Runas de la Revolución

Capítulo 2: Un regalo

—Despierta, Arorme.

 Una fuerte luz de un único foco en el techo ilumina la habitación, pero ella ya estaba despierta, tampoco es como que hubiese podido conciliar bien el sueño estando encadenada a una silla.

—Eres un desastre, pero así están las cosas para ti.


Su captor porta una máscara similar a la de los cazadores y un traje negro con guantes, sin decirle nada más la sujeta por el mentón para forzar el contacto visual, asegurándose de que estuviera despierta. La que antes era una camisa blanca impecable está sucia y polvorienta, además de tener varios agujeros, pero su pantalón negro al menos disimula la suciedad gracias a su color, y también sirven para cubrir el estado de suciedad de sus botas.

Luego de desatarla se encargó de llevarla a través de un largo pasillo lleno de otras celdas similares a la de su encierro, y el mismo se va iluminando a medida que caminan, pues aunque hay ventanas, fuera solo hay oscuridad, la tenue luz de la luna apenas y deja ver como son las instalaciones en el exterior, rodeadas de cercas y muros, el patio está repleto de objetos y maquinas utilizadas en el entrenamiento de los cazadores. Segundos después finalmente llegaron a una puerta blanca qué tiene escrito solamente el número 1, el cazador que la escoltaba la forzó a entrar y sentarse en otra silla en el centro, la diferencia al cuarto anterior es una mesa frente al asiento, mientras que él permaneció detrás de ella.

—Ya sabes cómo funciona esto, solo necesitamos saber sobre los otros usuarios de runas, ¿vas a cooperar por esta vez? —pregunto una voz sintética a través de un parlante en la mesa —. Preferiríamos saber cuáles son sus capacidades, para no tener que matarlos directamente, ¿o vas a hacerte la misteriosa de vuelta? —pregunto de vuelta, pero con un tono molesto y amenazador.

—Muérete.

Ante la negativa, el cazador cerro su puño y le dio un fuerte golpe en la mejilla que no solo sacudió su cabeza, también hizo que escupiese algo de sangre.

—Hubiese preferido también que tengamos que evitar acudir a otros métodos, como te atrapamos fácilmente pensé que tu mente sería más débil, pero admito que estoy impresionado por tu resiliencia.


Tras eso, la voz sintética se calla y el cazador empezo a golpearla un poco más, en un inútil intento de quebrar su mente solo con tortura física. Melania siente un dolor inmenso, y deja salir un grito ahogado cuando su torturador le rompe el brazo, pero no dice nada más.Ante la falta de respuesta, los golpes continuaron por una larga media hora hasta que finalmente la voz volvió a hablar.

—Llévala de regreso a su celda —ordeno, dejando escapar una risa después —. Esta fue su última oportunidad, pobrecita.


El cazador no cuestiona la orden y la desata, Melania, quien a duras penas se mantiene consciente, es arrastrada con gran esfuerzo a través del pasillo, dejando caer gotas de sangre con cada paso, y al abrir la puerta es empujada dentro, quedando en la oscuridad, esta vez no la ataron, pensó que tal vez porque ya no les era útil.

Pasaron algunas horas, y a través de la pequeña ventana los primeros rayos de luz solar la iluminan, pero repentinamente una figura de cabello largo y morado se acerca, cubriendo la luz.

—Presiona tu brazo roto contra el cristal. —le ordena con un susurro, y sin nada más que perder, Melania, con un gran esfuerzo, decide obedecer —. Ahora quedate quieta, esto te va a doler un poco.


La figura misteriosa presiona su mano contra el cristal, y luego de eso una marca con forma de espiral en su palma se ilumina, Melania reconoce inmediatamente eso, un usuario de runas, ¿pero como era posible que estuviese allí? Había aprendido por las malas que los cazadores eran infalibles, pero sus dudas fueron remplazadas por una mezcla entre dolor agónico y alivio, pudo sentir como los huesos de su brazo regresaban a su sitio, igual con el resto de heridas, pero pese a la restauración, algunas marcas como cortes o cicatrices en sus brazos y piernas permanecieron.


—¿Quién serás, misterioso salvador?