A Través de la Tormenta

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El frío se aferraba a la piel como un enemigo persistente mientras Caesar y Zhenya avanzaban por el denso bosque, sus respiraciones formaban nubes de vapor en el aire helado. El rugido distante de la batalla en la iglesia se desvanecía poco a poco, pero la preocupación por Dmitry y la adrenalina aún los mantenía alerta.

Cada paso era un recordatorio del peligro inminente y de las decisiones que los habían llevado hasta ese punto. Zhenya sentía la herida en su hombro arder cada vez más, pero la presión firme de Caesar en su espalda le daba la fuerza para seguir. La oscuridad era densa, pero había una luz en la forma en que Caesar lo miraba de reojo, asegurándose de que no desfalleciera.

Finalmente, después de horas de avanzar sin descanso, encontraron una cabaña oculta en lo profundo del bosque, olvidada por el tiempo y cubierta de musgo. Caesar empujó la puerta de madera, que cedió con un crujido, revelando un espacio polvoriento y abandonado.

—Aquí estaremos seguros por un momento —murmuró Caesar, ayudando a Zhenya a sentarse en un banco viejo.

Zhenya intentó sonreír, pero el dolor y el agotamiento le ganaron. Sus párpados se cerraron un momento, y Caesar, con un gesto inusualmente suave, colocó su chaqueta sobre él.

—Tienes que descansar, Zhenya. Yo vigilaré —le dijo, su voz profunda, pero ahora impregnada de una preocupación que rara vez mostraba.

Seria una Confesión que no esperaban, A medida que la noche avanzaba, el sonido de la tormenta que se había desatado afuera llenaba el silencio. Caesar se sentó junto a Zhenya, el crujir de la madera bajo su peso siendo el único sonido que interrumpía sus pensamientos.

—Nunca pensé que llegaría el día en que arriesgaría tanto por alguien más —dijo Caesar, sin apartar la vista de la ventana.

Zhenya lo miró, sorprendido por la franqueza en la voz del hombre que siempre había sido una figura de acero. —¿A qué te refieres?

Caesar giró lentamente la cabeza, y en sus ojos había una mezcla de miedo y determinación. —A ti, Zhenya. A lo que has hecho en mí. No es solo la misión, no es solo el enemigo... Es lo que siento cuando te veo luchar, cuando sonríes incluso en medio del caos.

El corazón de Zhenya latió con fuerza, y las palabras se agolparon en su garganta. —Caesar, yo... —comenzó, pero una lágrima, traicionera y silenciosa, escapó antes de que pudiera continuar.

Caesar se inclinó, eliminando la distancia entre ellos, y por un momento, el peso de la tormenta quedó eclipsado por el calor de su proximidad. —No tienes que decir nada, Zhenya. Lo sé. Lo siento también.

Cuando la tormenta comenzó a amainar, un primer rayo de luz se filtró por las rendijas de la cabaña. Caesar no había dormido, pero no le importaba. Sentía la calidez de la cabeza de Zhenya, que se había apoyado en su hombro, y por primera vez en mucho tiempo, el futuro, aunque incierto, no parecía tan sombrío.

Sabía que las fuerzas que los perseguían no descansarían, que Dmitry había sacrificado todo para darles una oportunidad. Y ahora, con Zhenya a su lado, estaba decidido a luchar no solo por sobrevivir, sino por construir un destino en el que pudieran ser libres.


Con Amor, Barbiee-

En La Sombra De La Obsesión. CAESAR X ZHENYA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora