Uzi fue a su trabajo en la cafetería, como cada día. La atmósfera del lugar le resultaba asfixiante: el olor constante a café recalentado, el ruido de la máquina espresso que retumbaba detrás del mostrador y el eco de las conversaciones de los clientes le parecían insoportables. Sin embargo, allí estaba, cada día aguantando a su jefe, a quien casi detestaba. La paga era justa, nada más. Mientras le alcanzara para cubrir sus gastos, podía soportarlo.
A media tarde, un trío peculiar entró en la cafetería. A Uzi le llamaron la atención de inmediato: eran jóvenes, aparentaban unos 21 años, pero parecían ajenos a todo el ruido y ajetreo del lugar, como si existieran en su propio mundo. La primera era una chica de aspecto elegante, con el cabello en dos coletas pulcramente arregladas, y una expresión firme en el rostro; su mirada distante y altiva reflejaba un desinterés absoluto por todo lo que la rodeaba. La segunda, de cabello corto y expresión relajada, sonreía con un toque de arrogancia, sin ocultar cierto aire burlón que parecía siempre a punto de salir a flote. Finalmente, estaba el chico: alto, con el cabello castaño y ondulado, ojos color miel que destellaban de entusiasmo, y una sonrisa abierta y amistosa que contrastaba por completo con las chicas que lo acompañaban. Parecía tener una energía amable y graciosa, como si el mundo entero le inspirara curiosidad; observaba los postres con un brillo casi infantil en la mirada.
Se acomodaron en una mesa en la esquina. La joven de las coletas extrajo un libro de su bolso y se sumergió en la lectura, ignorando a todos. La de cabello corto, mientras tanto, se entretenía mirando su celular, sin prestar atención a los demás, hablando ocasionalmente con alguien por mensajes. El chico, en cambio, echaba un vistazo a su alrededor con una emoción evidente, tratando de iniciar conversación con sus amigas, quienes solo le devolvían monosílabos. Entonces, su mirada se cruzó con la de Uzi. Con una sonrisa confiada, le hizo un gesto amistoso de saludo, como si la conociera de toda la vida.
Uzi arqueó una ceja, mirándolo con desinterés, y luego apartó la mirada, preguntándose quién era ese extraño y qué quería. Sin embargo, apenas tuvo tiempo para seguir ignorándolo, ya que el cajero se acercó y le ordenó ir a atender al grupo.
-Que vaya otra, yo... -intentó Uzi, buscando desesperadamente una excusa-. Estoy ocupada.
El cajero no mostró paciencia alguna y, sin darle oportunidad de responder, le soltó una amenaza firme:
-Ve ahora o se te descontará un 10% por no trabajar, perezosa.
Con los labios apretados y el ceño fruncido, Uzi miró al cajero con una expresión asesina. Sin más opciones, se giró y se dirigió a la mesa con desgano. A cada paso, su mente maldecía la situación y deseaba que el día terminara de una vez. Al llegar a la mesa, pudo ver de cerca al trío: la chica de las coletas ni siquiera alzó la vista de su libro; la del cabello corto ni se molestó en mirarla, absorta en la pantalla; y el chico, aún sonriente, la miraba como si fuera la persona más interesante del lugar. Uzi soltó un suspiro y, con voz monótona, les preguntó qué querían ordenar.
-Café negro -pidió la chica de las dos coletas con un tono cortante, sin molestarse en alzar la mirada de su libro, sus ojos moviéndose por las líneas sin pausa, como si Uzi no fuera más que una sombra en el fondo de la escena.
A su lado, la joven de cabello corto la observaba con una sonrisa burlona. Uzi sintió cómo esa mirada le perforaba el ánimo; era el mismo tipo de expresión que ya conocía de su época de preescolar. La de cabello corto se inclinó un poco hacia ella, con una chispa traviesa en la mirada, y soltó con tono petulante:
-Café...
-¿Café con qué? -replicó Uzi, esforzándose por sonar profesional, aunque su sonrisa era apenas una mueca tensa.
-Café con "qué te importa" -respondió la chica de cabello corto, enarcando una ceja, como si estuviera jugando, reteniendo una carcajada mientras el veneno de sus palabras flotaba en el aire.
Uzi sintió que la sangre le hervía. Su paciencia, frágil y desgastada, comenzaba a romperse; su mandíbula se tensó y notó cómo una vena se le marcaba en la sien. Apretó los puños, y una corriente de furia contenida subió por su pecho.
"Hija de..." empezó a murmurar, su voz apenas contenida. Pero entonces, como un estallido, una voz masculina irrumpió en la tensión.
-¡BATIDO DE BANANA Y UNA PORCIÓN DE PAY DE FRAMBUESA! -exclamó el chico alto, casi gritando en un intento desesperado por cortar el ambiente denso que se había formado.
La cafetería quedó en silencio por un instante, mientras algunos de los clientes levantaban la vista, sorprendidos por el súbito grito. El chico alto bajó la cabeza, ruborizado y nervioso, pero mantuvo su sonrisa torpe. Uzi lo miró, sus labios esbozando una risa que apenas reprimió, desconcertada por su intervención y por la torpe pero amable energía que irradiaba.
Uzi suspiró, echando un último vistazo a la chica burlona, quien ahora la observaba con una chispa de desafío en los ojos, antes de apuntar el pedido.
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Buenaaaas!!!!,
Como están?, cómo les vá?, espero que bien.
Este capitulo es muy wow wtf jajaja , la historia la hice ya que me pidieron hacer un cuento realista para lengua 😝, y se me ocurrió hacer un en donde los personajes principales son mi cuchurruminos ,solo que obvismente no les podía llamar por sus letras características de ellos, así que es por eso que les puse nombres hajajaja. Bueno adiós , se les quiere mucho 💜💛💜💛
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○agridulce○ (N x Uzi) AU
FanfictionEs una historia que mezcla emociones crudas y relaciones inesperadas. Sigue a Uzi, una joven camarera con un carácter arisco y un pasado marcado por el abandono y el rechazo, que se encuentra con Nick, un chico optimista de ojos color miel cuya cali...