the second

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Título: Promesas en el Horizonte

Las primeras luces del alba asomaban por los ventanales dorados del palacio de Asgard. Thor y Loki permanecían en el mismo lugar, inmóviles, como si el tiempo se hubiera detenido. Pero el mundo seguía girando, y con él, las responsabilidades de los dioses.

Thor fue el primero en romper el silencio. —Loki, lo que ocurrió anoche…

Loki levantó una ceja, su expresión recuperando un toque de sarcasmo, aunque sus ojos todavía brillaban con algo más profundo. —¿Qué ocurre, hermano? ¿Te preocupa que alguien descubra que el gran Thor puede sentir algo por el embustero de Asgard?

Thor negó con la cabeza, una leve sonrisa en sus labios. —No. Lo que me preocupa es que intentes huir de esto... como siempre haces.

Loki dio un paso hacia atrás, cruzándose de brazos. —Huir es lo que hago mejor, Thor. Las sombras son más seguras que la luz.

—¿Y qué pasa si las sombras ya no son suficientes? —preguntó Thor, acercándose de nuevo.

Por primera vez, Loki pareció dudar. El dios de las mentiras estaba acostumbrado a esquivar, a enredar con palabras, pero ahora se encontraba atrapado en la verdad de sus propios sentimientos.

—Thor... no somos iguales. Tú eres el sol que todo lo ilumina. Yo soy la sombra que se esconde de esa luz.

Thor tomó a Loki por los hombros, obligándolo a mirarlo a los ojos. —El sol no puede brillar sin sombras, Loki. Y yo… no quiero brillar si tú no estás ahí.

Las palabras golpearon a Loki como un trueno. Por un momento, pareció a punto de responder con alguna broma, algún comentario que lo sacara de esa vulnerabilidad. Pero en lugar de eso, simplemente asintió.

—Está bien —susurró, casi inaudible.

Thor sonrió, pero antes de que pudiera decir algo más, la voz estruendosa de Heimdall interrumpió el momento.

—¡Thor! —llamó el guardián desde la entrada—. Odín te convoca. Hay problemas en los Nueve Reinos.

Thor suspiró, dejando caer sus manos. —Siempre hay problemas.

Loki, retomando su habitual semblante despreocupado, sonrió con picardía. —Ve, héroe. No te preocupes, me las arreglaré para causar problemas mientras tanto.

Thor lo miró por un instante, queriendo decir algo más, pero finalmente asintió y salió del salón.

Loki quedó solo, su sonrisa desvaneciéndose lentamente. Miró hacia el horizonte, donde Thor había desaparecido, y susurró para sí mismo:

—Eres un idiota, Thor. Pero quizás… seas el idiota que siempre he necesitado.

Y aunque las sombras eran su refugio, esa mañana Loki sintió algo nuevo: un anhelo por permanecer un poco más bajo la Luz.

ThorkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora