23 | . Despierta

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08/04/2030  


Joao🐢

Abrí los ojos lentamente, sintiendo cómo la luz del sol se filtraba a través de las cortinas, iluminando la habitación con un suave resplandor matutino. Mi mente aún estaba algo borrosa, atrapada entre el sueño y la vigilia, cuando escuché unas voces que parecían venir de todas partes.

—¡Papá! ¡Papá! ¡Papá! —las voces agudas y llenas de entusiasmo me sacaron de mi letargo.

Antes de poder reaccionar, sentí un peso repentino sobre mi cama. Me tomó un segundo darme cuenta de lo que estaba pasando. Allí estaban Isa, Sebas y Mateo, brincando alrededor de mí como pequeños canguros enloquecidos, sus risas resonando en la habitación como campanillas.

—¡Por fin despertaste, dormilón! —exclamó Isa, su cabello revuelto cayendo sobre su rostro mientras se inclinaba hacia mí, con las manos apoyadas en mis hombros.

—¡Es que ya es tardísimo! —añadió Sebas, cruzando los brazos con una expresión de falso reproche que le hacía parecer más adulto de lo que realmente era.

Mateo, el más pequeño, simplemente se dedicaba a reír y a saltar como si la cama fuera un trampolín. Lo miré con ojos entrecerrados, tratando de procesar cómo alguien podía tener tanta energía tan temprano.

—¿Tardísimo para qué? —pregunté, mi voz todavía ronca por el sueño. Pasé una mano por mi rostro, intentando despejarme mientras los tres continuaban su pequeño motín.

—¡Para todo! —respondió Isa con impaciencia, agitando las manos en el aire como si la respuesta fuera obvia—. ¡Tenemos muchas cosas que hacer hoy!

Sebas asintió con entusiasmo.

—Sí, dijiste que nos ibas a llevar al parque y que después podíamos jugar fútbol. ¿Te olvidaste?

—Y hacer tortitas para el desayuno —agregó Mateo con un brillo en los ojos, aunque parecía más emocionado por la comida que por cualquier otra cosa.

Solté un suspiro y me dejé caer nuevamente sobre la almohada, fingiendo resignación.

—¿Quién les dio permiso de despertarme así? ¿Ah? —pregunté con un tono de broma, mirando a los tres pequeños conspiradores.

Isa se encogió de hombros, pero su sonrisa traviesa delataba que estaba disfrutando del momento.

—¡Es que no te levantabas! Ya estábamos desesperados.

Sebas puso una mano en mi brazo, como si intentara convencerme con un toque dramático.

—Si no nos levantamos temprano, el día se nos escapa.

Mateo, por su parte, decidió tomar un enfoque diferente. Se subió sobre mi pecho, sus pequeñas manos sosteniendo mi rostro, y me miró fijamente con esos ojos enormes y brillantes.

—Papá, tienes que despertarte. Si no, Isa dice que no habrá desayuno.

Reí, incapaz de contenerme ante el intento descarado de manipulación de Mateo.

—¿Así que ahora Isa manda en la casa? —pregunté, mirando a mi hija mayor, que me devolvió una mirada altiva y una sonrisa descarada.

—Siempre he mandado en esta casa, solo que tú aún no lo sabes —respondió Isa, cruzando los brazos y lanzando una mirada cómplice a Sebas.

—¡Claro que no! Aquí el que manda soy yo —repliqué con un tono dramático, empujando suavemente a Mateo para que se recostara junto a mí.

—¡Ni hablar! —exclamó Sebas, estallando en carcajadas mientras Isa asentía vigorosamente.

Yo x Ti . Tu x Mi 2 - Joāo FélixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora