•~•Coleccion Sobrenatural Cd•~• 🔞

El del ángel 😇🪽 TessAlly 2/2

Y a mí tampoco me sobra el tiempo así que vamos a hacer una ELIPSIS.
Ya era verano, calor horrible y una humedad que ni te cuento y por la tarde enviaron a Ally a pastorear las ovejas y Tess la acompañó al temer que se perdiera o no pudiera controlar al rebaño. Llevaban un perro para guiar al rebaño que tenía más experiencia que cualquiera en controlar a las ovejas.
Salieron de los terrenos de la iglesia, cruzaron el bosque y llegaron a la pradera donde las ovejas podrían pastar. La zona estaba cubierta de colinas y el cielo estaba claro.

Ally quedó exhausta de tanto caminar y se acostó sin vergüenza en el césped bajo un árbol. Hacía calor pero la brisa era agradable.

-”ahora el clima está lindo, si veníamos por la mañana todo estaría cubierto de niebla.”- Tess se sentó a su lado con un poco más de recato.

Las colinas y praderas se extendían hasta donde llegaba a la vista y parecían nunca acabar. El resto de la civilización era inalcanzable para ellas.
Ally vió que Tess no estaba muy lejos, la abrazó por las caderas y puso su cabeza en su regazo. Tess se rió un poco por la sorpresa pero aceptó el gesto y le acarició el pelo a la novicia.

-”¿Me das un besito?”- Ally sacó la cara del regazo de la chica mayor.

-”mmm… ¿No era eso para ocasiones especiales?”- Tess estaba jugando con Ally.

-”siempre es especial cuando estoy contigo.”- Ally decía sus sentimientos sin una pizca de vergüenza.

-”jajaja, que tonta eres.”- Tess tomó sus rostro con las manos y le dio un besito en los labios.-”siempre es especial cuando estoy contigo también.”-

Ally movía los pies en el aire por su felicidad.
Estos días estuvieron llenos de dulzura. Tess no había sentido tal conexión con alguien desde que conoció a su ángel que no dudaba que estaba cuidándola aunque no pudiera verlo.
La monja suspiró y acarició el cabello de la monja en su regazo. Amaba su nueva felicidad y debía protegerla a toda costa.

Se quedaron un buen rato disfrutando de la brisa y observando al perro y las ovejas hasta que el viento cambió y se volvió más fuerte. La temperatura estaba bajando y unas gruesas nubes se estaban acercando que pronto cubrirán el sol. Mala señal.
Ally llamó al perro y comenzó a movilizar a las ovejas mientras Tess sacaba su daga y la mantenía cerca de su pecho. Debían moverse rápido antes que el sol se cubriera por completo pero era imposible mover al rebaño más rápido. Las nubes lo cubrieron y la lluvia empezó a caer.

Estaban empapadas pero debían llegar a la iglesia lo más rápido posible, no solo para cuidar a las ovejas de enterrarse en el lodo, sinó para cuidar sus propias vidas también.
Atravesar las praderas fue la parte fácil, la difícil fue cuando llegaron al bosque. El aire estaba pesado y se escuchaban pequeños sonidos entre las ramas. No estaban solas.

-”Ally, lleva tu daga en todo momento.”- la novicia no tenía la misma experiencia que una monja en combate.-”... Ahí viene.”-

Se sentía el crujido, el resoplido, un castañeo de dientes y ahí apareció. Una criatura de 4 patas con las extremidades retorcidas, carente de ojos, con la piel escamosa como una serpiente y una gran boca igual a la de los humanos. Tenía el tamaño de un caballo y su boca goteaba.
Un merodeador, criaturas rechazadas por el sol que se sentían atraídas por los milagros. Todos en la iglesia tenían sus dagas para protegerse de estas criaturas y cuidar que no pasaran de la barrera de la Iglesia. Normalmente, solo salían por la noche pero también podían refugiarse del sol en el bosque y salir durante una tormenta como esta. Eran criaturas asquerosas que atacaban por placer, mordían sin tragar, reían si conseguían su objetivo de herir y su reproducción era desconocida.
Uno de los motivos por los que la iglesia guardaba a los milagros era para proteger que los pueblos no fueran arrasados por estas criaturas pero la cantidad que guardaba esta iglesia aumentaba su agresividad.
Normalmente, un pueblo solo tendría fuego para defenderse de esas criaturas que huían de él como si fuera el sol así que Tess estaba aliviada de que el lago de su pueblo derritiera a los merodeadores como ácido cuando tocaban el agua.