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Aiden ingresó en la oficina de su padre, una sala majestuosa adornada con altos estantes repletos de libros antiguos, mapas cuidadosamente desplegados en la mesa de mármol, y un enorme ventanal que dejaba entrar la luz del sol, reflejándose en los...

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Aiden ingresó en la oficina de su padre, una sala majestuosa adornada con altos estantes repletos de libros antiguos, mapas cuidadosamente desplegados en la mesa de mármol, y un enorme ventanal que dejaba entrar la luz del sol, reflejándose en los intrincados grabados dorados de las paredes.

—Saludos a su majestad —saludó Aiden, haciendo una elegante reverencia, su capa ondeando ligeramente tras él.

El emperador Jaider levantó la vista de unos pergaminos que examinaba y esbozó una sonrisa cálida.

—¡Aiden, mi querido hijo! —exclamó, dejando de lado sus documentos. Su voz resonó en la habitación como un eco de autoridad y afecto—. ¿Qué te trae por aquí?

El príncipe avanzó hasta los sillones situados frente al escritorio de su padre. Ambos tomaron asiento en los muebles de terciopelo rojo oscuro, cuyo diseño hablaba de lujo y tradición. Apenas unos segundos después, dos criadas ingresaron con bandejas de plata, sirviendo té humeante y exquisitos bocadillos de frutas glaseadas y bizcochos perfumados.

—Me he enterado de que has visitado a la familia Phantom —comentó el emperador, observando a su hijo con una mirada indagadora mientras tomaba su taza de té.

—Así es, majestad —respondió Aiden con tranquilidad, sosteniendo su taza con delicadeza y tomando un sorbo—. Los he visitado recientemente. Sin embargo, no es sobre eso que deseo hablar hoy.

El príncipe dejó la taza en la mesa con un movimiento calculado, sus ojos plateados clavándose en los de su padre.

—Deseo viajar a Xek y a Marloe —anunció con firmeza, su tono sereno pero cargado de propósito.

El emperador entrelazó los dedos bajo su mentón, observándolo detenidamente.

—Entiendo... ¿Hay alguna razón en particular por la que desees ir?

—Sí, majestad. —Aiden se inclinó ligeramente hacia adelante, tomando un trozo de tarta y hablando con calma—. He encontrado una forma de fortalecer nuestra alianza con ambos reinos.

Jaider frunció ligeramente el ceño, el gesto marcando las líneas de preocupación en su rostro.

—¿A qué te refieres? —preguntó con seriedad.

—Debe saber de la existencia del Escaramujo —respondió Aiden, alzando una ceja—. Esa enfermedad se está propagando rápidamente en Marloe, causando estragos entre su gente.

El emperador tensó los labios; conocía bien los horrores de esa dolencia.

—Si logramos ayudarles a enfrentar esta plaga, no sólo salvaremos vidas, sino que también consolidaremos la lealtad de Marloe hacia Arbezela.

Un destello de aprobación cruzó los ojos del emperador, y finalmente sonrió con orgullo.

—Eres un gran príncipe, Aiden. Siempre pensando en el bienestar de tu pueblo.

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⏰ Última actualización: Jan 06 ⏰

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𝐊𝐈𝐍𝐆 -las joyas de la princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora