—¿Recuerdas la primera vez que estuve en la casa del sol?— me pregunta Damara, tranquila, de brazos cruzados —Me llevaste a dar un recorrido, me mostraste el salón donde celebraban los juicios públicos... Nunca imaginé que seríamos acorralados allí... — observa a cada miembro de nuestra familia —Aunque también es cierto que nunca pensé estar en una arena. Pero desde la plataforma de sacrificios puse a Montemagno a mis pies— comenta arrogante —Me bañé en la sangre de quienes aclamaban mi muerte. No será distinto en esta ocasión, para ninguno de nosotros— dirige la mirada hacia su hijo —Tú puedes destruirlos, Moisés.
—Y a Aris junto con los descendientes de la corte, ¿No? —critica mi primogénita —Ellos quieren unificar los benhularies para acusar al Zethee y al señor de los cadáveres de la misma traición. Sin embargo— le habla directamente a su primo —Tú te encargarás de hundir a Adrián siendo un acusador más en su contra.
—Por supuesto.
—Será tu venganza personal— acusa.
—Aris casi acaba con todo por lo que había trabajado— interviene Daniel —Al destruir a la corte sin tener en cuenta las consecuencias nos puso en peligro con el que, por si no lo notas, todavía lidiamos hoy.
—Liberó a Montemagno de una corte corrupta. Eso limpió la tierra en la que se construye la dinastía leónica. Fue el primer paso para la vida de la que hoy todos disfrutan menos él, el único que paga el precio.
—Cuidado, prima— advierte Dakota con voz relajada —No olvides que se te permite defender la filosofía espiritual de Aris, pero no sus ideales políticos.
—Está bien— concede Daniel —Déjala. Que siga —añade con un tono retador que además de enardecer la mirada de mi hija, a mí me obliga a incorporarme.
—No estoy de acuerdo con la posición de Aevë— digo —Y ella lo tiene claro. Pero no por eso permitiré que la provoques a repetir lo que sabes tan bien como el resto de nosotros: su predilección por las corrientes de Adrián. ¿Para qué?, ¿Quieres a alguien con quién desahogar tu frustración?
—¡Diego!— me reclama Damara.
—Su obstinación es la que me frustra— señala a mi hija.
—¿No será la tuya propia, tío? Aunque prefieran ignorarlo, sin los actos de Aris, no habrían consolidado el poder como lo hicieron. La corte era una red podrida de intereses propios, e intrigas contra el trono. Mi propio abuelo cayó por su traición. Aris acabó con ese problema como nadie más se habría atrevido, y todos menos él cosechan frutos. Lo que hizo fue extremo. Pero no pueden negar que sin ese sacrificio no estaríamos sentados aquí discutiendo cómo preservar la dinastía, porque no existiría. La corte antigua jamás habría tolerado su formación. Por años lo han llamado traidor. ¿Pero quién lo es realmente? ¿Adrián, al actuar para proteger el legado que habría de recibir de herencia, o quien se niega a reconocer su impulso para que hoy la dinastía sostenga tal poder?
—¡Basta! —el puño de Kham Lezanger golpea la mesa —Esto es justo lo que los descendientes de la corte necesitan para acusarnos de traición. No habrá mejor argumento para ellos que tu defensa, porque, al justificar lo que él hizo, estás admitiendo que lo apoyamos en sus actos. La corte antigua no está. Es una realidad. ¿Okey? Pero esto le haremos ver a los vampiros: no son mártires, eran un nido de corrupción, ambición y decadencia que durante generaciones priorizó sus propios intereses sobre el bienestar de Montemagno. No sé qué estaría pasando si siguieran aquí. Pero ya no están, y nuestra casa, prima, no se maneja con las mismas pautas de Arismierda. Él destruyó una institución que estaba podrida, sí, pero con ella también una parte del legado que los antiguos dejaron.
—No finjas que eso te importa— Aevë niega con la cabeza.
—Es lo que Montemagno querrá escuchar. ¿Qué quieres que te diga? Arismierda no es un héroe, ni un visionario. Es cruel, egoísta, y manipulador, uno al que no le importa nada ni nadie que no sean sus propios fines. Hace mucho que deseo que reciba su castigo, ¿Por qué me opondría a que los descendientes de la corte hagan lo que quieran con él? Si se los hubiéramos entregado en primer lugar, quizás ni siquiera estarían acusándonos de traición. Es verdad que lo que le pasó a la corte antigua no me importa. Pero sí me importa el potencial futuro que está en mis manos para construir. Una sociedad zansvrika nueva. Los vampiros no necesitan más guerras, ni más conflictos, quiero sentar las bases de una casa del sol que proteja a los inocentes, a los más vulnerables, donde la cultura florezca y donde se pueda vivir en maldita paz. Mi preparación no es política, pero todo lo que necesito es demostrar que nosotros, como familia, sabemos lo que necesita Montemagno. No tengo por qué usar a los demás como herramientas, ni manipularlas para que sigan mis planes asquerosos, y, sobre todo, no necesito justificar atrocidades con pretextos hipócritas de un propósito mayor.
