Capítulo 2 - Amiga en la dificultad

369 61 25
                                    

Los días habían pasado y el ambiente en la fortaleza permanecía tranquilo pero el corazón de un alfa se encontraba entristecido

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los días habían pasado y el ambiente en la fortaleza permanecía tranquilo pero el corazón de un alfa se encontraba entristecido

–¿Está bien?– la suave voz interrumpió sus pensamientos

Un suspiro de frustración salió de los labios del alfa dominante

–No está en cinta– respondió cabizbajo

Los pasos se oyeron cada vez más cerca y en instantes una mano estaba sobre su hombro tratando de reconfortarlo 

–No lo entiendo, Misarya...– se pasó las manos por el cabello –¿Qué podemos estar haciendo mal?– preguntó casi en un susurro

–No debería estresarse tanto por algo tan insignificante, alteza– respondió con una leve sonrisa la beta

–Insignificante– repitió en un susurro

–La princesa ya posee cachorros ¿Por qué necesitarían más?– trató de animarle

Misarya era una beta que participaba como consejera de la princesa Rhaenyra, era leal a ella pero mantenía una estrecha relación con el príncipe Daemon.
La mujer se había convertido en una especie de confidente para el alfa y había comprendido su deseo de engendrar un  heredero. Sin embargo, también apelaba a la razón de que los cinco hijos de su esposa eran tan suyos como de la propia madre pero eso no era suficiente para él. Apreciaba a aquellos cachorros pero no eran suyos, no tenían su aroma y no le generaban nada

–Porque deseo uno mío, Misarya– respondió –Rhaenyra tiene cinco hijos, lo entiendo... pero ninguno es mío. Jacaerys, Lucerys y Joffrey son hijos de Harwin que aunque ya no se encuentre entre nosotros su recuerdo vive a través de sus cachorros. Rhaena y Baela ambas hijas de Laena y son la viva imagen de su madre ¿Cómo se supone que compito contra ellos?¿Qué se espera que sienta?¿Son acaso ingratos mis deseos?– habló con seriedad

Misarya permanecía en silencio observando el semblante entristecido del príncipe

–No se rinda, alteza, es probable que los dioses solo estén probando su paciencia– dijo suavemente –Tal vez debería hablar con el Maestre Gerardys, él podría tener una solución para su problema– sugirió

"Su problema" dos palabras que calaron en la mente y angustiaron el corazón del príncipe. Los recuerdos golpearon nuevamente en su cabeza

El Maestre Gerardys estaba delante de ambos alfas, Daemon sostenía la mano de Rhaenyra entre las suyas

–Altezas, puede ser un problema de ambos– comenzó el hombre –La princesa ya ha dado a luz tres hijos, sin contar que engendró a dos con Laena– expuso

𝑳𝒂 𝒔𝒐𝒎𝒃𝒓𝒂 𝒅𝒆𝒍 𝒅𝒓𝒂𝒈𝒐𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora