El viento soplaba suavemente a través de los jardines del palacio, llevando consigo un aire fresco que parecía limpiar la pesadez que había envuelto a Athanásia en los últimos días. El sol comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo de un rojo cálido, pero ella no sentía la paz que el paisaje trataba de ofrecerle. Algo en su corazón aún se sentía inquieto, como si la respuesta que tanto había buscado aún estuviera fuera de su alcance.El encuentro con Lucas esa tarde había sido decisivo, pero también había dejado una sensación de incertidumbre en su pecho. **"Estoy dispuesta a intentarlo,"** se repetía en su mente, pero las palabras no parecían suficientes para aliviar la tormenta interna que se desataba en su alma. **"¿Qué significa eso realmente?"** pensaba, mientras caminaba por los pasillos solitarios del palacio.
La verdad era que, por más que quería tomar una decisión clara, el miedo la paralizaba. **"¿Puedo realmente vivir con la decisión que tome? ¿Y si me arrepiento?"** La idea de perder lo que más amaba, la paz, el orden y el deber que su familia le había inculcado desde pequeña, la atormentaba. Pero, al mismo tiempo, no podía ignorar lo que sentía por Lucas. Él no solo era su protector, su amigo, sino algo más, algo que, hasta ese momento, no había querido aceptar.
Cuando llegó a sus aposentos, la esperaba una carta, cuidadosamente doblada sobre su mesa de trabajo. Al abrirla, su corazón dio un vuelco al ver que estaba firmada por los príncipes de los reinos vecinos. La carta contenía una solicitud formal: **la fecha para anunciar su decisión sobre cuál príncipe elegiría como su futuro esposo.** El destino, como siempre, había hablado de forma clara y rotunda. **"El tiempo se acaba,"** pensó, sintiendo cómo la presión sobre su pecho aumentaba.
Justo en ese momento, la puerta de su habitación se abrió lentamente. Athanásia levantó la vista, sorprendida al ver a su madre, la reina, entrar sin avisar.
— ¿Ya has leído la carta, hija? —preguntó la reina, con una sonrisa tranquila, pero sus ojos delataban una preocupación que no pudo esconder.
Athanásia asintió lentamente, pero no dijo nada. En su lugar, miró fijamente la carta sobre la mesa. Su madre se acercó y se sentó junto a ella, tomando la carta entre sus manos con una firmeza que parecía cargar con toda la responsabilidad del reino.
— Sabes lo que significa esto, ¿verdad? —preguntó la reina, sin dejar de observar a su hija.
Athanásia asintió nuevamente, pero esta vez, sus palabras salieron con dificultad.
— Lo sé. Y aún no sé qué hacer, madre. No sé si puedo seguir con lo que se espera de mí. ¿Qué pasa si no elijo correctamente? ¿Qué pasa si tomo la decisión equivocada?
La reina la miró con más ternura de lo que Athanásia esperaba. En ese instante, la dureza de su madre se desvaneció, dejando al descubierto a la mujer que, al igual que su hija, había luchado con decisiones difíciles a lo largo de su vida.
— Hija, el deber es importante. No te voy a mentir. Pero tu felicidad también lo es. Yo también estuve en tu lugar, y si bien el deber nos llama a todos, solo tú puedes decidir qué vida quieres para ti. Si sientes que hay algo más allá de tus responsabilidades, algo que te hace sentir viva... debes ser honesta contigo misma.
Athanásia miró a su madre, sus ojos brillando con un mar de emociones. La reina había hablado con una verdad tan profunda que, por un momento, todo lo demás pareció desvanecerse. **"¿Realmente tengo la libertad de elegir?"** se preguntó, por fin enfrentando lo que había estado evitando.
— Entonces... ¿tú me apoyas en lo que decida? —preguntó, con un hilo de esperanza en su voz.
La reina sonrió, su rostro lleno de cariño.
— Siempre te apoyaré, hija. Solo quiero que tomes la decisión que te haga sentir en paz. Si crees que lo que tienes con Lucas es algo que vale la pena... no te detengas por lo que otros piensen. Al final, tu vida será la que vivas, no la que los demás quieran para ti.
Athanásia miró la carta una vez más, el peso de la decisión aplastándola, pero por primera vez en mucho tiempo, algo dentro de ella se sintió libre. **"¿Y si el amor es lo que realmente quiero?"** pensó, sabiendo que, al menos ahora, ya no había dudas sobre lo que deseaba. **"Quiero ser feliz. Quiero estar con quien me haga sentir completa."**
Al día siguiente, mientras el sol se alzaba en el horizonte, Athanásia tomó una decisión. No podía seguir viviendo en la sombra de las expectativas, no podía continuar ignorando lo que sentía en su corazón. Se vistió con un vestido sencillo, algo que solía usar cuando quería escapar de las reglas del palacio, y caminó hacia el jardín, el mismo lugar donde todo había comenzado.
Allí, bajo la sombra de los árboles, la vio. Lucas estaba de pie, como siempre, observando el paisaje, pero en cuanto la vio acercarse, sus ojos se iluminaron con una intensidad que no había visto antes. Sin mediar palabra, se acercó a ella, y por un instante, el mundo parecía detenerse.
Athanásia respiró profundamente, sintiendo que sus piernas temblaban ligeramente, pero cuando miró a los ojos de Lucas, supo que había tomado la decisión correcta.
— Lucas, yo... —comenzó, pero las palabras se quedaron atrapadas en su garganta.
Él la miró fijamente, esperando, con una mezcla de incertidumbre y esperanza.
— No tienes que decir nada —respondió él suavemente. — Sé lo que sientes. No tienes que explicarme nada.
Athanásia dio un paso adelante, y sin pensarlo, lo tomó de la mano, apretándola con firmeza.
— Estoy lista, Lucas. Estoy lista para ser yo misma, sin miedos ni dudas. Quiero estar contigo.
Lucas la miró, y esta vez, su sonrisa no fue solo una sonrisa de alivio, sino de felicidad genuina.
— Lo sabía —murmuró, sin dejar de mirarla.
Ambos se quedaron en silencio, bajo la luz dorada del atardecer, sabiendo que, a partir de ese momento, sus vidas tomarían un rumbo diferente. Un rumbo que no estaba marcado por las expectativas de otros, sino por las decisiones que, finalmente, ambos habían tomado en sus corazones.
El futuro seguía incierto, pero en ese momento, Athanásia supo que había elegido lo correcto. Porque, por fin, estaba viviendo para ella misma.
---
**FIN**
ESTÁS LEYENDO
Un romance no confesado | WMMAP
RomanceEn el ajetreo de la vida en el imperio, Athanásia comienza a notar pequeños gestos de Lucas que sugieren algo más profundo que su usual desdén o sarcasmo. Sin embargo, cuando nuevos pretendientes llegan a la corte, ella no sabe si sus sentimientos s...