Los días siguientes transcurrieron con una calma inquietante. Los pasillos del palacio, normalmente llenos de murmullos y risas, parecían estar en silencio. Athanásia, aunque rodeada de nobles y cortesanos, sentía que algo había cambiado. Sus conversaciones con Lucas se habían vuelto más esporádicas, más distantes, y aunque se cruzaban a menudo por los corredores, no lograban mantener una charla prolongada.Athanásia se preguntaba si el comportamiento de Lucas se debía a que había dicho algo inapropiado, o si, de alguna forma, él había comenzado a darse cuenta de lo que ocurría entre ellos. **"Tal vez está tratando de alejarse para no complicar las cosas,"** pensaba. La incertidumbre la devoraba por dentro.
Un día, mientras paseaba por los jardines del palacio, buscando un poco de tranquilidad, una figura apareció a la distancia. Su corazón dio un vuelco al reconocerla. Lucas caminaba entre las flores, su paso firme y decidido, como si estuviera buscando algo o a alguien. Sin pensarlo demasiado, Athanásia decidió acercarse. Sabía que, a pesar de su distancia reciente, algo debía resolverse entre ellos.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca, Lucas levantó la vista y la vio. No hubo sorpresa en su rostro, solo una ligera ceja levantada, como si hubiera estado esperando este momento, pero no había una bienvenida cálida, ni un gesto que indicara que deseaba realmente hablar.
— ¿Qué haces aquí? — preguntó Athanásia, tratando de mantener la calma en su voz.
— Pensaba que los jardines eran tu lugar favorito para escapar de todo —respondió él, con su tono tan neutro como siempre, pero sus ojos brillaban con algo que Athanásia no logró identificar.
— Lo son, pero... — Su voz se quebró un poco, y de inmediato, intentó recuperar la compostura. — Pero siento que últimamente todos están tan distantes. Incluso tú.
Lucas no dijo nada al principio. En lugar de responder, se acercó un poco más, como si quisiera estudiar sus palabras.
— No sé si eso sea cierto. Creo que solo te estás alejando tú. Como siempre haces —dijo Lucas, su tono era bajo, pero había una verdad detrás de esas palabras que Athanásia no esperaba.
— ¿A mí? — repitió, confundida. — ¿Por qué lo dices?
Lucas dejó escapar un suspiro, mirando al cielo como si estuviera buscando las palabras correctas. Su expresión se suavizó un poco, y por un momento, Athanásia vio algo vulnerable en su rostro.
— Te veo, Athanásia —dijo finalmente. — Te veo con todos esos príncipes y nobles que no hacen más que llenarte de promesas vacías. Ellos no te entienden, no te protegen. Tú eres mucho más que eso. Y me molesta. Me molesta que dejes que te rodeen sin saber quién realmente eres.
Athanásia se quedó en silencio, sus palabras atrapadas en su garganta. ¿Cómo podía Lucas verlo de esa manera? ¿Cómo podía él ser tan observador y tan crudo en sus declaraciones?
— No es tan sencillo —respondió finalmente. — No puedo controlar cómo me ven los demás. Solo estoy haciendo lo que se espera de mí.
Lucas la miró fijamente, como si pudiera leer cada pensamiento que pasaba por su cabeza. Un leve atisbo de frustración se reflejó en su rostro, y dio un paso hacia ella.
— No tienes que seguir lo que otros esperan. Tú eres quien decides quién debe estar cerca de ti. Y no lo digo solo como alguien que se preocupa por tu seguridad, lo digo porque... porque me duele ver cómo te dejas arrastrar por ellos.
El silencio entre ellos se alargó, y Athanásia sintió un nudo en el estómago. No era solo su seguridad lo que Lucas estaba protegiendo. Había algo más en sus palabras, algo más profundo que no podía definir.
— ¿Por qué me dices esto, Lucas? — preguntó, finalmente. — ¿Qué esperas que haga con todo esto?
Lucas, en lugar de responder de inmediato, tomó un paso atrás, como si hubiera alcanzado un límite invisible. Se cruzó de brazos, y sus ojos se oscurecieron ligeramente.
— No espero nada. Solo... solo quiero que lo pienses. Lo pienses bien antes de tomar decisiones apresuradas —respondió, su tono más frío de lo que había sido en los últimos minutos.
Athanásia lo miró en silencio, sintiendo que algo más pasaba entre ellos, pero sin ser capaz de identificarlo. **"¿Es esto lo que está pasando?"** pensó. **"¿Me está diciendo que me aleje de todos ellos? ¿De los pretendientes, de las promesas?"** No podía negar que las palabras de Lucas la afectaban más de lo que debería.
El aire en los jardines se sentía más pesado ahora, como si cada palabra que ellos intercambiaban pudiera cambiar el curso de sus vidas. Athanásia sabía que algo estaba naciendo entre ellos, pero no estaba segura de si debía permitirlo.
— ¿Tú también me juzgas como todos los demás? — preguntó ella, sin poder evitar la tristeza que se filtraba en su voz. — ¿Crees que no soy capaz de decidir por mí misma?
Lucas la miró, y esta vez, su mirada era diferente. Ya no había burla, ni distanciamiento. Solo un profundo entendimiento.
— No te juzgo, Athanásia. No quiero que hagas lo que los demás esperan. Solo... quiero que me dejes ser alguien en quien puedas confiar, alguien que siempre estará aquí para ti, sin esperar nada a cambio.
Esas palabras, suaves pero cargadas de significado, resonaron en su corazón. Athanásia dio un paso atrás, sintiendo una oleada de emociones que no había esperado. **"Él no está pidiendo nada... solo que lo vea. Que lo vea como alguien más,"** pensó.
— No sé si puedo hacerlo —dijo con una voz baja, sus ojos finalmente encontrándose con los de él.
Lucas la miró con una suavidad que nunca antes había mostrado, y sin decir una palabra más, dio media vuelta y se alejó, dejándola sola con sus pensamientos.
Athanásia se quedó allí, mirando cómo la figura de Lucas se desvanecía entre las sombras de los árboles. La verdad, aunque dolorosa, comenzaba a formarse en su mente. Había algo más entre ellos, algo que ella misma no había querido reconocer.
**"Tal vez, solo tal vez, Lucas estaba allí todo el tiempo,"** pensó, mientras la luna comenzaba a brillar en lo alto, iluminando su camino.
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Un romance no confesado | WMMAP
Roman d'amourEn el ajetreo de la vida en el imperio, Athanásia comienza a notar pequeños gestos de Lucas que sugieren algo más profundo que su usual desdén o sarcasmo. Sin embargo, cuando nuevos pretendientes llegan a la corte, ella no sabe si sus sentimientos s...