- Capitulo 77 - Aleteo de Mariposa.

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Domingo.

Ruth 

Nada. 

Casi una semana y nada, la última vez que estuve en contacto con alguienfue cuando David llamó, después el desgraciado apagó el teléfono deManuel y no sabido nada más. 

He pasado por cada posible escenario, cada posible tragedia, he intentadocomunicarme con Ray y no me ha respondido ni una sola llamada, empiezoa hacerme a la idea de que mi Pulungulito está muerto y Ray me estáevitando por eso. 

He tenido el mismo dolor de cabeza desde hace dos días, he estadovomitando ese liquido asqueroso que llena el estomago y tengo los labiostan resecos que parecen lijas, tengo que pararme de esta cama y hacer algopara salir de aquí. Mani no ha molestado, he escuchado como se mueve porla casa y sentí lastima por él cuando lo escuche disculparse con su ex esposapor haber desaparecido. 

Lunes (2 AM) 

¿A que Dios se le reza cuando ya no quedan palabras? 

Necesito saber algo. Lo que sea. 

El teléfono me vibra en la mano que tengo debajo de la almohada y vuelvo atemblar viendo el teléfono de mi hermano en la pantalla.— Cuñadita. — Dice al otro lado y no me animo a abrir la boca. — Supongoque tienes una computadora cerca, necesito que aceptes la invitación queenvié a tu correo. — 

—¿Qué quieres? — 

—Dios mío, no pensé que fueras tan estúpida, una cara bonita no lo es todoRuth;  ya lo dije, quiero que aceptes la invitación. — 

Me muevo a la computadora pero por mas que presiono para aceptar la invitación que envió a mi correo, no parece moverse. La computadora se apaga repentinamente y lo escucho reír en elteléfono mientras la frustración empieza a volverme loca.La pantalla se ilumina otra vez y vuelvo a intentarlo pero esta vez pide unacontraseña, intento tantas combinaciones como me es posible hasta que lapantalla se pone totalmente azul. 

No recuerdo haber puesto ninguna maldita contraseña a mi computadora,maldita sea, maldita sea, maldita sea.— No puedo. — Digo intentando que la voz no se me quiebre.

 — A veces me pregunto si eres la mujer o la prisionera del Baka... — dice entono burlón — ¿No puedes?, explícame como pretendes cambiar tumiserable existencia por la vida de tu hermano si no puedes ni  usartu propia computadora... — 

No puedo llorar al teléfono, no puedo parecer mas débil delante de estepsicópata. — Como me das lastima, te haré llegar una prueba de que tuhermano está vivo... Y eso tienes que agradecérmelo a mí, no a Ray.Cuando termines el mensaje, te estaré esperando abajo. Justo ahora estoydelante de tu edificio, tienes veinte minutos y te llevo a consolar a tuhermanito. — 

Desconecta la llamada y me tiemblan las manos abriendo el mensaje deManuel. 

Me voy de culo al suelo con la imagen que llena la pantalla, no puedo verlela cara; la mascara de  negra solo deja al descubierto sus ojos y la boca.No pude verlo de cerca cuando nos atacó en la carretera, tampoco es quehubiera servido de mucho como tenia la cara en ese momento pero tiene la sonrisamas espeluznante que he visto en la vida, mueve la cámara acomodándolaantes de salir de escena y me llevo la mano a la boca con la imagen de mihermano atado con las manos en la espalda, se retuerce y patalea intentando zafarse del agarre y se me escapa un grito con el golpe en lacabeza que recibe.

Siento que me falta el aire, empiezo a marearme con las imágenes que lesiguen pero no puedo dejar de mirar. 

El audio es aun peor que el video, no lo soporto, mi bebé, mi amor...

Eros -BorradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora