𝑀𝑢𝑑𝑎𝑛𝑧𝑎 𝑦 𝑝𝑟𝑜𝑏𝑙𝑒𝑚𝑎𝑠
La playa de Malasia se extendía ante él, un paraíso tropical de arena blanca y fina, rodeada de palmeras altas que se mecían suavemente en la brisa marina. El sol brillaba en lo alto, enviando rayos de luz dorada que iluminaban el agua cristalina del mar.
El calor del sol se sentía en la piel, pero la brisa fresca del mar lo mitigaba, creando un equilibrio perfecto. El sonido de las olas rompiendo en la orilla era constante, un ritmo relajante que parecía sincronizar el latido del corazón.
En medio de este paisaje idílico, Yaga se recostó en una silla de playa de caña. Sus lentes de sol reflejaban la luz del sol, y su rostro parecía sereno y relajado.
Un vaso de coco fresco descansaba en la mesa baja junto a él. El aroma dulce del coco se mezclaba con el olor salado del mar, creando un perfume único y relajante.
Yaga respiró profundamente, sintiendo el aire cálido y húmedo llenar sus pulmones. Su cuerpo se relajó aún más, y su mente comenzó a vagar, dejando atrás los problemas y preocupaciones.
Pero la tranquilidad de Yaga se vio interrumpida por el sonido de su teléfono móvil, que vibraba suavemente sobre la mesa baja junto a él. Se estiró para agarrarla, y al ver el nombre de Ijichi en la pantalla, respondió con una voz relajada.
—¿Qué pasa, Ijichi?
La voz de Ijichi sonó preocupada al otro lado de la línea. Yaga escuchó atentamente, con su rostro manteniendo la serenidad.
—¿Sí? Continúa —dijo Yaga, su voz era tranquila y segura.
Ijichi siguió hablando, detallando los recientes desastres naturales que habían azotado el país. Yaga escuchó con atención, con su mente procesando la información.
Finalmente, Ijichi terminó de hablar. Yaga se tomó un momento antes de responder.
—No te preocupes, Ijichi. La escuela de Kioto puede manejar la situación. Y si es necesario, Gojo está al mando en Tokio. Él sabe qué hacer —dijo Yaga, su voz era confiada y calmada.
Hubo un momento de silencio al otro lado de la línea antes de que Ijichi respondiera. Yaga esperó pacientemente, con su mirada perdida en el horizonte.
—Gojo está usando tu oficina como antro por las noches —dijo Ijichi finalmente.
—No digas tonterías y confía en Gojo, Ijichi. Él es capaz —repitió Yaga, antes de despedirse y colgar el teléfono.
La llamada había interrumpido su tranquilidad, pero Yaga no permitió que la preocupación se apoderara de él. Se recostó de nuevo en su silla, cerró los ojos y dejó que el sonido de las olas lo llevara de vuelta a su estado de relajación…
Nanami apareció silenciosamente al lado de él, con su sombra proyectándose sobre la arena.
Tomó asiento en otra silla de playa, su movimiento era suave y fluido. Llevaba un coco fresco en la mano y dió un sorbo, con el líquido refrescante goteando por su barbilla.
—¿Qué quería Ijichi esta vez? —preguntó Nanami, su voz era baja y curiosa, mientras se limpiaba la boca con el dorso de la mano.
Yaga abrió los ojos lentamente, con su mirada encontrando la de Nanami.
Y sonrió ligeramente.
—Está preocupado por Gojo. Cree que no es lo suficientemente... ortodoxo —dijo Yaga, con su voz tranquila.Nanami arqueó una ceja, interesado.
—¿Y tú qué piensas? —preguntó, mientras daba otro sorbo a su coco.
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Compañeros de entrenamiento (Pausada)
FanfictionPanda e Inumaki están desesperados. Cuando se corrió la noticia de que los de primero vencieron a maldiciones de clase especial, Maki no quiso quedarse atrás. Eso no tendría nada de malo, si no fuese porque Maki los obligaba a entrenar con ella. Por...