Atraparte parte 2

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Después de la tortura que nos dio Dante a los tres, duramos tres horas colgados hasta que los hombres nos soltaron.

Pero no nos quisieron quitar los grilletes por órdenes de Dante y sé que lo hizo porque le mentimos aprestarnos el cuello hasta matarnos...

Pero dejo a tres de sus hombres cuidándonos para que no hagamos nada.

—¿Tu contacto ya tiene lo que necesitamos? —le preguntó a Fabio.

—Dice que está adentro de la casa, pero que no ha tenido la oportunidad de acercarse a la bebé —me dice Fabio.

—¿Quién es tu contacto? —le pregunto.

—Es el ama de llaves de confianza que ha trabajado con Vladímir y sé que le tiene mucho coraje a Anabela porque está enamorada de Vladímir, así que hará lo que le pida —me explica.

—Bien, esperemos que esa mujer haga su trabajo.

En eso escuchamos pasos que se acercan al sótano. Los tres volteamos a ver y es Dante.

—Me estoy desesperando; quiero tener una prueba para comprobar que ella es mi hija —dice Dante.

—La prueba la tendrás mañana, que uno de tus hombres vaya a este lugar y se sienta en la banca; ahí una joven de veintiocho años se acercará a él y le dará lo que necesita —le digo.

—Bien, espero que no sea una trampa; si no los traen, morirán asfixiados —toma la nota y se marcha de ahí.

—Estás loca; eso es muy poco tiempo —dice Fabio en susurro.

—Entonces dile a tu contacto que se apure.

Irina

Veo a mi objetivo acostado en su cuna; necesito tomar algo de ella. Me acaba de informar Fabio que para mañana necesitan la muestra.

Lo bueno de estar trabajando para Vladímir durante años es que confían plenamente en mí.

Veo a la señora Antonova cargando a la bebé; eso me da mucho coraje; yo soy la que debería estar en su lugar cargando a la bebé y durmiendo en su cama. Así que decido actuar antes de que se me termine el tiempo.

—Hola, señora, se ve cansada; si quiere yo cuido a la bebé para que descanse y se tome un baño —le mencionó a la señora.

—Gracias, Irina, no tardaré mucho, unos diez minutos y regresaré —me entrega al bebé. Veo cómo se va.

Rápidamente, tomo su cepillo y veo su cabello. Escojo varios cabellos que tengan el forúnculo y los pongo en un frasco de plástico y los guardo.

Saco otro frasco con un hisopo y se lo meto a la bebe en la boca. Comienzo a escuchar pasos acercándose rápidamente, dejo a la bebe en su cuna y guardo el hisopo. Actuó normalmente. Veo al señor Antonov entrar a la habitación; se ve tan guapo, tan varonil; me encanta ese hombre.

—Hola, señor Antonov —le saludo y le hago un gesto bajando la cabeza.

—Hola, Irina, ¿dónde está mi esposa? —Odio que diga esa palabra, no lo soporto, pero debo de aguantar mis celos.

—Se fue a tomar un baño; me quedé a cuidar a la bebe en su ausencia —le digo fingiendo amabilidad.

—Bien, puedes irte, yo me haré cargo de mi hija —me ordena y se acerca a la cuna y toma a la bebe en sus brazos.

—Señor, quería pedirle permiso para salir mañana a ver a mi familia.

—Está bien, Irina, ¿a qué hora saldrás? —Me pregunta.

Eres mi venganza y mi perdición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora