En nuestra habitación, nos preparamos para la sesión de masajes en pareja que teníamos programada para finalizar ese día. De verdad, Gustav era bueno en esto del romance y de la reconexión de la que tanto hablaba. Apenas habían pasado dos días y ya nuestra relación estaba fluyendo de la mejor manera, pero en mi interior estaba el temor de que mi verdadera esencia saliera a dañar todo lo ganado.Estaba consciente de que no podía cambiar mi ser con solo un chasquido de dedos, pero también sabía que era mi última oportunidad y Tom estaba siendo muy receptivo en este viaje.
Me coloqué la bata que me había entregado anteriormente Peter. Su coquetería murió cuando nos vio en la piscina besándonos sin parar dentro del agua, que yacía menos caliente que nosotros. Lo veo esperando en la cama con una bata igualita a la mía; hasta en eso pensó Gus.
Los golpecitos en la puerta nos anuncian que ya vinieron las personas encargadas de nuestro servicio. Tom los hace seguir, y mientras ellos alistan todo sobre las camillas que trajeron, veo mi teléfono, que no ha dejado de vibrar sobre la mesa. Sé que es de la oficina y Luci no es tan persistente para que le conteste; solo me envía un texto y listo. El único que llama sin parar es Andreas, pero no tengo tiempo para atender el llamado. Lo dejo de nuevo y me quito la bata y me acuesto bocabajo, como me indica el chico que prepara los aceites.
Me los unta en mi espalda; el líquido es caliente, pero me da una sensación agradable que me relaja tan profundo que siento que muy pronto caeré en los brazos de Morfeo. Pero antes de que lo haga, el masaje había terminado y los chicos, así como vinieron, así se fueron, dejándonos descansados y deseando más secciones.
La noche en el restaurante transcurrió relativamente normal: el show de los chicos, la cena deliciosa, la música variada, el clima, la luna y las estrellas. En fin, lo único que cambió fue el trato entre nosotros. Por más que quería darle su espacio para que no se sintiera presionado, mis ganas de tenerlo cerca fueron más fuertes, y estuvimos muy juntitos en la mesa.
La mesera nos coloca un folleto donde nos invita a participar en un concurso. Yo ojeé un poco y vi que se trataba de uno de baile. Veo a Tom entusiasmado y listo para colocar nuestros nombres, pero antes lo detengo.
-Wow, yo no voy a participar, Tom.
-¿Por qué? Será divertido.
-¿Has visto? Todos los ocupantes de este barco son viejitos.
-¿Y?
-Tú y yo no podemos bailar sin estar manoseandonos.
-No importa, haremos el de nuestro matrimonio. ¿Aún te acuerdas? -me pregunta, y comienza a anotar nuestros nombres.
-Claro que me acuerdo.
-Con ese ganaremos.
-¿Y cuál es el premio? Otro crucero -bromeó, y niega con la cabeza.
-Es sorpresa.
-Ay, no. Será una botella de vino, es lógico -le digo.
-No seas gruñón y vamos a poner esto en el buzón.
-De acuerdo, pero dame algo a cambio de participar -le sugiero. y caminamos hasta el buzón.
-¿Qué quieres? -me dice, tomándome de la cintura.
-No sé -lo tomó de las mejillas para acercarlo a mí y darle un besito en los labios. -Puede ser algo interesante.
De nuevo juntamos nuestros labios; no nos importa que nos vean los viejitos y demás comensales. Pero mi teléfono comienza a sonar. Lo saco de mi bolsillo trasero y veo que es Gustav. Por fin me llama el tonto ese. Me separo un poco y contesto.
-¿Qué milagro, Gusti? -pronuncio muy alto, ya que la música está muy fuerte.
-No soy Gustav, Bill -murmura Andreas a través de la línea. Hago una mueca de fastidio.
-¿Qué pasó, Andy? -al pronunciar su nombre, Tom se aleja un poco de mí y se apoya en el barandal del barco, mirando hacia el océano lleno de oscuridad.
-Es importante.
-¿Tanto lo es que tuviste que robar el teléfono de Gustav, porque sé que él no te lo prestaría?
-Lo siento. Es que el representante de Troyen quiere reunirse con el autor de la canción y lo quiere hacer rápido, ya que la quieren incluir en el álbum próximo a salir.
-Te dije que esa canción no es mía. Debiste retirarla de la carpeta.
-Es hermosa. Debes escucharla en la voz de Troyen.
-Andreas, esa canción... -no termino porque Tom me quita el teléfono, lo coloca en altavoz para hablar. Sabía que venían problemas.
-¿Qué es lo que quieres? -pronuncia fuerte y claro.
-¿Quién eres tú? -pregunta.
-Soy el autor de la canción.
-¿Y qué haces con Bill? -pregunta Andreas.
-Soy su esposo, aún. Querías hablar con el autor; estás hablando con él. Dime qué ofreces para que ceda mi canción.
-Eso lo debo hablar con Bill, no contigo.
-¿Y por qué? Si yo la compuse, es mía y no debes hablar nada con él.
-Sigues siendo muy inmaduro. No sé qué es lo que Bill ve en ti.
-Seguramente más de lo que ve en ti, por eso se casó conmigo.
-Eres un maldito trofeo.
-Mira, Andreas... -comienza Tom.
Le arrebató el teléfono a Tom. ¿En qué demonios estaba pensando ese idiota para decirle eso a él?
-Trate de hacer lo más educado posible contigo, pero definitivamente no captas nada. Primero, Tom no es un trofeo, es mi esposo, el hombre que yo amo. Segundo, le diré a Gustav que se contacte con Troyen para las condiciones que Tom me dará. Y tercero, si te sigues expresándo así de él, terminaré el contrato contigo, a pesar de que eres un buen representante.
-Pero el negocio es mío, Bill. No puedes dejarme a un lado.
-Entonces trabajarás de la mano con Gustav, pero no vuelvas a llamar.
-Bill, lamento todo esto, pero... -dijo Andreas.
-Ya deja de molestar a mi esposo -interrumpió Tom y colgó, bufando sonoramente. -No sé por qué lo tienes aún trabajando contigo.
-Es bueno en lo que hace.
-Sí, es muy bueno. Tan bueno que quiere meterse bajo tus sábanas.
-Tú eres el único que puede estar bajo ellas -le susurro sobre sus labios para luego besarlo. -Anda, vamos a descansar. Estoy cansado.
Me sonríe y subimos las escaleras en dirección a nuestra habitación.
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𝑵𝒐 𝑷𝒖𝒆𝒅𝒐 𝑫𝒆𝒋𝒂𝒓𝒕𝒆 𝑰𝒓 ⟬ᵗʷᶜⁿʳ⟭
Romancesιᥱmρrᥱ hᥲbrá υᥒᥲ sᥱgυᥒdᥲ oρortυᥒιdᥲd ᥱᥒ ᥱᥣ ᥲmor. ¿tom ᥣᥲ dᥲrá.? ¿bιᥣᥣ ᥣᥲ ᥲρrovᥱᥴhᥲrá? ⟥𝙵𝚎𝚌𝙷𝙰 𝙳𝚎 𝚒𝚗𝙸𝙲𝚒𝙾: 10-junio-2024. ⟥𝚏𝚎𝙲𝙷𝙰 𝙵𝚒𝙽𝚊𝙻 :