Título: Bajo la Tormenta y la Sombra
En los vastos salones de Asgard, el eco de las tormentas resonaba como un latido constante. Thor, el dios del trueno, regresaba de una batalla, su martillo aún chispeante por los rayos. En la penumbra del salón, Loki lo observaba desde las sombras, su sonrisa tan enigmática como siempre.
—Otra victoria para el gran héroe de Asgard —dijo Loki con un tono burlón, aunque en sus palabras había algo más que simple sarcasmo.
Thor lo miró, sus ojos azules buscando más allá de las palabras. —¿Y tú qué has estado haciendo, hermano? ¿Tejiendo nuevas trampas?
—Quizás. O quizás solo observando cómo te cansas de luchar siempre por un reino que no te comprende del todo.
La sinceridad inesperada en la voz de Loki lo tomó por sorpresa. No era común que el dios de las mentiras mostrara algo tan cercano a la verdad. Thor se acercó, dejando el martillo a un lado.
—¿Qué quieres de mí, Loki? —preguntó, su tono más suave.
Loki bajó la mirada, sus dedos jugando con un hilo invisible en el aire. —Quiero... lo que siempre he querido. Que me mires no como tu enemigo, ni siquiera como tu hermano. Sino como alguien que está... a tu lado.
El silencio entre ellos se llenó con el murmullo distante del viento. Thor dio un paso más cerca, su imponente figura ahora frente a Loki, quien parecía más vulnerable de lo que jamás había admitido.
—Siempre te he mirado, Loki. Incluso cuando no querías que lo hiciera. Y siempre te he encontrado... fascinante.
Loki levantó la mirada, sus ojos verdes brillando con una emoción que mezclaba incredulidad y esperanza. —¿Fascinante?
Thor asintió, una leve sonrisa curvando sus labios. —Eres caos y calma, sombra y luz. Y yo... soy el trueno que siempre corre detrás de ti.
Loki rió, una risa breve pero sincera. —Eres un idiota, Thor. Pero quizás... eres el idiota que necesito.
Thor extendió una mano, y por un momento que pareció eterno, Loki la miró antes de tomarla. En ese simple gesto, las tormentas se aquietaron y las sombras parecieron abrazar la luz.
Esa noche, bajo el cielo infinito de Asgard, los dos dioses dejaron a un lado sus papeles y sus diferencias. No eran Thor el héroe ni Loki el embustero. Solo eran dos almas, encontrando un poco de paz en el caos del otro.