9. PLATEADO

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KILIAN

Kalon, salió de la habitación de Muriel, con una libreta en la mano, no era un secreto para nadie que al Rey le gustaba dibujar, el palacio estaba lleno de sus obras pero, no tan a menudo tenía la paciencia para retratar a alguien y Muriel no parecía el tipo de chica que se quedaría quieta, vi sus dedos con restos de carboncillo, en efecto estaba dibujando, cuando lo miré a la cara, su fría y dura mirada, me atrapó en medio del escrutinio qué le estaba dedicando

—Hueles mucho a ella — dije sin ocultar que quería saber lo que había pasado ahí dentro. Me picó todo, quería saber si al fin habían hablado pero una ceja se alzó en mi dirección — No quería ser obvio, pero dime ¿Qué pasó? — media sonrisa se plantó en su cara. No me diría nada— vamos hermano, muero de curiosidad

—No pasó nada —Para no pasar nada estaba de humor... bueno casi — ¿Vienes del pueblo? — cambio de tema y me limité asentir para él y sus agudos sentidos, todo se volvía más fácil, sabía que yo olía a hierbas y honestamente, a veces siento que me preguntaba cosas solo por cortesía porque a este hombre no se le escapaba nada

Caminamos por el pasillo y cuando estuve seguro de que la chica no podría escucharnos, hablé

—El consejo ha estado preguntando por ti

Se detuvo en seco y me lanzó una mirada, me obligue a permanecer quieto e invoque toda el aura de tranquilidad que podía manifestar, aun cuando me dieron ganas de encogerme y hacerme ronchita en mi lugar

—¿Han preguntado por mí? —asentí y me sentí inquieto cuando se cruzó de brazos, una risita nerviosa se me escapó —¿Por qué? No tenemos asuntos cercanos ni de importancia que puedan requerirme

Sus ojos me atravesaron y como era costumbre, su mente ya había maquilado miles de situaciones y seguramente ya sabía por donde iba la cosa

Mierda, otra risita nerviosa se me escapó y me maldije cuando quise controlarla

—Kalon se me ha salido el aire, perdón, pero ahora... bueno intenté desviar el tema pero se hizo una bola enorme, entre ellos se comunicaron y — suspiré — perdón, tienes que hablar con ellos

Suspiró y me hizo un gesto para que llegáramos a las escaleras, al menos no se puso furioso

—Mañana, llámalos a primera hora en la mañana, no más tarde, quiero estar con Muriel —asentí mientras le daba una ojeada a su libreta — daré un paseo, estás a cargo — dio un par de pasos hacia el ventanal que estaba frente a las inmensas escaleras y luego se detuvo mirándome sobre el hombro — Espera, tal vez si llegue más tarde, llévale el desayuno tú, dale un poco de lungo y no quiero a ningún curioso en su habitación

Y como era su costumbre se lanzó al vacío y lo vi desaparecer entre nubes y árboles

MURIEL

Desperté, pero esta vez fue diferente, no me sentí arrastrada del sueño, ni agotada, esta vez sentí que en veintiún años había descansado

Me incorporé, anoche Kalon me obligó a dormir de nuevo, lo busqué con la mirada, pero no estaba y no supe si eso me aliviaba o me causaba lo contrario

La puerta fue tocada un par de veces antes de abrirse, Kilian, entró con una sonrisa en los labios y una pequeña charola en las manos, El aroma de la comida se coló con fuerza en la habitación, fue tan intenso que sin saber que era, sentía el sabor del dulce, las especias y algo más en la boca, mi estómago gruñó

—Majestad, que buena pinta — dijo sonriendo mientras se acercaba hasta mí — Mi hermano me ha dicho que le traiga el desayuno — soltó otra risita — pero no le diga que yo se lo he dicho — se sentó en los pies de la cama sin dejar de hablar ¿Siempre era así de parlanchín?

KalonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora