Recap 18-2

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La batalla se desató con una intensidad abrumadora, con Kuro lanzándose contra Guilliman con una furia desenfrenada. Sus ataques eran rápidos y brutales, cada golpe cargado con una fuerza sobrehumana que amenazaba con romper incluso la armadura más resistente.

Guilliman respondió con habilidad y destreza, esquivando los golpes de Kuro y contraatacando con golpes certeros de su propio poderoso puño de combate. Cada intercambio era un choque de titanes, con chispas volando y el sonido metálico de la batalla llenando la sala. Los ecos de la lucha reverberaban en las paredes, como si la propia estructura estuviera temblando ante la magnitud del enfrentamiento.

Pero a pesar de los esfuerzos de Guilliman, Kuro continuaba avanzando, su determinación inquebrantable alimentando su resistencia. Cada golpe que recibía solo parecía avivarlo más, mientras su rabia y su hambre de venganza lo empujaban a ir más allá de sus propios límites. Con cada embestida, Kuro acorralaba a Guilliman, presionándolo cada vez más, su kagune como una serpiente gigantesca envolviendo el espacio a su alrededor, listo para destruirlo todo.

La lucha se prolongó durante lo que parecieron horas interminables, con cada combatiente empujando los límites de su resistencia y habilidad. El aire se cargaba con el peso de los golpes, la violencia de cada impacto resonando a través del campo de batalla. Kuro, cada vez más frenético, parecía moverse en un estado de pura bestialidad, sus ojos ardían con una intensidad salvaje mientras su kagune desintegraba y desgarraba cualquier intento de defensa de su enemigo.

Los movimientos de Guilliman, aunque meticulosamente calculados, comenzaban a mostrar signos de desgaste. A pesar de su poder y destreza, su armadura se desgastaba bajo la fuerza implacable de Kuro. La situación se volvía más crítica a cada segundo, con Guilliman siendo empujado cada vez más hacia el borde de la derrota.

Fue entonces, en el clímax de la batalla, cuando Kuro logró su objetivo. Con un grito de furia, se abalanzó sobre Guilliman, atrapándolo contra una columna de la sala con la fuerza de un animal desbocado. Su kagune, un torbellino de tentáculos afilados y flexibles, rodeó a Guilliman, manteniéndolo inmóvil, mientras la mirada de Kuro brillaba con una furia imparable.

Con un último esfuerzo, Kuro reunió toda su fuerza y energía en un único ataque, listo para destrozar a Guilliman y poner fin a la batalla de una vez por todas. Su kagune se extendió hacia adelante con una velocidad cegadora, cada apéndice buscando perforar, desgarrar y devorar a su oponente.

Pero justo cuando la ofensiva parecía inevitable, un ruido ensordecedor resonó por la sala, interrumpiendo el combate en su punto más crítico. Las puertas de la sala se abrieron de golpe, y una nueva presencia se hizo sentir, interrumpiendo la furia de Kuro.

Este nuevo cambio hizo que Kuro vacilara, la rabia en su mirada tornándose en confusión mientras sus ojos se dirigían hacia la entrada. Algo había llegado para alterar el curso de la batalla, algo que desvió toda su atención y amenazó con cambiar el desenlace de este enfrentamiento titánico.

La tensión se palpaba en el aire, y el futuro del combate estaba ahora en suspenso.


Un ghoul en Warhammer 40000Donde viven las historias. Descúbrelo ahora