El sol brillaba intensamente sobre el palacio imperial, reflejándose en los intrincados mosaicos dorados de los muros. Athanásia estaba sentada en el trono auxiliar junto a su padre, el emperador Claude, intentando no bostezar mientras escuchaba una interminable lista de títulos y logros de los invitados al banquete. La sala del trono estaba repleta de nobles y dignatarios de diversos reinos, todos reunidos para una velada de lujo que prometía alianzas políticas y rumores jugosos.El desfile de pretendientes comenzó a parecerle más un espectáculo que un asunto serio. **"Príncipe Dorian del Reino del Amanecer"**, **"Lord Ethan de Velaris"**, y otros nombres resonaban mientras jóvenes apuestos inclinaban la cabeza ante ella. Aunque todos eran educados y corteses, ninguno lograba captar su interés.
"¿Cuántos más, padre?" murmuró Athanásia en voz baja, girándose ligeramente hacia Claude, quien permanecía inmutable.
"Paciencia, Athanásia," respondió él, sin apartar la vista de los invitados. "Estos banquetes son necesarios para mantener el equilibrio en el imperio."
Lucas, quien observaba desde una esquina de la sala, no pudo evitar rodar los ojos ante la escena. Vestido con su túnica oscura habitual, su postura relajada contrastaba con la formalidad del evento. Aunque su rostro mostraba desdén, sus ojos seguían cada movimiento de Athanásia.
Al final de las presentaciones, el maestro de ceremonias anunció el inicio del banquete. Athanásia suspiró aliviada y bajó del estrado con elegancia, rodeada de nobles que buscaban su atención. Lucas se mantuvo al margen, pero su magia le permitió escuchar cada palabra que decían los pretendientes.
—Princesa Athanásia, he traído un regalo especial para usted —dijo el príncipe Dorian, extendiéndole una caja de madera tallada. Al abrirla, reveló un collar de diamantes que brillaba con la luz del salón.
Athanásia forzó una sonrisa.
—Es muy bonito, príncipe Dorian. Gracias por su amabilidad.—¿Bonito? —intervino Lucas, apareciendo detrás de ella como una sombra silenciosa—. Es una palabra generosa para describir algo tan... corriente.
El príncipe se tensó, mirando a Lucas con evidente molestia.
—¿Y usted quién es para juzgar, señor...?—Lucas. Simplemente Lucas —respondió con una media sonrisa. Sus ojos brillaban con diversión mientras miraba al príncipe como si fuera un insecto irrelevante.
Athanásia reprimió una risa. Aunque Lucas siempre era así de insolente, esta vez su actitud parecía estar dirigida a algo más que su usual desdén por los mortales.
—Lucas, no seas grosero —lo reprendió suavemente, aunque su tono carecía de verdadera severidad.
El mago encogió los hombros y se alejó, pero no sin antes lanzar una última mirada de advertencia al príncipe.
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Más tarde, durante la cena, Athanásia se encontró rodeada por los mismos pretendientes que competían por su atención. Los elogios y cumplidos llovían sobre ella como si fuera la joya más preciada del imperio, pero su mente seguía volviendo a las palabras de Lucas. **"¿Por qué estaba tan malhumorado?"** se preguntó mientras sonreía educadamente a sus acompañantes.
Finalmente, uno de los príncipes, Ethan, la invitó a dar un paseo por los jardines iluminados por la luna. Athanásia dudó, consciente de que la invitación podría causar más rumores de los que ya circulaban, pero decidió aceptar. **"Un poco de aire fresco no me vendrá mal"**, pensó.
Antes de que pudiera levantarse de la mesa, una brisa fría recorrió la sala, apagando algunas de las velas cercanas. Athanásia sintió un escalofrío y, al girarse, encontró a Lucas de pie junto a ella, con su característico aire de indiferencia.
—Es tarde para paseos nocturnos, ¿no crees, princesa? —dijo Lucas, con un tono que dejaba claro que no era una simple sugerencia.
—No creo que sea tu decisión, Lucas —respondió Athanásia, levantando una ceja.
—Quizás no, pero como tu protector, debo insistir. Nunca se sabe qué peligros pueden acechar en la oscuridad.
Ethan intentó intervenir.
—Estoy seguro de que su Alteza estará perfectamente segura conmigo, señor Lucas.Lucas lo ignoró por completo, centrando su mirada en Athanásia.
—¿Segura con alguien que apenas sabe sostener una espada? —preguntó con una sonrisa sarcástica.Athanásia suspiró.
—Está bien, está bien. Me quedaré aquí. No quiero más discusiones esta noche.Ethan se retiró a regañadientes, y Lucas se inclinó ligeramente hacia ella.
—Sabia decisión, princesa.Mientras Lucas se alejaba, Athanásia lo observó con una mezcla de exasperación y curiosidad. Había algo extraño en su comportamiento, algo que no podía ignorar. **"¿Está tratando de protegerme... o simplemente está celoso?"**
La noche continuó con música y risas, pero Athanásia no pudo evitar buscar a Lucas con la mirada de vez en cuando. Aunque permanecía a una distancia prudente, su presencia era inconfundible.
Y, aunque no lo admitiría en voz alta, esa presencia le resultaba más reconfortante que cualquier joya o cumplido que hubiera recibido esa noche.
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Un romance no confesado | WMMAP
RomanceEn el ajetreo de la vida en el imperio, Athanásia comienza a notar pequeños gestos de Lucas que sugieren algo más profundo que su usual desdén o sarcasmo. Sin embargo, cuando nuevos pretendientes llegan a la corte, ella no sabe si sus sentimientos s...