—La corte antigua, en su tiempo, fue una institución que simbolizó a Montemagno, su estabilidad y la sabiduría zansvrika colectiva— comenta Leohark —Aris actuó en contra de una corrupción que no podía continuar, pero sus métodos dividieron a la familia. Ahora, sus descendientes reclaman que no se haya restaurado, y esto es algo que los vampiros también deben ver— le dice a Moisés —¿Quién se beneficiaría realmente? Una nueva corte no solucionará los problemas que ya arrastramos, solo traería más divisiones, más luchas internas, y debilitaría a la casa del sol. Tus argumentos, aunque diferentes en ciertos aspectos de los que yo daría, tiene un valor que respeto, Moisés. Estás aprendiendo a separar tu rencor personal sobre Aris, al menos de lo que Montemagno necesita escuchar, pues eliges no alimentar la defensa con el resentimiento que tienes hacia él, sino con la razón que la sociedad busca. Al hacer esto no solo defiendes nuestra legitimidad dinástica, sino que también demuestras que reconocemos la importancia que tuvo la corte, más allá de que no planeemos reestablecerla. Esa es una posición difícil de defender, pero necesaria para ganar la confianza de quienes nos acusen de traición. Este es el enfoque a seguir: no necesitamos reconstruir una corte corrupta, pero sí necesitábamos llenar el vacío que dejó, y se llenó con una estructura que garantizara orden, justicia y estabilidad. Esa estructura es nuestra dinastía. Una familia que reúne en sí misma los valores que la corte perdió: sabiduría, prudencia y lealtad a la sociedad zansvrika.
—Por primera vez siento que estamos preparados para lo que viene— dice Daniel —Sus perspectivas pueden darle forma a una causa que se puede sostener.
Aevë suelta un suspiro lamentable, sale de la sala sin ocultar su decepción. Me duele. Pero no la consuelo porque deseo verla libre de las garras de Aris, y esta situación me da esperanzas de que así pronto será.
—Mi opinión, si se me permite expresarla...— pide Dazha. El Zethee asiente. Mi sobrina le agradece con un gesto sutil —Es que la voz de la defensa debe ser una que priorice el bienestar de Montemagno por encima de cualquier otro interés.
—¿Y no está haciendo así? —Daniel suelta un jadeo sonriente. Frunce el ceño, confundido.
—Montemagno es un ideal más grande que cualquiera de nosotros, y quien hable en su nombre debe estar por encima de emociones o vínculos que puedan nublar su juicio. Con el debido respeto, padre, no digo esto como crítica, sino como observación y ejemplo, tus decisiones, aunque brillantes en muchas formas, nacen y mueren en tu devoción hacia mi madre.
Dazha observa a Damara, cuyo brillo en sus ojos generado por la pasión con que ha hablado Lezanger, se transforma ahora en contrariedad, pero su hija le dedica una sonrisa cálida.
—Es hermoso— asiente hacia ella —Pero deriva en errores estratégicos terribles— vuelve hacia Daniel con formalidad —Y cuando el corazón domina la mente, el riesgo de desviar el enfoque del trono es demasiado grande. En las últimas décadas has liderado como un hombre que ama sin límites a su esposa, no como uno cuya obsesión sea exclusivamente Montemagno. En tu caso, has sabido equilibrar ambas cosas la mayor parte del tiempo, pero... sin ser específicos en detalles que por lo pronto no tienen por qué ser expuestos, papá, a mí no me puedes esconder tus intenciones. Aunque las mías sean respetar tu privacidad, una parte de mí que no puede ser dominada, me las hace saber. No las revelaré, no es necesario y no tengo derecho de hacerlo, pero sí te pido reflexionar tu prioridad en la estrategia de respaldo que tienes en mente. No la juzgo— levanta su mano derecha con respeto —Y después de tan leal servicio a la casa del sol es justo que te entregues a lo que tu naturaleza te dicta: embriagarte de tu mujer. Un deseo que está casado con tu búsqueda temprana de un sucesor. Pero que refuerza mi idea de que este, así como ojalá nuestro defensor, debería ser alguien cuya única pasión sea la sociedad zansvrika. Alguien que no esté ligado a un amor que consuma su juicio, sino que tenga a Montemagno como su primera amante, su más noble causa.
Daniel mueve sus pupilas hacia mí, solo entonces noto que lo había estado viendo con mis ojos entornados mientras Dakota hablaba.
—Yo soy uno de los candidatos— dice Kham, recuperando mi atención —¿Insinúas que no debería estar con Anneiméd?
—Antes de ella no contemplabas la idea de casarte, ni te agradaba la idea de la sucesión. Ahora la mayoría de tus propósitos se basan en el Montemagno que quieres construirle a una mujer en específico.
—¿Y eso me incapacita para liderar?
—No soy yo quien lo puede decidir— se levanta —Con permiso, debo hablar ahora mismo con Aevë.
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Herencia Roja | Libro 13
VampireContinuación cronológica de Reverdecer Vampírico - Saga Crónicas Zansvrikas ♥ Sinopsis: La dinastía León se fortalece. Un nuevo comienzo emerge de las ruinas, soplan vientos buenos de transformación. Sombras del pasado regresan como peligrosas amena...