Revelaciones y Suposiciones

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El embarazo de Sergio avanzaba de manera tranquila, con algunos días mejores que otros. Las náuseas se habían reducido considerablemente, y su energía había comenzado a estabilizarse, aunque sentía el peso del pequeño ser que crecía dentro de él. Cada día que pasaba, Sergio se sentía más emocionado por la llegada de su bebé. 

George, como siempre, estaba a su lado, asegurándose de que no le faltara nada. Desde acompañarlo a las citas médicas hasta prepararle sus comidas favoritas, George se había convertido en una especie de hermano mayor para Sergio, y este agradecía tenerlo en su vida. 

— ¿Cómo va mi modelo favorito hoy? —preguntó George una mañana, entrando al departamento de Sergio con una bolsa de pan recién horneado. 

Sergio sonrió desde el sofá, donde estaba revisando algunas propuestas de trabajo. 

— Bien, aunque creo que mi bebé tiene más hambre que yo. No ha parado de moverse en toda la mañana. 

George se sentó junto a él y dejó la bolsa sobre la mesa. 

— Lo tomo como una señal de que está feliz. Por cierto, hablando de felicidad... —George levantó una carpeta de su maletín y se la pasó a Sergio—. ¡Nueva oferta de trabajo! 

Sergio la tomó con curiosidad, abriendo el documento para revisar los detalles. Se trataba de una campaña publicitaria para una marca de ropa de maternidad, con un enfoque en destacar la belleza de los cuerpos durante el embarazo. 

— ¿Qué piensas? —preguntó George, ansioso por su reacción. 

Sergio lo miró con una sonrisa que iluminó su rostro. 

— Es perfecta, George. Me encanta. 

— Lo sabía. —George se inclinó hacia atrás en el sofá, satisfecho consigo mismo—. La sesión será aquí en Londres, así que no tendrás que viajar. Solo necesitamos confirmar en los próximos días. 

Sergio asintió, sintiendo que las cosas finalmente estaban saliendo bien. 

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En otro rincón del mundo, Max se encontraba en Mónaco, disfrutando de unos días de descanso antes de la siguiente carrera. Había pasado el último mes en un estado constante de distracción. Aunque había intentado concentrarse en su carrera, su mente volvía una y otra vez a Sergio. 

— ¿Has avanzado algo con tu búsqueda? —preguntó Kelly mientras se sentaban a almorzar en un pequeño restaurante junto al puerto. 

Max suspiró, jugueteando con su tenedor. 

— No. Es como si se hubiera desvanecido. Nadie parece conocerlo, y ni siquiera sé si todavía está en Inglaterra. 

Kelly lo miró con compasión. 

— Max, sé que esto es importante para ti, pero necesitas paciencia. Encontrarlo no será fácil, especialmente si es alguien que no está constantemente en el ojo público. 

Max asintió, aunque no podía evitar sentirse frustrado. 

— Lo sé. Pero no puedo evitar pensar en él. 

Kelly sonrió ligeramente, buscando algo en su bolso. 

— Bueno, tal vez esto te anime. 

Sacó una revista que había comprado esa mañana y se la pasó a Max. En la portada había una foto de Sergio, modelando para una marca de ropa. Su cabello estaba peinado hacia atrás, resaltando sus pecas y esa sonrisa encantadora que Max recordaba tan bien. 

— ¿Es él? —preguntó Kelly, viendo la expresión de Max. 

Max tomó la revista, sus ojos fijos en la imagen. 

— Sí. Es él. 

Kelly asintió, satisfecha con su descubrimiento. 

— Pensé que podría serlo. Pero espera, hay algo más. 

Abrió la revista y pasó a una página interior, donde había otra foto de Sergio, esta vez en un entorno más relajado, posando con ropa holgada. Lo que llamó la atención de ambos fue su vientre redondeado, claramente embarazado. 

— Vaya... —susurró Kelly, mirándolo con sorpresa. 

Max sintió que el aire se le escapaba por un momento. 

— Está... embarazado. 

Kelly lo miró, evaluando su reacción. 

— ¿Eso cambia algo? 

Max dejó la revista sobre la mesa, apoyando la cabeza en sus manos. 

— No lo sé. Quiero decir, claramente tiene pareja, ¿verdad? 

Kelly levantó una ceja. 

— ¿Por qué asumes eso? 

— Porque... —Max buscó las palabras, sintiéndose ridículo—. Bueno, está embarazado. 

Kelly rodó los ojos. 

— Max, vivimos en el siglo XXI. Estar embarazado no siempre significa que tenga pareja. Tal vez sea un embarazo independiente, o tal vez terminó con quien sea el padre. No puedes sacar conclusiones solo por una foto. 

Max asintió lentamente, aunque no podía evitar sentirse desanimado. La posibilidad de que Sergio tuviera una vida completamente establecida con alguien más lo hacía sentir que su búsqueda era inútil. 

— Supongamos que tienes razón, Kelly. ¿Qué hago ahora? 

Kelly le dio una sonrisa alentadora. 

— Lo encuentras. Y, cuando lo hagas, le preguntas directamente. 

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Sergio, ajeno a todo esto, continuaba con su día a día. La emoción por la nueva sesión de fotos llenaba sus pensamientos, y aunque a veces sentía un leve vacío al recordar a Max, se convencía a sí mismo de que estaba haciendo lo correcto al mantenerlo fuera de su vida. 

George, como siempre, estaba a su lado, asegurándose de que no se sintiera solo. 

— ¿Estás nervioso por la sesión? —le preguntó mientras caminaban hacia un café cercano. 

Sergio negó con la cabeza, sosteniendo su vientre con una mano. 

— No, en realidad estoy emocionado. Creo que será una gran oportunidad para mostrar que el embarazo no tiene que ser un obstáculo en esta carrera. 

George sonrió, orgulloso de su amigo. 

— Eso es exactamente lo que pienso. Estás abriendo puertas, Sergio. 

Sergio asintió, aunque una pequeña parte de él deseaba tener a alguien más con quien compartir estos momentos. Por supuesto, tenía a George, y sabía que no podía pedir un mejor amigo, pero no podía evitar sentir que algo faltaba. 

Mientras bebía su café, decidió enfocarse en el futuro. Tenía un bebé en camino, una carrera prometedora, y todo el apoyo que podía desear. Tal vez, pensó, eso era suficiente. 

Sin embargo, mientras Max sostenía la revista en Mónaco, y Sergio planeaba su sesión de fotos en Londres, sus caminos parecían destinados a cruzarse nuevamente. Solo era cuestión de tiempo. 

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Bajo las Luces de la TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora