLVIÓ LA VERDADERA.