Las semanas transcurrieron como agua con los preparativos para el festival escolar de este año, todo el consejo tenía que supervisar distintas áreas además de participar en sus propias actividades, por lo que sus integrantes, apenas coincidían en los pasillos y en breves reportes en el salón del consejo, sin embargo, ocurrió la casualidad de que los dos varones del consejo se encontraban ahí. Ishigami se encontraba remendando una prenda del club de teatro y el presidente revisaba que toda la documentación requerida para el festival estuviese en orden.
- No sabía que supieras cocer, Ishigami -Dijo el presidente para intentar romper el hielo.
- No soy ningún experto, pero de niño me robaban el uniforme escolar y cuando lo encontraba estaba desgarrado por todas partes... como sabía que mis padres no irían a la escuela a reclamar, preferí buscar como arreglarlos yo mismo y, pues bueno, no hay mal que por bien no venga, ¿verdad, presidente? -Respondió con una naturalidad dolorosa.
- Eso es muy deprimente... -Se limitó a murmurar, tomándose un leve descanso de aquella pila de papeles para dirigir la mirada hacia su amigo, suspirando de manera profunda, tratando de armarse de valor para hablar.- Me voy a Oxford el año que viene.
Las palabras cayeron tan de golpe, que Ishigami sintió como si le dieran un mazazo en el pecho. Tardó un momento en asimilar esas palabras, dirigió la vista hacia su superior y lo miró directamente, esperando que hubiera algún remate para este cruel chiste, pero no fue así. Lo que recibió en su lugar, fue una sonrisa piadosa de parte de su presidente. Aquel que se encargó de sacarlo del infierno de su mente y a quien pudo llamar, por primera vez y con sinceridad, amigo.
Miyuki se aseguró de explicar todo con calma, la oferta de la beca, la prueba que hizo y su reciente carta de aceptación. Yu le escuchó con tranquilidad, sintiendo como la distancia que los separaba, que apenas era de unos pocos metros, se hacía más y más amplia. Miyuki terminó de hablar y miró a su amigo esperando una reacción, entendiendo que era su turno, Ishigami mostró una sonrisa.
- No quiero que te vayas... y me gustaría que te quedes, porque eres mi amigo -Era evidente cuan difícil era para él pronunciar esas palabras solo por la manera en la que su voz se quiebra.- Pero... es tu sueño, y sé que en Japón no tienes las mismas oportunidades, ya que tu eres el único alumno que entró aquí por méritos propios... es algo que te haz ganado gracias a tu esfuerzo y no quiero quitarte eso...
A mitad de la frase, sentía que las fuerzas se le escapaban y no tuvo de otra más que bajar la cabeza con tal de poder hacer salir sus palabras, sin embargo, antes de darse cuenta, una mano se posaba en su hombro y lo atraía hacia el hombro de su amigo para consolarlo.
- Me hace feliz que digas eso... Eres un buen amigo, Ishigami.
Esas palabras fueron la gota que derramó el vaso y Yu comenzó a llorar, no le importaron las apariencias y abrazó con fuerza a su amigo, quien le mostraba una calidez que ni su padre, ni su hermano mayor le mostraron jamás. Miyuki solo respondió de manera gentil dándole palmadas en la espalda hasta que Ishigami logró calmarse nuevamente, apartándose y quitándose su chaleco de lana para secarse el rostro, riendo con ligera timidez.
- Jeje... Disculpe presidente, creo que me dejé llevar.
- Descuida -Dijo con tranquilidad, pretendiendo que todo había vuelto a la normalidad, pensó que quizá, era lo mejor por el momento.
- Ah... también hay algo que quisiera contarte... -Ahora Miyuki era el sorprendido por la repentina determinación que invadía al peliazul, así que guardó silencio mientras el otro se levantaba.- La verdad es que, he estado planeando algo desde hace un tiempo...
Fue entonces que Ishigami, con lujo de detalle, explicó toda la situación; desde el momento en que comprendió sus sentimientos por la secretaria del consejo y todos los pasos de su plan, así como el momento en que pensaba ponerlo en marcha. Miyuki miró con incredulidad, como aquel muchacho tan retraído, le hablaba a fondo de un plan romántico tan desquiciado, tan alocado que apenas podía creerlo (lo cual era algo hipócrita de su parte, pero bueno).
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Enamorado de una cabeza hueca
RomanceEl amor es impredecible, inesperado y a veces, irónico; tanto como para hacer que caigas perdidamente enamorado de alguien que no para de burlarse de ti. Esto es lo que le pasó al joven Ishigami, quien trata de resistirse al flechazo que siente por...