Capítulo 10: Si tú no estás

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Llegamos, por fin, al Capítulo 10, después del tremendo viaje que ha sido el último capítulo. Gracias infinitas, de todo corazón, por la increíble acogida y las cosas tan bonitas que me habéis dicho sobre él, no puedo describir la ilusión que he sentido. Ha sido un capítulo muy bestia, para mí la primera, pero también muy importante para toda la historia.

Nos relajamos un poquito, que no se puede vivir siempre al borde del drama, y vamos a ver cómo ve Marta todo eso de hacer cosas por última vez que le toca vivir con Fina ahora que ya sabe que no va a poder vivir para siempre.

Desqui, saca el vodka, que este va por ti.

Capítulo 10 de Canciones para Fina (ya el 10!): Si tú no estás.

Ojalá que lo disfrutéis muchísimo, y que luego me lo contéis también. Gracias siempre.

Nos leemos pronto!

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BANDA SONORA: Si tú no estás - Rosana (1996)

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No quiero estar sin ti, si tú no estás aquí me sobra el aire.

No quiero estar así, si tú no estás la gente se hace nadie.

No quiero estar sin ti, si tú no estás aquí me falta el sueño.

No quiero andar así, latiendo un corazón de amor sin dueño.

Pasearé en un cielo sin estrellas esta vez,

tratando de entender quién hizo un infierno el paraíso.

No te vayas nunca porque no puedo estar sin ti,

si tú no estás aquí me quema el aire.

Si tú no estás aquí no sé qué diablos hago amándote.



Toledo, 4 de agosto de 2005

Fina llevaba ya un rato sentada bajo la sombra de un árbol frondoso, ante una caña bien fresquita, desesperada por el calor asfixiante que no daba tregua en el verano insoportable de Toledo. Si lo hubiera elegido ella, no habría salido de casa en esas condiciones, pero esa mañana había recibido una llamada proponiéndole una cita y no había podido -o no había querido- negarse. Estaba sorprendida por la buena voluntad que había comenzado a despertarse en ella con respecto al resto de la humanidad, sobre todo teniendo en cuenta los largos meses de letargo social que se había autoimpuesto tras la muerte de Marta. Sabía, aunque le ardía por dentro, que se lo debía a ella. A ella y a su afán por removerle la vida en cada carta, forzándola a ir hablando con unos y con otros gracias a la maraña de recuerdos que iba tejiendo con maestría a su alrededor. Lo había hecho tan bien, que había logrado que no rechazara de plano ofertas como la que la había traído hasta ese lugar. De hecho, es que ni se había planteado decir que no, aunque eso en parte era culpa del reconcomio que corroía sus pensamientos desde el encontronazo con Andrés en el cementerio.

Los últimos días no habían sido fáciles, pero era capaz de reconocer que la dificultad no se parecía en absoluto a la que enfrentó en sus primeros días sola. Ya no era que cualquier mínimo esfuerzo y hasta la acción más insignificante le supusieran un reto insuperable, ni que cada bocanada de aire que entraba en sus pulmones le abriera las carnes en dos al hacerla consciente de que ella seguía viva. El vacío ya no estallaba en su corazón embadurnándolo todo de dolor y amenazando con ahogarla. Ahora ya no. Podía hacer muchas cosas, y se había acostumbrado a respirar con normalidad otra vez. El vacío era distinto, y aunque seguía pesando, ya no la ahogaba. No dolía menos, pero dolía mejor. Odiaba la palabra, porque no quería ni plantearse que pudiera relacionarla con la ausencia de Marta en algún momento de su vida, pero por momentos amenazaba con ser tolerable. Y aunque le repatease escandalosamente en su orgullo y su voluntad, si no hubiera sido por ella y sus dichosos sobrecitos, tal vez nunca habría alcanzado este punto.

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⏰ Última actualización: Nov 19 ⏰

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