En el año 2024, la humanidad se enfrentó a una crisis sin precedentes. Los nacimientos de la casta omega, una de las castas que componían la sociedad, comenzaron a cesar repentinamente. No solo eso, sino que también desaparecieron las castas delta...
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La pared...
El martillo...
Papá...
Jungkook se despertó a mitad de la noche, sintiendo una energía incontenible. Sabía que no podía dormir, no después de lo que su padre le había dicho sobre la casa y la seguridad de él y de sus amigos. Se levantó de la cama y comenzó a buscar por toda la casa, dirigiéndose a la búsqueda de un martillo, un cincel y un marro. No quería dejar rastro de sus intenciones, por lo que usaría algún pretexto si le preguntaban para qué los quería.
Pero nadie le preguntó, ni siquiera Samantha. Jungkook sonrió para sí mismo, sabiendo que nadie se imaginaría que al día siguiente haría un hueco en la pared para conectar su habitación con la de sus amigos.
Después entró a hurtadillas a la habitación de Jimin, mirándolo dormir plácidamente. Estaba tan tranquilo, tan pacífico. Jungkook se sintió un momento tentado de despertarlo, de besar su frente y de abrazarlo. Pero no, no era el momento. Tenía que concentrarse en su misión.
Buscó el estéreo que Jimin le había dicho que tenía y lo tomó junto a unos discos. Regresó a su habitación, encendió la música a todo volumen y comenzó a martillar en la pared que guiaba a la habitación de Seokjin.
Seokjin dormía cuando sintió que en su frente le caía una especie de polvo. Comenzó a tallarse y al sentir que era bastante, despertó, mirando que había un hueco en la pared. Extrañado se asomó por el círculo encontrándose con la mirada de Jungkook al otro lado.
—¿Qué mierda estás haciendo? —preguntó medio molesto.
—Busca un martillo y ayúdame a hacer una conexión entre tu habitación y la mía —dijo Jungkook, sin perder un segundo.
—¡¿Estás loco?! —cuestionó molesto, luego miró el reloj en la pared—. Jungkook, son las ocho de la mañana. ¿Primera noche y ya estás enloqueciendo?
Jungkook sonrió, sabiendo que Seokjin no entendía.
—Es que no puedo olvidar lo que nos dijo mi padre en el elevador —dijo con voz seria—. Las habitaciones son el único lugar seguro para hablar, por eso quiero conectar la tuya, la mía y la de Taehyung. ¡Apúrate y ayúdame!
—¿Y por qué conmigo primero? Te llevas mejor con Taehyung...
—¿No escuchaste los gemidos de anoche? Temo que el omega esté en su habitación.
Seokjin bostezó al mismo tiempo que asentía y que se ponía de pie.
—Primero me voy a cepillar los dientes, después te ayudo —dijo, estirándose de manera gatuna.
Jungkook sonrió, sabiendo que Seokjin estaba de su lado.
—Vamos, tenemos que trabajar rápido —dijo—. No sabemos cuánto tiempo tenemos antes de que Samantha o algún omega nos descubra.
