|Capítulo 13: Amigo secreto|

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Alina

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Alina

Me había tocado Silas en el juego del amigo secreto, y estaba como loca. No tenía idea de qué elegir de su lista de deseos, que, si soy sincera, me pareció bastante modesta.

Su lista era básicamente el tomo número tres de Dragon Ball, una corbata (sin detalles de marca ni de color) y uñetas para guitarra. No solo me parecía una lista muy corta y poco específica, excepto por el manga, sino que también me parecía barata. Podría comprar todas esas cosas juntas en vez de elegir solo una.

Había logrado invitar a Silas de compras con la excusa de que necesitaba comprar algo para un chico, aunque obviamente no le dije que ese chico era él. Resultó un poco difícil, ya que casi nunca estaba a solas con él, y tenía que ser así o sino alguno de los chicos intentaría invitarse solo.

Silas se mostró sorprendido cuando se lo pedí en la escuela. Apretó ligeramente los labios antes de asentir. Quedamos en ir después de clases al centro comercial, donde él nos llevaría.

Estaba nerviosa. Por fin estaríamos a solas. Todavía no sabía si realmente me gustaba Silas; es decir, era muy amable y el chico más considerado conmigo. Pero aún no lo conocía bien. Por su lista de deseos, pude deducir que le gustaba Dragon Ball, lo cual me pareció curioso ya que pensaba que era algo para niños. También que tocaba la guitarra, lo que ya sabía por la lista de deseos. ¿Para qué querría las uñetas si no es para eso?

Y bueno, estaba la pequeña incógnita sobre si yo le gustaba. Mamá seguía insistiendo en que así era, e incluso Genevieve me había dicho que podría ser así.

—Silas es un chico amable por naturaleza, pero tengo que admitir que parece ser muy consciente de ti cuando estamos todos reunidos —fue lo que me dijo.

Cada vez que mi madre mencionaba algo relacionado con eso, yo fingía molestia por tocar el tema. La verdad es que no era que me molestara que dijera eso, sino que no quería crearme falsas ilusiones.

[...]

—¿Cómo te ha ido con biología? —preguntó Silas.

Estábamos en el centro comercial, pasando por unas escaleras metálicas. Como me daba un poco de ansiedad, me había apoyado en su brazo, y él solo había sonreído, o al menos lo que parecía ser una sonrisa amable al ayudar a una dama.

Silas era como un chico que nació en la época equivocada. Me lo imaginaba vestido con ropa de la época victoriana, siendo el típico caballero que todas las damas deseaban como marido.

—Un poco mejor —respondí. No era mentira, pero tampoco me iba decentemente.

—Tú sabes que nos puedes pedir ayuda cuando sea —dijo mientras miraba alrededor distraído—. Si quieres, podríamos mantenerlo en secreto, ya que nuestra última reunión de estudio no salió como esperábamos. A veces es mejor estudiar con un solo tutor.

Encuéntrame en el 2001 [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora